Este chiste es algo largo, pero trataré de resumirlo lo mejor posible.
Viage a España.
Este chiste es de Polo Polo, así que trataré de meter las mejores partes.
Resulta que esto pasó en 1986.
Yo trabajando como negro, para vivir como blanco, pero junté 2 millones de dólares en aquel entonces.
Me puse a pensar, y me dige a mí mismo: "Mí mismo: ¡Vacaciones"!.
Lo primero, es saber a dónde quiero ir.
Descarté Acapulco, porque con toda esta lana soy capaz de comprar todo el pueblo.
Entonces pencé: Italia.
Fui a la agencia de viajes y pedí algunos destinos para ir.
Había un hotel en Venecia que era magnífico.
Tenía una cancha de tenis sobre el río.
Pensé que tenía varios negros sosteniendo la cancha por los costados, mientras yo jugaba bien agusto.
Donde me entró miedo, fue en la comida.
De 7 a 11 de la mañana desalluno.
Yo me preguntaba qué nos darían para desalluno: ¿Los huevos de King Kong?
Luego la comida de 12 a 6, y cena de 7 a 12...
Ahí dige que mejor no. Todo el día tragando no podía ver nada así.
Luego como se estaban disputando unos juegos de foot ball en España, dige: ¡Ahí es a donde voy a ir!
Entonces fui a la aerolínea, pero me fui a la sucursal de Iveria que está en México, y esto va como consejo:
Si algún día quieren o tienen necesidad de viajar a otro país: viagen en la aerolínea del país al que van a ir.
Imaginen volando hacia México en American Ailan, y el piloto que es medio malencarado y le habla a la torre de control mexicana:
—This is the fly of American ailan number 3.5.1.22.4...
Y en eso el de la torre como no le entiende:
—¿¡Qué?!
En cambio, si llegas a México desde la aerolínea Aeroméxico:
—¡Ya llegamos güey!
—¡Qué fregón!
Así tendrán un poco menos de dificultades según el destino.
Llego a donde venden los boletos de Iveria:
—Señorita: ¿Sabe? es que quiero ir a España, para conocer el país, y mi intención es llegar a Madrid...
—Claro hombre, hagamos el cálculo para ver lo que le cuesta el boleto.
Gastos de gasolina, mantenimiento del fucelaje, revisión del tren de aterrizaje, desempañamiento del parabrisas del avión, desgaste de acientos…
Le salen en 500 dólares.
Ahí fue donde dige: ¡Dólares!
No voy a poner pretexto en mis vacaciones.
Saqué el fajo de billetes, y parecían programas. Le arrancaba y le arrancaba, hasta que me dejó flaquito el tambache que llevaba, y me dio mi voleto, que me indicaba
que el avión saldría mañana.
Al llegar al aeropuerto, el taxista me cobra 15000 pesos así de...
—Son 15000 pesos...
—No: usted nomás me trae al aeropuerto, yo de aquí me voy en avión.
—Por eso joven, son 15000 pesos el viage hasta aquí.
Como dige: no me pondré a discutir en mis vacaciones, total: dinero es lo que me sobraba.
Me había vestido con unos zapatos de charol rojo, un pantalón amarillo, una corbata de bolitas, camiza azul a cuadros, saco gris.
Parecía caja fuerte, porque no me encontraban la pinche convinación por ningún pinche lado.
Revisé a qué hora salía el vuelo, pero siempre escriben parecido a los jeroglíficos hejipcios, por lo tanto fui a preguntarle a la señorita:
—Señorita: lo que pasa es que no sé a qué hora sale mi avión.
—¡Revise el boleto!
—Es que no le entiendo al boleto...
—Fígese por la vocina!
Ahí me tienen como pendejo buscando una vocina en el techo, y efectivamente: a la hora y media la encuentro, pero era un cuadrito en el techo, y tuve que torcer el cueyo por media hora más, hasta que por fín suena, pero no sé si era yo, o qué, pero apenas escuché:
—Dadadidadá. didi dada di di, vo li dadadi en sí.
Yo pensé que la chava estaba dentro del cuadrito, y no se me ocurrió mejor idea que hablarle...
—Nena: ¿Podrías repetirlo please?
Y qué buena onda, pero lo repitió en inglés.
Aunque se los traduzco para que le entiendan.
El vuelo a Madrid España saldrá en 30 minutos por la puerta 3.
Lo extraño, que quedé igual que al principio, y me dige:
—Al primero que vea, ¡Me le pego!
Aclaro que no es sexualmente hablando.
Quise decir que al que vea con una voinita lo sigo.
En eso pasa un tipo al frente, y dice:
—Si tienen boleto pasen a la siguiente sala...
Yo pasé a la sala indicada, pero había menos gente.
Me dige a mí mismo: ¡Ya valí madres hasta con lo del boleto!.
Entonces pasa otro y dice:
—Los que tengan boleto podrán pasar, y los que no: después.
Yo saco mi boleto y lo amunesto al cabrón:
—¡Órale!
