331. C-Kan ,
valla, me re encantó la historia de sweet stefy me identifiqué mucho con la historia, grande!
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valla, me re encantó la historia de sweet stefy me identifiqué mucho con la historia, grande!
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Saludos.
Esto no es una historia... Es un poema que lo escribí hace unos días, pero en modo de historia. Eh haver que les parece:
las heridas sanarán - Poema.
Las eridas sanarán:
Un día sentí,
que todo ha desvanecido,
y aún así,
entre las nubes estaba perdido,
Y de por sí en un chasquido,
el sol ha desvanecido,
por tantas noches frías y tristes,
la llubia estaba conmigo.
Me acompañaba en cada momento mientras cesaba,
a su vez reflejava mi sentimiento mientras me acovijaba,
Compartía mi llanto conmigo con esas lágrimas que mojaban,
aquellas las que caen
a páramos pequeños y gotas,
gotas que sentía y a la vezz observaba,
la tristeza que en mi alguna vez se apoderaba,
muchas noches acompñado de ella
mientras con los ojos entrecerrados rezaba
apreciando la luna y las estrellas.
Con esa esperanza esas heridas curaban,
lloraba como un hombre luchador que solo el bien buscaba,
y deseaba el bien a sus seres queridos que con amor le alababan,
y que todo lo que hayan sufrido solo en un simple mal recuerdo se quedara,
rezaba para volver a tener esa luz y esa felicidad,
anhelaba que toda la tristeza terminara
y me libraría del sufrimiento y de la enfermedad,
con el tiempo deseé que el momento llegara,
para que me guiarías tras esta ansiedad.
hasta que pasó una noche, una noche fría,
inmóvil, acostado en mi cama yo llacía,
En ese estado y en esa llubia donde mis sentimientos identificaban,
con el corazón y con toda el alma mía
librarme solamente de esto necesitaba,
esperaba que pronto todo terminaría
que con mis seres queridos nuevamente estaría
y que todo el sufrimiento y el dolor en mi se alejarían.
en mi cama cerraba los ojos mientras sentía
una sensación de alibio en mi ser,
y una luz no me dejó de ver
de pronto escuché una voz de un Ángel que firmemente me decía:
"Pronto las eridas sanarán.
la paz y tranquilidad que alguna vez sentiste ahora sentirás,
el sol se alumbrará
y la esperanza en ti aparecerá.
No temas por ti ni de lo que pasará,
no te rindas, no te caigas, la luz te acompañará,
las fuerzas y el aliento a ti regresarán
y te darás cuenta que todo fue un mal sueño en el que despertarás."
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tal vez esto no va acá, pero sea como sea me causa curiosidad y cierto interés. Lo que pasa es que por cuestiones de la vida me encontré con un post en Reddit blind o como se escriba eso donde alguien preguntaba que si escribener era accesible y esas cosas, y otro alguien mencionó a adobe in design y como yo no sabía de qué estaban hablando, hice una googleada rápida y me enteré que este par son programas de diseño y auto maquetación de libros.
De inmediato se me vinieron a la mente varias personas ciegas de las que sé que publican en páginas como Wattpad, fanfiction y similares, y otros que ya hasta han escrito su propio libro incluso.
He trabajado en Word desde que aprendí a manejar un computador, y sé lo engorroso que puede ser la edición estética de un documento cuando no lo ves por obvias razones.
Yo me manejo en el procesador de textos y todo eso, pero antes de enviar algo que yo considero importante siempre pido la opinión y la ayuda visual para corroborar si estéticamente luce bien, los párrafos están corridos, las sangrías son simétricas, la alineación está bien o hay mucho espacio o por lo contrario no hay el suficiente, y esas cositas que NVDA no te dice pero que tienen que corregirse sí o sí.
Mi pregunta es para los escritores de la sala española, (haber si me animo y pregunto en la inglesa también) ¿cómo diantres hacen para la escritura de sus obras? ¿Escriben así recorrido en un documento cualquiera y lo editan con los parámetros básicos? o siguen las reglas generales de escritura como lo del primer párrafo de cada capítulo y la no sangría, la sangría de los siguientes, lo de las letras recomendadas, y si, lo de manejar las rayas de diálogo y demás signos de puntuación que marcan y delimitan escenas, información adicional y esas cosas de las que ustedes saben más que yo ????
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@gaisgeach_marbhtach, yo pongo la raya cuando es diálogo entre personajes, las comillas angulares cuando son pensamientos de personajes, y cuando cambio de perspectiva entre personajes suelo poner un *-* jaja. Los capítulos los pongo centrados y con hencabezados, y los subtítulos un hencabezado menor.
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Buen día chicos, recién encuentro este hilo, y me encantó, vengo con una pregunta, y quiero compartirles un minicuento escrito por mi.
La pregunta es si pueden recomendarme algún taller por internet de creación literaria?
aquí mi primer aporte.
Federica:
Cuando abrí la puerta de casa como todos los días lo primero que escuché fue la voz rasposa adormilada de mi padrastro.
Fede sos vos? Ya llegaste?
Qué suerte! Porque ya estaba con muchas ganas.
Sácate la túnica y tráeme el vino, y ya sabes!
Esperé un rato hasta escuchar otra vez los ronquidos.
Me saqué la túnica, y descalcé.
Tomé el aerosol de matar las cucarachas.
Sabía que él estaría dormido como siempre boca arriba con la boca abierta.
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hola gente! hace algún tiempo, inicié una saga llamada despedidas y regresos en el boxeo, saga que falta continuar y que está en mi bloc, pero luego de leer tantas cosas acá, decidí compartir con ustedes uno de estos escritos, ya que si bien es cierto el mismo es sobre el pugilismo, al ser una historia, puede encajar perfecto en el hilo y claro, ser corregido por ustedes que conocen más que yo del tema. nada, sin más que decir y para no seguirlos aburriendo, acá va
Despedidas y regresos en el boxeo 5.
Victor Young Perez
Nacido en Túnez el 18 de octubre de 1911, Victor Young Perez quien era hijo de padres judíos, Iba a pelear más de la cuenta. A él, le iba a tocar un trago amargo e inesperado, del cual no se repondría jamás.
