ilo de historia de cada país

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91. El_Rey_Del_Camino ,

Animo entonses amiguita, estamos para servirte en lo que llegues a necesitar.

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92. Gaviota_Viajera ,

Y apropósito, estamos a tan solo 3 días que se conmemore el inicio de la revolución mexicana, que nos liberó del porfiriato y después del régimen de Victoriano Huerta.
Quiero solo aclarar, que la revolución no es solo el 20 de nobiembre de 1910, Ya que ese día inició, pero hubo enfrentamientos revolucionarios a lo largo de la república, y en esos lejanos años, regresó la "Guerra de guerrillas", que fue fundamental para derrotar a los franceses unos cuarenta años antes.

así mismo, la revolución encontró su eco en la guerra cristera, el movimiento almazanista, los movimientos políticos que ha ido dando a conocer la tremenda nube en sus entregas, la guerra sucia, el EZLN, ERPI, entre otros movimientos que han sacudido la tierra mexicana, y que el gobierno ha aplastado sistemáticamente.

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93. fuego-de-sagitario ,

Excelente gabiota. Otro grandioso aporte

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94. Palomita_Guerrera ,

Oygan ustedes saben para cuando seguira la entrega del 68?
jejejj eske me kedeee picada jejejej saludiitooos

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95. Sweet_bright_princesstraviesa ,

jjejejjje síi

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96. La_Nube_Cargada ,

hola a todos... primero que todo espero que estén bien, solo escribo para disculparme un poco, ocurre que tuve un insidente y perdí mucho de mi escrito... pero ya estoy trabajando y en estos días, no solo concreto el movimiento 68, sino que abarco su eco en san cosme e iniciamos con la guerra sucia mexicana... una enorme disculpa, he leído los comentarios y pues, ya verán que ahora si les mando la info... saludos!

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97. El-general-diablo ,

No te apures nube, tómate tu tiempo! aquí esperamos, y son cosas que pasan...

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98. Sweet_bright_princesstraviesa ,

sí amiguita.. tranqui, y suerte!

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99. bebita.princesa ,

Hola.
Síii nubecita, esperamos para seguir leyendo de su valioso aporte, este hilo si que no debería de morir

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100. Sweet_bright_princesstraviesa ,

así es...

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101. matar.desgarrar,

Después de 21 años de historia, dices que ya está todo. Pues no han tenido tiempo de incluírlo, no.

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102. La_Nube_Cargada ,

No entendí ese mensaje, no entendí a quien va dirigido, ni nada, pero bueno. continuamos...

A una semana de iniciado el conflicto, se habla ya de mas de 100 detenidos, decenas de heridos y 7 muertos.
De gira por el pasífico, Díaz Ordaz recive una llamada de su secretario de gobernación, el cual le describe una catástrofe

total. los estudiantes tomaban sus escuelas, quemában autobuses y se enfrentaban a balazos con la policía... En

Guadalajara, Díaz Ordaz declaró:
"Mexicanos, una mano está tendida en el aire. Ustedes decidirán si esa mano se fortalece con cientos de manos de todos los

mexicanos, o se queda sola en el aire..." Se sabría después que ninguno de los estudiantes confiaba en esa mano. se

hicieron caricaturas dibujadas donde aparecía la mano tendida, y atrás una mano sosteniendo una macana. el conflicto

cobraba fuerzas.
Sobre el primero de agosto, la jornada a 40 años de esos sucesos, informó:
Primero de agosto: miles de personas se preparaban para marchar de la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de

México (UNAM) al Zócalo, en protesta por la violación a la autonomía de la casa de estudios y la violencia gubernamental

ejercida contra alumnos de esa institución y del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Esa era la ruta inicial, pero

finalmente, ante la posibilidad de una represión militar, el punto de retorno a la universidad fue el cruce de Insurgentes

y Félix Cuevas.
Al mismo tiempo, en Guadalajara, Jalisco, el presidente Gustavo Díaz Ordaz declaraba: “Una mano está tendida (…) los

mexicanos dirán si esa mano se queda en el aire o bien (…) se ve acompañada por millones de manos que, entre todos, quieran

restablecer la paz y la tranquilidad de las conciencias (…) estoy entre los mexicanos a quienes más les haya herido y

lacerado la pérdida transitoria de la tranquilidad en la capital de nuestro país por algaradas en el fondo sin importancia”

