Tengan en cuenta chicos, que como dice Rosa Azul, y Max, esos juegos son imanes de portales al mundo espiritual. ¡Ni se les ocurra jugar a esas cosas! Que no son juegos, eso se llama tentar al diablo. Porque sí, lo que sale de la ouija, las sesiones de espiritismo, y juegos de moda entre los adolescentes como el Charly Charly y el Baby Blues entre los niños, no son más que entidades demoníacas, que lo que hacen es atormentar a la persona que las ha invocado.
Y ojo, el Charly Charly no es sugestión. Han habido casos de posesiones diabólicas de adolescentes en todo el mundo por jugar ese juego, y lo mismo el Baby Blues, incluso suicidio.
Así que chicos, ni siquiera por curiosear se les ocurra meterse en esas cosas.
Ahora, les cuento una experiencia que mi mamá me contó, que le ocurrió a un vecino, mejor dicho a su hijo por andar jugando a la ouija.
Pasa que ese niño era un adolescente común y corriente. Muy dulce, amable, buena gente. Sus padres eran muy católicos y siempre le inculcaron la fe y buenos valores. Pero lamentablemente en el colegio se juntaba con chicos que, bueno, tenían modos de ser distintos. Escuchaban el rock pesado, inclusive hasta las misas negras y un día se les dio por jugar a la ouija, el chico de quien les estoy narrando también se vio involucrado, y desde ese día, su padre contaba que no era el mismo.
Hacía cosas raras, su cuarto estaba pintado todo de negro, y se la pasaba encerrado escuchando esa música todo el día, ya ni iba a estudiar.
Un día sus amigos, como eran parte de una secta satánica, le dijeron que para unírseles tenía que matar a alguien de su familia. Él no lo hizo, sino que se suicidó, ahorcándose, dicen que su padre lo encontró amarrado en su habitación.
Desde su muerte, en esa casa han pasado cosas rarísimas. Han habido apariciones espantosas, la familia del joven se mudó de ahí, han tratado de vender la casa, pero siempre está en ruinas. La gente que trata de comprarla, al poco tiempo se van porque dicen que sus vidas se vuelven un desastre, que se muere un familiar de forma repentina, que cuando la economía estaba bien ahora cuando se mudaron a esa casa ahora están en quiebra, la gente que trata de vivir ahí se enferma misteriosamente y hay parejas que inclusive se separan.
Como les digo, esas cosas son rarísimas. Eso es lo que hace el demonio, separar, dividir, atormentar. Por eso mis amigos, no se les ocurra tocar esos objetos. Y esta historia que les cuento es cien por ciento real, porque mis abuelos, mis tías y mi madre conocieron a los padres de ese chico.