Decir que en 1931 se hizo campeón mosca en Francia, y que se adjudicó la faja International Boxing Union del Campeonato mundial de pesos mosca con un KO en el segundo asalto al campeón americano Frankie Genaro, es un logro importante. en ese momento, Victor podía decir con orgullo que era un monarca, y que su familia de bajos recursos económicos, podía sentirse satisfecha con su trabajo.
133 combates, 92 victorias (28 KOs), 26 derrotas y 15 nulos, hablan de muchas batallas sobre el ring y de un púgil esforzado que a sus 17 años tuvo que irse a Francia para buscar nuevas y mejores oportunidades dentro del mundo del boxeo, las cuales iban a sonreírle desde temprano.
Johnny King, Viktor Ferrad y Valentin Angelmann, solo eran algunos de los contendores que no pudieron ante el prodigio tunecino, quien con técnica y resistencia, iba escalando peldaños a pasos agigantados, hasta enfrentar a Genaro y convertirse en ese momento, en el campeón mosca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB)
Ganar el cetro mosca y que su carrera descendiera, fueron dos cosas iguales. Fiestas, alcohol y romance, hicieron que de manera gradual, Victor Young Perez
No fuera el mismo dentro del cuadrilátero.
Pero no iban hacer los placeres, los que harían de Victor un púgil cuya historia quedara para la memoria de todos, sino que en su caso, el destino le tenía un final inesperado.
La última vez que Victor Young Perez Estuvo sobre los encordados de manera profesional, fue en diciembre del año 1938. Se puede decir que en ese momento el africano había guindado los guantes o al menos, eso pensaba él.
Un mes antes de esta última reyerta, en la vecina Alemania, ocurrieron eventos, en la historia mundial, conocidos como Kristallnacht. Entonces los nazis comenzaron a exterminar al pueblo judío: destruyeron sus hogares, escuelas y sinagogas. A pesar de esto, Pérez, que era judío, decidió quedarse en París debido a un romance con una actriz llamada Mireille Bali.
Pero En junio de 1940, los fascistas se apoderaron de Francia y Victor Perez estaba allí. Fue llevado como prisionero al igual que otros muchos, y aquí le tocó pelear de nuevo, aunque fuera en contra de su voluntad.
Ganar y vivir, perder y morir. Esa era la orden para Victor. Era obligado a enfrentar a hombres más pesados para divertir a los nazi, los cuales aseguraban vida para el ganador de cada combate, pero muerte para el derrotado.
Luego de cada combate, comían para reponerse pero nada, había que volver a pelear. Se dice que Victor compartía su comida con los otros prisioneros, y justo cuando intentaba pasar a uno de ellos un pedazo de pan, le dispararon tres meses antes del final de la segunda guerra mundial.
Un héroe cuyos guantes colgaron a balazos, pero cuya historia no perecerá jamás. Un grande dentro del ring, pero un verdadero monarca fuera de este.
Victor Young Perez, es el vivo ejemplo de que nadie termina de escribir su futuro, y que las cosas pueden cambiar para siempre en un solo momento y sin retorno. Un campeón que peleó para ser grande y para sobrevivir, un grande que incluso murió lejos de los suyos.
Victor Young Perez, es la historia más allá de los libros, la entrevista más allá de las cámaras, y es el cinturón más allá de una gran pelea.
Hablar de este gran campeón, es hablar de la historia que trasciende. Es ver al boxeo como el gran salvador que realmente es, verle más allá de un simple deporte, verle como ese arte que á salvado vidas, y que a otros muchos se las á cambiado para bien.
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Buenas, chicos.
Espero que estén bien.
En esta ocasión vamos a analizar la segunda parte del olibro... ¡ah, que esto no es clase de literatura... joder! xD.
Como les decía, les traigo el capítulo 10 de la novela "La ciudad del caos.
Primero que nada, muchas gracias a mi amigo @jesusuruguay por dejarme como administradora y propietaria de su blog, audio juegos y más. Y es ahí donde la publiqué ahora.
Luego también la publicaré en mi blog y actualizaré este mensaje..l. o si quieren verlo desde este otro también, tienen la libertad de elegir.
"entren aquí para verlo (https://audiojuegosymas.blogspot.com/2021/10/una-historia-para-contar-la-ciudad-del.html)"
¡Disfruten!}
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paso para dejaros esto: Sus labios eran suaves, tan suaves como seda y sus largas pestañas áureas la hacían casi etérea; la sensación de sus brazos apretándola, de piel contra piel, ver de nuevo el cabello dorado caer hasta donde la espalda pierde su nombre; sin duda alguna estaba en su lugar seguro, allí, con ella sin saber ni como ni cuando ni cuanto, pero con ella. El sonido de un timbre interrumpió su beso. ¿Cómo se atrevían aquellas campanas a interrumpir semejante beso? La unión pura de dos almas gemelas rota por algo tan banal.
_Diana, despiértate.
«¿Qué despertara? ¡qué se despertara! No me sale de los ovarios despertarme« pensé mientras abría los ojos y su cabello rubio desaparecía de mi mente.
Me puse en pie y caminé hasta la ducha sin hacer caso a mi madre, el espejo me devolvió mis ojos grises repletos de ojeras y el engreñado cabello castaño completamente lleno de nudos y de rizos rebeldes. Me metí a la ducha con cara de asco, no comprendía quién era aquella chica o si siquiera existía, solo tenía claro que mis poemas y todos mis escritos se orientaban a su cabello de sol y a sus ojos de cielo, a su lilial piel y a sus manos de nubes; me apliqué el champú a toda velocidad, con ya algunos versos dibujándose en mi cabeza.
Al sentarme en el comedor no hice caso de lo que decía mi madre, algo sobre mi recién descubierta anemia que hacía de mi piel apergaminada y amarillenta, envejecida, si me preguntaban a mí.
Salí a clase con el mal sabor de boca en los labios, aproveché el metro para escribir el dichoso poema que leí una y otra vez antes de descartar mientras apoyaba mi cabeza en la ventana del atestado metro de Madrid y me preguntaba cual sería el nombre de aquella chica que vivía en mi mente “¿Acaso tendría que ponérselo yo?”. Cerré los ojos un instante, la pensé, me recreé en sus labios acorazonados y en sus ojos cielinos, “CKristen”. Ella se llama Kristen, supe sin más; sin más la bauticé.