(El Día 2/VIII/68).
Pero la realidad contradecía el discurso presidencial: el conflicto estudiantil crecía y la Secretaría de la Defensa

Nacional desplegó a miles de efectivos armados y vehículos artillados en la capital para evitar que los manifestantes

llegaran al Zócalo. Para ello convirtió, según testimonios y documentos, en cuarteles momentáneos el Palacio Nacional y los

sótanos de la Plaza México.
La marcha partió, “tal como se había programado, a las 16:30 horas de la explanada de la rectoría con un contingente de más

de cien mil personas, en el que también participaron estudiantes del Politécnico, Chapingo y la Normal”, reseña Ramón

Ramírez en su libro El movimiento estudiantil de México, publicado por Era, en 1969.
Malestar creciente
El texto también da cuenta de “un gran despliegue de fuerzas armadas en la avenida Insurgentes, a la altura de la Ciudad de

los Deportes” (sitio donde se encuentran la Plaza México y el actual estadio Azul), para contener a los manifestantes si

pretendían llegar a la Plaza de la Constitución.
El Universal publicó (2/VIII/ 68): “Inusitada expectación, pánico y asombro causó entre los vecinos de las colonias Nápoles

y Del Valle el despliegue del Ejército Nacional”, ya que, además, había “decenas de vehículos policiacos y personal de la

jefatura de Policía, Policía Judicial y Dirección Federal de Seguridad, en las –casi siempre– tranquilas calles de las

mencionadas colonias.
“Para la mayoría de los habitantes de esa zona resultó una sorpresa que desde temprana hora fueron estacionados tanques con

ametralladoras giratorias y vehículos militares, que materialmente rodearon las citadas colonias.”
Ese diario publicó, el primero de agosto en su editorial, el texto: “Respetuosos, respetados”, que apuntalaba la versión

oficial de lo sucedido en los días anteriores:
“Para fortuna de los más de 6 millones de habitantes del Distrito Federal, el reprobable intento de perturbar la paz y

romper el clima existente desde hace mucho tiempo, gracias al óptimo clima social que priva en México, hoy se frustró,

oportunamente, en virtud de las atinadas y enérgicas medidas tomadas por las autoridades sobre los escandalosos hechos

registrados en días pasados.
“Y si todos los sectores sociales condenaron en forma unánime los desmanes de las turbas estudiantiles y seudoestudiantiles

al conocer lo ocurrido, también han aplaudido sin restricción alguna las providencias adoptadas por el gobierno,

particularmente la rápida y valiosa intervención del Ejército Nacional, puesto que los alborotadores ya no tenían respeto

alguno para los guardianes del orden público.”
En ese contexto de confrontación e inmersos en el clima de linchamiento generado por los medios de comunicación, informes

de la Secretaría de Gobernación revelaban que en Palacio Nacional fueron concentrados cientos de soldados, así como

vehículos blindados para enfrentar a los manifestantes si intentaban llegar al Zócalo.
Lo mismo ocurrió en la Plaza México, que se ubica a poco más de un kilómetro de Félix Cuevas y el cruce con Insurgentes.