—Pasa majo: ¡Pasa!
En eso ya estaba pasando, cuando me detiene un guardia:
—Le voy a pasar este fierro por delante...
—Ja ja ja ja. ¡Sí, como no!...
—No hombre: es para evitar que se cuelen los de la eta, y evitar calamidades...
—Ok, no pasa nada.
Por fín me pasa el detector, pero ahí no terminaba la cosa.
—¿Se puede voltear por favor?
—Con una lana carnal...
—No hombre, para ver que no tenga explosivos ni nada de eso...
Por fin me deja pasar, y el avión apenas lo ví, y decía Jumbo get.
(Léase a modo de guasa jumbo en español)
Pinche avión largo como la cuaresma.
Empezaba en enero y casi terminaba en diciembre.
Por fin subo, y busco mi aciento, como colita de perro: hasta atrás.
Se cienta a un lado y a un aciento de distancia una viejita de almenos 92 años, pero bien buena onda nomás verla.
—¿Nervioso?
—La verdad: sí.
—¿Es su primera vez?
—No: ya hé estado nervioso muchas veces...
—No: ¿Qué si es la primera vez que vuela?
—Sí, francamente es la primera vez.
Y para muchos cuando es la primera vez que vuelan, piensan que ya lo vieron todo.
Esto porque muchas veces dicen que no se siente nada.
—¿Ya vió, doña? las personas parecen hormigas...
—No amigo: son hormigas, todavía no despegamos...
Espero recuerden lo que dige que llevaba puesto, porque de pronto ví un letrero que decía:
"Not smoking".
Ahí me puse a pensar: ¿Dónde pongo tanto mugrero?
Total que fui al baño y me quito el saco, la corbata y tanta madre y lo puse en un lugar que le dicen flush.
Por fin ya más dueño de la situación: me acomodo en el aciento, y llega la asafata:
—¿Se lo quiere poner derecho?
Yo como tratando de ocultar la risa...
—Si me uviera dicho antes, ya le estuviéramos dando...
—No, eso no.
Me dí cuenta que hablaba del aciento…
—Claro
—Pues jala...
—Si lo jalo le va a gustar...
—Dege le ayudo...
No sé qué carajos hizo, pero ni dijo agua va, cuando el aciento me avienta de golpe, y para rematar: ya me abrocha el cinturón,
y en eso el capitán con un tono flamenco y casi haciendo fiesta en la cabina:
Señores pasajeros, les habla Godínez, el capitán de esta nave.
Ahora despegamos haber si vuela esta madre...
Total que comienza a tomar vuelo pero a velocidad 7 y pensé que ni con la contribución de todos pagaba este cabrón la multa.
En eso que el avión comienza a tomar altura, y yo ya sentía las anginas asomándose por la garganta.
En eso escucho un tipo de motor extraño abajo del avión, y para los primerisos en los vuelos:
creen que cualquier cosa, ya se estrellaron o algo por el estilo.
Y la viejita buena onda trata de calmar mis nervios...
—No se preocupe hombre, lo que acaba de escuchar: es el tren...
Yo me dige: "Pinches gringos piensan en todo".
Si se cae el avión y termina en una bía, ahí está el tren...
y la vieja buena onda de nuevo:
—Es el tren de aterrizaje.
Luego viene la asafata:
—La cabina del avión viene presurizada.
Si tienen problemas: les saldrá una cosa de arriba.
En caso que no sirva: se la jala al compañero.
Yo me dije: Yo no llego.
Eso porque apenas veo a la vieja buena onda.
Si se estrella este pinche avión: ¿A quién le van a reclamar mis padres?
y ninguno de estos es paisano.
Gracias a Dios: no pasó nada.
Todo estuvo bien, y luego de 14 horas de vuelo, de nuevo el capitán con su tonito flamenco:
—Señores pasajeros: les habla su capitán.
Vamos a aterrizar en Varajas…
Ahí me salió el coraje:
—¡Aterriza en la pista, pinche adornado! ¡Son 52 cartas, no cave el avión! yo sé de eso.
Y de nuevo la viejita buena onda:
No amigo: así se llama el aeropuerto.
Total que toqué tierra, y parecía el primer hombre en la luna.
Luego de bailarme un zapateado me dige:
—¡Yo no me vuelvo a subir ni cloroformado!
Mejor me regreso nadando...
Total voy a donde el aeropuerto, y le digo a un tipo que me encontré:
—¿Por dónde puedo coger un taxi?
—¡Por el mofle!
—Ya conocía el chistesito xD.
Digo por dónde puedo subir a un taxi...
—¡Aquí le llamamos abordar!
Ya entiendo. ¿Me regala un cigarrillo?
—Aquí le llamamos: ¡Pitillo!
—Gracias joven: ¿Me regala uno?
—¿Me regala un cerillo?
—Aquí le llamamos: fósforo.
Ya me gana el coraje y le digo:
—¿Y aquí cómo les llaman a los hijos de la chingada?
—No los llamamos: vienen solos por Iveria.