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HOOLA CHICOS, BUENO ESTE HILO ME GUSTA Muchísimo, de hecho cada vez que me conecto lo rebiso. y les pregunto: ¿cuál es su mejor manera para que vaya fluyendo la creatividad de lo que van a escribir? gracias
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yo ando viendo si empieso a escrivir una historia que me vino a la mente luego de escuchar el mismo comentario sobre mi en mi familia,
mira que grande está,y antes hera puro pañal. tan chiquito,que pañal de talla chica le llegava hastá los sobacos
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Buenas tardes/boches, chicos.
Lo prometido es deuda, es algo que jamás podría olvidar. Les traigo el tercer capítulo de la historia corta que he estado subiendo por aquí. Si la comparten, si les gusta, recuerden darme los créditos y muchas gracias, de verdad.
Cuando la termine, pienso subirla a wattpad. Aquí sensuro partes de los capítulos y tal por ser un foro, pero cuando la corrija y tal pasaré el enlace. Este no es el último capítulo, pero no falta nada para el final porque justo es una historia breve.
Gracias por esperar, gracias a todos por todo.
Los sauntacks que utilicé para escribir el capítulo fueron: The murder, astor y Danessa, De Alex Sirvent. Pueden buscarlos si quieren leer el capítulo ambientados.
Si no entienden, recuerden daarle una releidita a los dos anteriores.
Sin más, gracias, y siempre pueden darme sus críticas, opiniones, ultrajes, y todo lo demás.
Debería responder algo, debería abrir la boca y gritar a los cuatro vientos todo lo que me ha oprimido el pecho durante estos cuatro años. Debería no tener el cuerpo congelado, los ojos a punto de estallar y el corazón apuñalándome las costillas.
Debería colgar la llamada, debería…. Debería tantas cosas…
Pero en su lugar, soy incapaz de reaccionar. Cada que inspiro, el aire por algún motivo no cala hasta mis pulmones, no llega a mí; me duele solo el hecho de llevarlo hasta mis vías respiratorias. Me arde el alma, me arde el cuerpo.
No entiendo nada y la sensación de estar perdido me arrasa por completo.
—¿Pe… perdón? —murmuro, con la voz clavada y las lágrimas retenidas a duras penas.
Durante un instante, no recuerdo lo que acaba de ocurrir. Sé que tengo el móvil en la mano, sé que José Luis me lo dio, sé que tengo a otra persona al otro lado de la línea, pero el aturdimiento no me deja pensar. Las olas agresivas de pensamientos,. Gritos, recuerdos, rencores, sensaciones me lanzan boca abajo en un mar de pánico.
Estoy inmóvil.
—Es un maricón, Roberto —le dijo a mi papá—. Como pasó con tu hermano, como ocurrió cuando llevó a… ¡Cuando llevó a su prometido a su casa! —gritaba, su voz teñida de un asco que me partió el alma—. ¡Yo no voy a permitir que mi hijo acabe en eso! ¡Que mi hijo sea una aberración! ¿Cómo diablos le pueden gustar los hombres? ¿Cómo, si tú y yo lo educamos como un hombre de bien?
Mi padre se quedó callado durante unos instantes. Solo suspiró, era probable que la causa perdida que era su hijo estuviese llenándole de decepción el corazón y preocupación la cabeza.
—Lo voy a solucionar, Cinthya —Fue lo único que replicó—. Es solo una faceta y voy a ayudar a Julián a que olvide esa estupidez.
Esa frase fue mi fin.
Esa frase marcó los peores años de mi vida.
Esa frase, dicha por el hombre que me dio la vida, fue lo que me la arrancó.
—¡Julián? —dice de nuevo la voz al otro lado del móvil, abofeteándome de nuevo hacia la realidad—. ¡Mi hijo? Mi amor?
—¿Julián, amor? —inquiere José Luis, verdadera preocupación cruza sus ojos.
El asco me tiñe, una capa de desagrado, rabia, odio y pánico que me cubre como grasa maloliente. Quiero limpiarme, quitármela, desaparecerla. Quiero desaparecer todo lo que me recuerde a la maldita familia Roldán y todo lo que yo tenga en común con ellos.
—Mira, yo solo llamaba para… yo solo…
Ya recobrado, la furia explota en mi pecho, me demuele la coherencia y casi me hace doblarme a la mitad.
—Hola, señora ——la interrumpo—. Buenas tardes. Sí, en efecto, me gustaría saber para que me llama. ¿Qué se le ofrece?
José Luis me mira, asombrado. El silencio en el móvil me indica que por allá también se encuentran sin qué decirme.
—Julián, yo… bueno, yo… yo… tu padre y yo queríamos llamarte para desearte feliz cumpleaños —responde en un hilo de voz—. Hace años que ya no te vemos, que no quieres vernos a ninguno de nosotros y… ya no quería pasar más tiempo separada de ti. Yo… yo lo siento, y…
No puedo escucharla más, no quiero escucharla más. La agitación que crece en mis adentros me obliga a ponerme de pie, caminar, pasarme los dedos por el pelo, reprimir las ganas que tengo de mandarla al maldito infierno. No tengo por qué quererla, por qué amar a la persona que firmó mi muerte. No quiero, no me interesa nada de ella. De ellos, de ninguno.
—Disculpe que le sea tan sincero, Cinthya, pero hace mucho tiempo usted perdió ese derecho hace años. Yo dejé muy clara mi posición, le dije que no quería volver a verlos jamás. Y decía en serio lo de “jamás” —estallo, remarco mis gestos y siento la adrenalina acompañada del enojo empaparme el juicio—. Les pedí todo lo amablemente que pude, que se largaran de mi vida. ¿Por qué? Simple y sencillo, porque ustedes, suponiéndose mis padres, me… me mataron en vida —susuro—. Me mandaron al infierno.