Vehículos artillados y de transporte de personal, así como soldados de infantería, permanecieron durante varios días

estacionados en el lugar. De allí saldrían para tomar Ciudad Universitaria la madrugada del 18 de septiembre.
Otro reporte de la Secretaría de Gobernación –que tiene gran importancia, porque documenta la aparición en esos días del

grupo que en 1971 alcanzaría notoriedad con el nombre de Halcones– da cuenta que el primero de agosto de 1968, al mismo

tiempo en que inició la marcha, “a las 16:30 horas, arribaron al Zócalo ocho camiones del Departamento del Distrito Federal

(DDF), con 260 hombres del Servicio de Limpia y Transportes, quienes en caso dado actuarían como elementos de choque, en

caso (sic) de ataques de estudiantes”. Esos golpeadores estaban bajo el mando del teniente coronel Manuel Díaz Escobar,

subdirector de servicios generales de la mencionada dependencia.
El rector Javier Barros Sierra había fijado un día antes su posición respecto del movimiento, durante un mitin ante más de

20 mil personas, en el cual aseguró: “Permanezco al lado de los universitarios en su protesta contra los ataques a nuestra

autonomía y en sus manifestaciones pacíficas tendientes a la reivindicación de su personalidad estudiantil ante el pueblo

de México (El Día 1/VIII/68)”.
Luego de la violenta toma de las preparatorias de la UNAM y las vocacionales del IPN por policías y militares, la cual

incluyó el disparo de una bazuca que destruyó el portón principal de San Ildefonso, el rector de la UNAM declaró: “Durante

casi 40 años la autonomía de nuestra institución no se había visto tan seriamente amenazada como ahora.
“Culmina así una serie de hechos en los que la violencia de la fuerza pública coincidió con la acción de los provocadores

de dentro y de fuera de la universidad.
“La autonomía de la universidad es, esencialmente, la libertad de enseñar, investigar y difundir la cultura. Estas

funciones deben respetarse. Los problemas académicos, administrativos y políticos internos deben ser resueltos,

exclusivamente, por los universitarios. En ningún caso es admisible la intervención de agentes exteriores y, por otra

parte, el cabal ejercicio de la autonomía requiere respeto a los recintos universitarios.”
Antes, en su discurso del 31 de julio, Barros Sierra había advertido: “Hoy, más que nunca, es necesario mantener una

enérgica prudencia y fortalecer la unidad de los universitarios. Dentro de la ley está el instrumento para hacer efectiva

nuestra protesta. Hagámoslo sin ceder a la provocación”. También anunció que encabezaría una “manifestación en la que

presentaremos, fuera de la Ciudad Universitaria, nuestra demanda de respeto absoluto a la autonomía universitaria”

(Excélsior 1/VIII/68).
Para el rector, en aquella movilización se dirimía, “sin ánimo de exagerar (…) no sólo los destinos de la Universidad y el

Politécnico, sino las causas más importantes, más entrañables para el pueblo de México. Por primera vez, universitarios y

politécnicos, hermanados, defienden la vigencia de las libertades democráticas en México”, enfatizó.
La marcha del primero de agosto fue seguida por agentes de Gobernación. Los reportes eran enviados cada cinco minutos a su

centro de operaciones y concluyeron hasta después de las 22 horas.
La amenaza militar
El despliegue militar provocó que se modificara el destino de la marcha, que inicialmente debía llegar al Zócalo. Por ello,

Barros Sierra dijo antes de iniciar la movilización: “Al saludarlos fraternalmente, quiero comenzar por indicar que, por

petición de numerosos sectores de maestros y estudiantes de la universidad, y para demostrar una vez más que vivimos en una

comunidad democrática, nuestra manifestación se extenderá hasta la esquina de Insurgentes y Félix Cuevas”.
Agregó que, en la medida en que supieran demostrar que podían “actuar con energía, pero siempre dentro del marco de la ley,

tantas veces violada, pero no por nosotros, afianzaremos no sólo la autonomía y las libertades de nuestras casas de

estudios superiores, sino que contribuiremos fundamentalmente a las causas libertarias de México”. Luego pidió estar

“alertas sobre la actuación de posibles provocadores”.
Ante el riesgo de provocaciones, un grupo de preparatorianos se trasladó a Insurgentes y Félix Cuevas, donde se formó una

valla que bloqueó el paso de los manifestantes, que pretendían seguir hasta el Zócalo; así, los participantes tuvieron que

seguir por avenida Coyoacán y luego avanzar sobre avenida Universidad hasta regresar a Ciudad Universitaria.
“Los estudiantes tuvieron innumerables muestras de simpatía por parte del público durante todo el recorrido, que se realizó

en completo orden”, refiere el libro de Ramón Ramírez, situación que corroboran los informes de la Dirección General de