—Julián…
—¡Julián nada! ¿No quiero oír nada! ¿no me interesa! ¿Por qué? ¿para qué? Para escuchar disculpas falsas de gente que realmente no siente lo que hizo —la corto. No quiero, no quiero no quiero oírla. No me interesa. El daño late, la cicatriz podrida cubriéndome e corazón.
José Luis solo me mira, anonadado, desde el sofá en el que nos hallábamos hace unos instantes. Tampoco le pienso perdonar el hecho de que haya arruinado otro de mis cumpleaños, mi tarde con mi marido. Él todavía tiene el brazo sobre el espaldar del mueble, donde tenía mi cabeza recostada; donde estábamos felices.
—Por Dios, Hijo, entiende una cosa: nos dijiste que eras gay, que te gustaban los hombres. Para nosotros, eso no era normal, no era algo aceptado por Dios, por la gente, por nuestra crianza. Tuvimos miedo, muchísimo miedo, necesito que lo entiendas, y por eso… —remarca histérica, ahora, mi madre. En cuestión de segundos, esta “conversación” inesperada ha tomado un giro dramático que no quiero seguir soportando.
—Podrían haberlo cambiado ustedes, mam… —me interrumpo—. Ustedes podrían haber hecho la diferencia, haber logrado hacerle entender a nuestra familia… su familia, que yo no era un bicho raro, una aberración. No Aunque… eso era imposible: ustedes sí creían eso, ¿no?
Por unos instantes, solo oigo mi respiración, mi agitado corazón, mi desilusión. Creo que José Luis se ha puesto de pie porque he oído el chirriar de sus sandalias contra el suelo; y ese sonido es el que logra sacarme de mi ensimismamiento, es mi cable a tierra. José Luis es todo lo bueno que ahora representa mi vida y la mujer al otro lado, lo malo.
No parece que hable de mi madre. No se ha oído de un hijo que desprecie a las personas que le dieron la vida, que no sienta un verdadero deseo de encontrarlos cara a cara consigo.
Me abruma pensar en que yo pueda ser ese hijo, el que odia a sus padres.
Me aterra saber que bajo mi odio, se anida el más fuerte de los amores, ahorcado por la más grande de las traiciones.
Me asusto.
No me reconozco.
Cuatro años he vivido con el valor, el fuego, el desprecio quemándome como el incendio que arraso la clínica. Mi cara lo atestigua cuando, inseguro, el mechón de cabello rizado con el que José Luis ama jugar, tapa el lugar donde antes estaba ese lunar que mi madre besaba.
Antes, ya no está.
—Nunca dejamos de amarte… —vuelve a decir ella tras estos segundos.
—No me importa. Y no te pregunté eso —replico.
—Sí, Julián, no te voy a mentir. Que tu fueras un mari… —De repente se corta, y el puñal de ese “mari”, me surca el pecho, me ahoga—. Que eres homo sexual, fue difícil de aceptar para nosotros. Cuando el agente vino por ti, te golpeó, y te llevó, incluso pensamos que era lo correcto. Esa es la verdad.
“Ya es muy tarde, Mamá”. Es lo que grita mi mente.
Una parte de mí esperaba otra cosa, sí. Estos años, siempre he esperado otra cosa.
—Siempre quise creer que no era así, ¿sabes? Que me amabas, que me amaban. Jamás se me cruzó por la cabeza que —tomo aire, inestable—, que mis padres me odiaran. Nunca pensé que alguien pudiera sentir asco por su propio hijo, y ustedes son esa prueba, la demostración de que sí.
Siento algo cálido que me sobresalta, que hace a mis palabras cortarse: es la mano de José Luis, y su perfume, que me devuelven a la realidad. Mi espalda se relaja, mi corazón se hunde y, por instinto, recuesto la cabeza justo en la base de su cuello. Aceptar que necesito que me proteja, que vuelva a cocerme los pedazos no se siente tan humillante cuando él ya me ha reparado hasta las huellas en mi cara.
Me aferro a él porque yo no soy suficiente para mí. Huelo su aroma, el vibrar de su respiración me mantiene como una cuerda, atado a lo poco que soy-
—Nos dimos cuenta de que no eras nada de eso, corazón —vuelve a hablar mi mamá—. Entendimos, cuando te vimos en ese hospital, que te habíamos causado el peor de los daños. Que… —Su voz flaquea—, que habíamos perdido a nuestro niño.
Río, amargamente. No tengo fuerzas para nada, y las lágrimas sonríen a la piel de José Luis, por donde se deslizan.
—Me violaron —mascullo—. Me tocaron. A tu hijo, al maricón, lo encerraste en un lugar donde otros tipos igual o más maricones que él lo desvistieron, le pegaron, lo mordieron, lo hicieron perderlo todo. Porque esos hombres, que ustedes pensaron que eran rectos y correctos, son monstruos que tampoco se aceptan y se limpian la porquería en los demás.
Esta vez, casi estoy gritando.
—Después de acabar, solo se reían, mamá —Vuelvo a susurrar—. Ellos quedaban satisfechos y yo inconsciente.
Escucho un sollozo que no me toca el alma. Que solo la roza envuelta en una cúpula de cristal.
—No te quiero en mi vida, ni a ti ni a él —zanjo, porque es cierto—. Ya no tiene caso.
—Julián, mi amor, perdó…
—Cuando estaba chiquito, me hiciste creer en superhéroes. Tanto, que creí que ustedes eran los míos, mamá —la interrumpo, y el “mamá” es tan involuntario que pronto me arrepiento—. Esto me demostró que los superhéroes también pueden ser villanos cuando no les conviene salvar a alguien.
Al otro lado de la línea, Cinthya deja salir ruidos que, si no la conociera, parecerían pequeños carraspeos por cualquier cosa; sin embargo, está llorando.
¿Qué hijo hace llorar a su madre? No lo sé. Yo, pero solo llora porque primero ella provocó el llanto de su hijo.
¿Qué madre hace llorar a su hijo?
José Luis aprieta sus brazos en torno a mí. Me siento diminuto, pequeño, de nuevo, pese a que no soy precisamente corto en estatura. Aunque en su pecho, cualquiera es capaz de sentirse así, frágil, enanito.
—Dios, Julián, mi amor… —repite y repite mi madre.
El terremoto de mi interior solo avanza, y avanza. José solo lo contiene, lo para, pero así como puedo sentirme pequeño en su abrazo, eso es lo que me vuelve gigante fuera de ellos también.
—No soy tu hijo, no soy tu amor. Los Roldán no son mi familia —sollozo y levanto la cabeza, para mirar a los ojos oscuros de mi marido—. Mi única familia es… es él.
—¿Él? —inquiere la mujer al otro lado.
—Sí, él. Mi esposo —me explico.
¡Idiota, mil veces idiota! No tengo por qué justificarle nada. No le importa. Que se pudra. Aunque… está bien que lo sepa, que entienda que ni sus esfuerzos por volverme un “hombre de verdad” consiguieron nada.
—Conseguí su número por…. Porque pregunté por él en el hospital —acota Cinthya—. Pensé que podría darme información de ti, as… nunca pensé que tú… que él.
—Pues ya lo sabes —asevero—. Ya sabes a donde no llamar.
José Luis niega con la cabeza. Conociéndolo, sé que piensa en lo duro que estoy siendo.
—No me arrepiento de llamar —responde, su voz teñida de una emoción que no entiendo.
—Yo sí de que hayas llamado. No necesitaba el saludo y, de `paso, la amargura en mi cumpleaños —afirmo.
Es mejor de este modo. Nada se me olvida, y mostrarme débil es algo que jamás voy a permitir, no de nuevo. Ella no se merece, ninguno de los dos se merece que me acerque. No quiero, no me interesa.
Pasa por mi mente el pensamiento de que esta sensación, esta emoción, siempre se ha aferrado a mí. He vivido con ella, y… y eso, aunque no lo quiera, me vuelve algo monstruo a mí también.
—Quiero que entiendas que yo jamás he dejado de amarte, Julián, ni tu padre ni yo. No ha sido fácil aceptarte, pero...
¡Es suficiente! ¿Qué no entiende lo que le digo?
Le interrumpo. Si sigue hablando, aventaré el móvil de José Luis contra la pared. Quiero que se calle. Contrario a lo que hubiera pensado, oír su voz no me trae alivio, ni me hace doblarme por el dolor; o no tanto como yo esperaría. Solo abre un hueco en mi pecho y hace que los días más negros revivan.
Estoy determinado a parar esto de una vez, ya no más. Me despego un poco de José y sostengo el móvil.
Fuerza, Julián, fuerza. Ya basta de tonterías.
—Lo que tú sientes no es amor —zanjo—. No sabes qué es eso. No conmigo, nunca conmigo. No se mata a alguien que se ama y yo no puedo olvidar. No me pidas que lo haga porque no, porque es ridículo. Porque me llamaste esperando que me desmoronara a llorar, pero resulta que siento todo menos dolor y te escucho y no te reconozco. Pensé que me amabas, pero no, no sabes qué es eso, no sabes qué demonios es sufrir porque tus padres te dejaron botado en un loquero para gays.
Es una mentira blanca lo de que no me duele su llamada. El dolor, más bien entiendo, parece ser tan fuerte que ni yo lo puedo asimilar.
—Julián pero enti...
—No quiero entender nada. No tengo que entender.
—Por favor, ponte en nuestro lugar...
¿Qué? Casi quiero vomitar por lo que me provoca escuchar eso. Mi estómago se aprieta, y siento algo ardiente subir de mi cuello a mis mejillas, haciendo a mi rostro aumentar la temperatura. Mis manos, desatadas, comienzan a temblar, y, de pronto, mi garganta es más pequeña. El aire apenas llega a mí, a mis pulmones, y ya no hallo mi voz.
—¿Que se sentiría que te dieran descargas eléctricas? ¿Qué te quemaran? ¿qué te desgarraran?
Silencio. Maldito Silencio. Cae sobre ellos, sobre mí, sobre José Luis. El odio y el rencor me retuercen las entrañas, y quiero acabar con esto ahora.
—¿Adivina qué? Eso pasó su hijo. No me pidan que me ponga en su lugar, porque si lo hago, acabaré odiándolos más. Ya no soporto odiar a nadie. Estamos bien así, Cinthya. Piensa que sigo allá, volviéndome un hombre real. Es lo mejor para todos.
Me preparo para cortar la comunicación, y sin embargo, ocurre algo que me sorprende y me desestabiliza a tal modo, que durante dos segundos, no soy consciente de nada. José Luis me agarra la mano, y vuelve a poner el móvil en ella.
—-todavía no hemos acabado, Julián —determina, sin lugar a protestas—. Todavía hay que decir y vas escucharlo, amor, quieras o no. Perdóname, pero sé que lo necesitas.
La traición y la furia aumentan, y mi torrente sanguíneo se dispara hacia todas partes. Deseo correr, gritar, huir, desaparecer, pero me mantengo inmóvil; anonadado.
—Dame solo unos minutos, Julián —pide ella, que ahora llora sin control. Las mismas lágrimas parecen jugar a las carreras por mi rostro.
—Ti… tienes cinco minutos —jadeo.
No quiero oírla.
No quiero nada de ella.
Algo, no obstante, me impide sacudirme a José Luis y cortar la comunicación.
—Yo te amo, mi amor, eso jamás lo dudes —comienza ella—. Solo… solo que… tuve miedo.
—¿Miedo de qué? —quiero saber—. ¿De que tu hijo fuera una burla? ¿De que no te diera nietos o algo una estupidez así?
—De que te pasara lo mismo que a Samuel —responde ella, y no la entiendo—. De que acabaras como él.
—¿A qué te refieres?
—Tuve miedo de que fueras víctima de algo… como él, como le pasó a él —solloza mi madre, confundiéndome cada vez más.
José Luis vuelve a posicionarse a mi lado, para abrazarme por los hombros. Le noto alicaído, tenso, y sé lo desgastante que ha de ser todo para él. No entiendo, entonces, por qué motivo me pidió continuar con esto.
—¡Habla claro, maldita sea! ¡No entiendo nada! ¿Quién era Samuel? ¿Qué le pasó? —le insisto.
Hay silencio por unos momentos, atenuado gracias a mis respiraciones agitadas y a un zumbido lejano. Cuando trato de averiguar de qué se trata, enfoco mi vista en la ventana del salón, solo para darme cuenta de que ha comenzado a llover. Se emborrona el cristal, ya no sé si por mis lágrimas, la lluvia o lo que sea, pero no distingo nada. Mi cumpleaños vuelve a ser sombrío.
—Samuel era mi cuñado, hermano de tu padre. Era el hijo menor de tus abuelos paternos, tu… el sería tu tío —por fin, da respuestas ella—. Tu padre y yo aún no nos casábamos, éramos novios en ese momento. Tú estabas muy pequeñito, pero lo adorabas. Era un vínculo hermoso el que tenían —prosigue, con voz temblorosa—. Pero él era, así… él era como tú.
—Gay? —le pregunto.
—Sí —suspira—. Tenía un novio, un prometido y tenían planeado ir a casarse en el verano de aquel año a Brasil. Todos lo queríamos mucho, aunque pues… siempre había una reserva, algo entre nosotros. Yo jamás había conocido un hombre de ese tipo.
—¿Qué le ocurrió? —apresuro.
No quiero que le de más vueltas.
—Unos días antes del viaje, salió con Sebastián, su novio. Ellos… ellos no disimulaban nada, no disimulaban sus cosas, eso que hacían. O sea, se besaban, se tomaban la mano, se hablaban… pues así, cariñosos —acota con desdén.
Mi sangre vuelve a calentarse.
—Yo lo hago con José Luis, eso no tiene nada de malo. ¿Ves? ¡LA que está mal eres tú! No entiendes qué…
—¡Por eso lo mataron, Julián! —me interrumpe, brusca y acelerada, dejándome sin palabras.
—¿Qué? —bacilo.
—La noche que salieron al bar, Samuel trató de meterse en una pelea, quería defender a una de sus amigas porque un tipo borracho se había pasado de tono con ella. Él era… así, hijo. Él era adelantado a su época. Veía a todos como iguales, era abiertamente… g… gay, y todas esas cosas.
Mi corazón se aprieta, mi garganta se anuda. No quiero saber que pasó. No recuerdo nada, y aún así, el pánico me azota el pecho con inclemencia.
—Entonces-
—El tipo al que Samuel se enfrentó lo golpeó, se pelearon bastante fuerte. Sebastián logró separarlos, pero el tipo ese no se quedó con las ganas. Reunió a un grupo de personas y atacó a ambos, Samuel y Sebastián, a la salida del bar. Obviamente, él estaba ensañado contra Samuel. Tu tío trató de protegerse, de defenderse, pero ellos eran muchos —me cuenta, su voz rota.
Pierdo el norte y el sur. No recuerdo ni para que me ha llamado, todo se reduce a este momento y el miedo escala las paredes de mi corazón, de mi cuello, me estremezco y busco apoyo en José Luis.
Escucho a mi madre sollozar, pero prosigue:
—Lo mataron gritándole maricón. Golpearon a Sebastián y a Nancy, su amiga, pero el que recibió la peor parte fue él. Murió ahí. Tú t tienes la inteligencia necesaria para saber que el problema no había sido solo que Samuel defendiera a su amiga, sino… pues que fuera así, como era. Lo golpearon insultándolo. Yo jamás te dije nada, fue un punto de quiebre en la familia de tu padre. Todos llegamos a la misma conclusión, lo asesinaron por ser gay.
No puede ser, no puede ser, no puede ser, no puede ser. No, no, no, no lo entiendo.
Mi cuerpo se sacude, mi alma se retuerce. Imagino el dolor, lo siento en la piel. José trata de calmarme, pero estoy lejos.
Estoy perdido.
Siento los golpes en las costillas, las piernas, la cara, la cabeza, lo siento todo.
—¡Maricón! ¡Maricón! ¡Chupa pitos! —gritaban Pluma y sus secuaces. Los guardias del turno de las diez de la noche eran lo peor.
—Niñita —me escupía Memo, después de usarme.
—Todos ustedes, panda de aberraciones, son nuestros juguetitos. Así, aprenden a ser hombres —nos decían.
Imagino a Samuel, su dolor, sus golpes, su miedo, sus recuerdos. Dicen que cuando estás por morir, ves a tu vida pasando, pasando y devolviéndote a esos momentos donde eras feliz. Yo lo experimenté en carne propia, cuando los electrochoques me amenazaban con colapsarme. Cuando las pastillas me adormecían y lo que había, era dolor.
Rito, lloro, rememoro, y el mundo se me cae a pedazos.
—¿Entiendes, Julián? ¡Me entiendes ahora? —exige mi madre, si es que se le puede llamar así.
—Julián, mi amor, mi amor, tranquilo —llama José Luis, y siento a mi pecho resquebrajarse.
No entiendo nada, no proceso nada. Solo hay patadas, gritos, insultos, dolor, azotes.
—¿Y entonces, por qué? —estallo—. ¿Por qué, si Samuel pasó todo eso, si sabían lo que podría ser llevar una carga así, no me ayudaron? Más bien, te… tenían… ustedes debieron…
Ya no me salen las palabras, ya no me sale el aire, mi voz es un retazo de asustado.
Sigo siendo un niño, no soy más que eso… solo soy un niño.
—Nosotros, tu padre y yo, pensamos que era lo mejor, que jamás queríamos perderte como perdió él a su hermano. Por favor, Julián, entiende que…
—No quiero, no quiero entender nada. Ustedes podían haberlo supuesto, podrían haber pensado en que esas supuestas terapias eran una golpiza, una tortura, un infierno. ¿Quién en su maldito sano juicio piensa que ayuda alguien metiéndolo en un loquero para gays? ¡Quién?
Manoteo, grito, lloro. José me contiene, sus brazos firmes en mi cintura.
—Nosotros creímos que… no sé, nos hablaron de eso, nos pusimos en contacto con el director, él nos aseguró que era un buen lugar —llora ella.
No le creo, no le creo, no le creo.
—pues no, no es un buen lugar —trato de gritar. Mi garganta ya no me lo permite, y me muevo tratando de salir de mi propia piel.
—Ahora lo sé.
—¡Púdranse! —respondo—. ¡Púdranse ustedes y sus malas decisiones!
—Julián, mi amor…
Quiero decirle muchas cosas, pero no aguanto más. No soporto más. Quiero que se acabe este recuerdo, el bucle de una imagen terrorífica.
—Samuel murió, ustedes me mataron —jadeo—. Con mucha más razón debieron protegerme, brindarme su mano, acompañarme. Viendo lo que le había pasado a él —gimo, impotente.
—Fue por eso, ¡Entiende! Fue por eso, mi amor, que quisimos evitarlo. Pensábamos que eso de que te gustaran los hombres se te iba a curar, se te iba a quitar, se te iba a limpiar. Nos dijeron que eso era aprendido, q que eso era algo reversible…
Ya no tengo fuerzas. De pronto, siento que, de algún modo, ya estoy en el sofá, hecho un puño y un amasijo de recuerdos y culpas. José Luis está conmigo, siempre a mi lado. Siempre, siempre, en todo momento, sosteniéndome, protegiéndome como puede del monstruo que me dio la vida. Así, al menos, lo veo ahora.
—No te perdono —sentencio—. No te perdono, ni a ti ni a él. No quiero saber nada de ustedes, no quiero que me arruinen más la vida. No quiero sus llamadas, su lástima, su arrepentimiento, porque eso no me sana el dolor. Eso no me ayuda a olvidar. No puedo, y no voy a hacerlo. No te esfuerces, olvida que tuviste un hijo. De todos modos, es como si hubieras tenido nada, un muñeco que tiraste.
—Julián…
—Adiós, señora —solo puedo murmurar.
Dejo a mi mano abrirse. Las lágrimas lo empapan todo, lo arrasan todo. Veo una mano más grande tomar el aparato de mi pecho, y la voz de José Luis dice:
—Señora, hágale caso. Al menos por hoy, ya no lo intente más. No vale la pena, y entienda que el daño que usted le causó a Julián es… es enorme. Llame luego, otro día, por ahora, no siga dañándole el ánimo y el día a su hijo. Es lo mejor. Entiendo que quiera acercarse, pero quizás, este no era el modo. Estaremos en comunicación, Señora Cinthya. Buenas tardes.
Seguido de eso, solo siento sus brazos apretarme fuerte, acunarme en su pecho, mientras la lluvia afuera y la lluvia adentro incrementan juntas.
Las gotas contra la superficie me hacen de banda sonora, mientras los recuerdos, el daño, el dolor, me envuelven, y vuelvo a tener dieciocho años, vuelvo a ser indefenso y a suplicar que paren de golpearme.
Nadie, jamás, tiene derecho a decidir por ti, nadie puede.
Me abrazo a José Luis, oyendo sus “Te amo, todo estará bien, todo irá mejor”.
—Ya pasó, ya pasó, amor mío, ya pasó —me calma, susurrante.
Nadie entiende que, quizás, esto en mi interior nunca se detenga.
Nunca pare de llover.
—Eres un artista, eres un hombre valiente, lo has superado todo. Tu puedes salir de esto —me consuela mi esposo—. Yo estoy tan orgulloso de ti, tan feliz de ser tu pareja, tu esposo… y sé que lo lograrás, sé que siempre podrás lograrlo.
La tarde va pasando, mis lágrimas cesando.
Y en mi lengua, muere el pensamiento de que también los artistas nos equivocamos. Mucho, muy seguido. A veces, es imposible borrar las manchas del lienzo.
Ojalá que yo pueda vivir con ellas algún día, porque por ahora la cicatriz sangra.
El día se convierte en noche y abrazados, José Luis y yo tratamos de reparar el desastre que causó todo este huracán.
—“Feliz cumpleaños, Roldán” —me digo, con ironía.
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Hola. Tu relato me dejó sumido en un mar de lágrimas. Es que me llegó al corazón y al alma, pablo. Te envidio ese talento de escribir que tienes, cómo incorporas tan magníficamente los diálogos al relato. Cómo, de manera natural, haces que las descripciones se solapen con las palabras salpicadas de emoción.
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perdón, solo escribo para que esto se me guarde. es bastánte interesante esto
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holaaa, me parece muy, pero muy buen contenido! disculpen, será que hay algún grupo de wps, o telegram, que puedan hacer, y compartir estas historias, nosé, y de paso interactuamos, es lo que se me ocurre. mil disculpas. Lo sugiero porque a veces no tengo inter fijo, y ando con datos móviles. saludos desde Guayaquil Ecuador
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cada palabra nos sumerge en la historia de un modo muy especial. Excelente! Y esperamos la continuación.
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me encantó tu relato pablo! es bastante bueno lo estoy siguiendo desde el primer capítulo que suviste. ancioso por el siguiente!
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dios pablo, lloré. son cosas muy fuertes y que dan mucho que pensar. espero el último capítulo
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dios mi pablo, mi gran amigo, mi casi hermano... con este relato, me has azotado contra las cuerdas y me has hecho pensar en muchas cosas como el qué huviera pasado si yo continuaba con los pensamientos retrógradas que en su tiempo tuve? uqé habría llegado a crearme de solo seguir con esos pensamientos? pero por suerte, no, no y no. olvidé todo aquello y decidí que no era a bien el pensar mal sobre estas personas porque antes de tener las preferencias sexuales que tengan, son en primera instancia, personas.
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pablo, grande hermano. sigue compartiendo que te leemos
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Dios mío: hace... no es que ni sé qué decir porque estoy... estoy... ¡o sea es que ni si quiera sé cómo estoy! es simplemente maravilloso ese don que tienes para hacer leer, sentir y vivir las emociones de los personajes: Es absolutamente genial ese ambiente lluvioso, triste, oscuro y lóbrego que utilizas para intentar acompasar la tormenta del interior con la del exterior, es que Señor López, sencillamente estoy sin palabras porque esto me superó.
Hago referencia al post de @UditNarayan preguntándome el qué hubiese pasado si yo también hubiese seguido siendo como tan... así, tan retrógrada, tradicionalista, bruta, ignorante y tantos epítetos que me dan ganas de escribir para describirme y no puedo porque no serían correctos ni apropiados en este espacio, pero el único sentimiento que me invade es lástima de mí misma y de todas esas personas que muchas veces por religión, ignorancia, cultura o entorno de crianza no pueden entender que para que 2 personas se quieran el género es lo que menos importa pero bueno. Felicitaciones sensey, todo un crac tú.
Oye, es que como yo no ando entrando a sala ahorita y la verdad miro estos foros de vez en cuando y son como muy contadas las veces, no sé si te moleste que te haga una corrección por acá... Yo no corrijo por hacer sentir mal ni nada que se le parezca, si no que pues vi ese errorsito y pues me gustaría que lo tuvieses en cuenta o si fue que se te pasó o yo no sé.
Mira, creo que es en esta línea. "—Disculpe que le sea tan sincero, Cinthya, pero hace mucho tiempo usted perdió ese derecho hace años. Yo dejé muy clara mi posición, le dije que no quería volver a verlos jamás. Y decía en serio lo de “jamás” —estallo, remarco mis gestos y siento la adrenalina acompañada del enojo empaparme el juicio—. Les pedí todo lo amablemente que pude, que se largaran de mi vida. ¿Por qué? Simple y sencillo, porque ustedes, suponiéndose mis padres, me… me mataron en vida —susuro—. Me mandaron al infierno."
Bueno campeón, ese es el único errorsito que le vi a tu obra de arte, sigue escribiendo, y voy a andar pendiente para lo de la subida de la historia en la pag. Oye, ya quisiera yo tener ese talento y esa facilidad al escribir, absolutamente envidiable
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juliana cogé oficio.
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¡BUENAS BUENAS! Yo aparezco cada que el viento se devuelve Dios mío.
Levanto el hilo para que no muera, y para contar que pronto seguiré subiendo "Llamas que dejan cicatrices".
tengo aún bastante por contarles, y muchas ideas. Además, pronto adjuntaré enlace a wattpad para que lean sin límites, ya que recuerden que incluye sexo, violencia y demás cosas que, por reglas del foro, corto acá.
Un abrazote.
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esperando el próximo capítulo y la edición sin restricciones. admirable cómo haces que el texto no pierda su cohesión y coherencia poniéndolo acá con restricciones, eso es algo difícil de lograr.
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guardo hilo, exelente el relato de pablo
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yo vengo a compartir una historía que sigo creando,está en audio
subido a mi canal de youtube,se llama la guardería secreta
https://www.youtube.com/channel/UCis2H1fZmN2YjuUSfNc3DWA/videos
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Pablo Lopes, ¿en algún momento vas a pasar el enlace completo de la historia?. sería genial porque entre caps de otras historias me mareo.
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Hola hoola Motorola!
Les vengo con una noticia.
No se asusten, no es nada. Solo es que... ¡Ya está! El capítulo 11 de La ciudad del caos.
Esto me quedó como de más de 10000 caracteres, y yo como soy tan buena, desde que empecé con los de más de 5000 decidí publicarlos en el blog, siempre pensando en los amigos que tienen pc de bajos recursos y que los textos largos hacen que el lector se les detenga.
Agradezcan que lo hago por ustedes, chicos. Porque aprecio mucho sus comentarios, constructivos ya que los destructivos no quiero saber nada de ellos, literalmente me van a mandar bien al carajo a mí y a la novela, que gracias a esto está quedando hermosa.
Esto no lo hago por trabajo, lo hago por voluntad y porque quiero verme a mí misma como una buena escritora, con talento, desde ya. Aprendo mucho con sus comentarios, chicos. Y si tienen algo que decirme con respecto a lo que avancé en este capítulo en comparación con los demás (que a mi parecer voy mejor en esta novela que lo que era a mis 15 o 16 años escribiendo una corta llamada "Momentos de la vida de Tatiana") sí, esa que está en el primer post de este hilo... Pa' no salirnos de tema, quien quiera la de momentos de la vida de Tatiana, se las dejo en permanente, me mandan solicitud ya que varios tendrán solo para sus amigos, o me escriben en el permanente y yo con gusto se los dejo.
Sin demasiado palabrerío, vamos a lo que realmente importa, y acepto sus comentarios constructivos, nada de destructivos ni conflictivos. Acepto críticas, igual constructivas. Y acepto a quienes leyeron desde el primer capítulo, sus opiniones, qué tanto mejoré en cuanto a estos y a la corta que les dije anteriormente.
Antes que nada, Agradezco a los que están, los que comentan y a @efrain por darme ideas para este capítulo
¡Sa,lu,3!
https://audiojuegosymas.blogspot.com/2021/12/una-historia-para-contar-la-ciudad-del.html
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Dernière édition par Yuli_Morat , 28.12.2021 06:06
hermoso gata,ya te deje un comentario,sigue así,en cuanto pueda se lo muestro a mi madre
y depaso comparto mi blog de historias en audio
https://abdltts.blogspot.com/
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Hola amigos y amigas, me presento: Soy Wilfredo Arteaga y soy del país de Chile, mas, desde ya un tiempo me he motivado a escribir historias basadas en animé, no obstante, como mi gusto por las criaturas antropomórficas es muy grande, pues estoy escribiendo una que he titulado: DoubutsuMaho, Yggdrasil, el fresno del universo.
Ya tiene dos episodios en audio teatralizado con voces neurales, mas, me encantaría que se dieran una vuelta y le den una oportunidad ya que tiene variedad de paisajes sonoros que hacen de la historia algo más entretenida.
En fin, aquí el vínculo a la lista con mi historia que he subido a mi canal de Youtube:
https://youtube.com/playlist?list=PL__cn2hzYE0XBP_mmFBWY-omxwjX_cmDv
Por cierto, no es apta para menores de dieciocho años, así que si eres menor de esa edad, por favor, no ingreses a escucharla. Mil gracias desde ya.
Abrazos.
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pregunto porque yo ya la gerga técnica me supera. que cojones son voces neurales? vas a enlazar mi corteza somatosensorial al programa? interconexión neuronal activa? química? no se chicos os sacais unos términos que después de dos módulos de sonido ni me suenan
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