Investigaciones Políticas y Sociales de la Secretaría de Gobernación.
Sin embargo, miles de estudiantes del IPN y la UNAM creyeron que la marcha llegaría hasta el Zócalo y algunos se

adelantaron, pero fueron “rechazados” por militares y policías, dice un informe de Gobernación.
Al respecto, un reporte de la DGIPS señalaba: a las “18:15 horas, se encuentra un contingente de 3 mil estudiantes en el

lugar. Por las puertas de Palacio Nacional salieron tres secciones con 40 elementos del Ejército cada una; la primera dio

vuelta en las calles de Moneda, la segunda siguió hasta la altura de 5 de Mayo y Madero, y otra se encuentra en Pino

Suárez. Asimismo, empezaron a llegar granaderos por la calle de Francisco I. Madero portando escudos.
“18:25 horas, quedan dentro de Palacio Nacional varias unidades militares. Llegan a la Plaza de la Constitución 12

transportes grandes con tropas.
“18:30, alrededor de la explanada se encuentran motociclistas de tránsito. En la parte de Catedral, Moneda y en el DDF se

encuentran transportes de granaderos.”
Regreso a Ciudad Universitaria
Los reportes oficiales dieron cuenta de la presencia estudiantil en diversas zonas del centro de la ciudad, mientras la

marcha iniciaba su regreso a Ciudad Universitaria. Los jóvenes se reunieron antes de tratar de llegar a la Plaza de la

Constitución en el Monumento a la Revolución; en la esquina de Madero y San Juan de Letrán; en la Vocacional 5, en la

Ciudadela y hasta en la Catedral.
Cerca de las 20 horas, “elementos de las fuerzas armadas desalojaron las aceras de la plaza del Zócalo. Los estudiantes que

se encontraban en el lugar, al ser desalojados. gritaban: ‘juntos, juntos’ (…) las personas son invitadas por los soldados

a retirarse; los que no lo hacen reciben empujones y culatazos”.
Luego, en el Monumento a la Revolución, “los soldados les manifestaron (a los jóvenes) que se trataba de un recinto

sagrado”, pero éstos continuaron lanzando porras a la universidad y al Politécnico, y cantaban “estrofas del Himno

Nacional”.
Ese día también se inició la conformación del Consejo Nacional de Huelga. Universitarios y politécnicos, unidos con

estudiantes y maestros de Chapingo y la Normal, daban comienzo a su lucha organizada contra la represión y el

autoritarismo.
Sinenvargo, el Consejo Nacional de Huelga (CNH) no fue conformado hasta el día 4 de agosto.
llegó a tener hasta 250 representantes, y partisipaban miles de seguidores que convivían con la ideolojía de esos valientes

jóvenes.
La construcción del guión paranoico de la teoría de la conjura, elaborado la última semana de julio por autoridades

gubernamentales, cuya existencia ha sido corroborada por investigaciones recientes basadas en la apertura de documentos

oficiales, no contó con una pieza del rompecabezas a la que faltó ajustarse, en los días posteriores, a los esquemas

previsibles del comportamiento “políticamente correcto” de la clase política y su alineamiento previsible al Estado.
Lo anterior se refiere a la actuación del rector Javier Barros Sierra, quien a las pocas horas del atentado en San

Ildefonso izó a media asta la bandera en Ciudad Universitaria, pronunció su famoso discurso sobre la violación a la

autonomía y encabezó la primera marcha organizada de universitarios y politécnicos que posibilitó el surgimiento del

Consejo Nacional de Huelga como interlocutor único del gobierno.
En unas cuantas horas Barros Sierra aterrizó el abstracto concepto de la autonomía, lo dotó de su poder movilizador y

legitimó la existencia de un movimiento opuesto al autoritarismo del gobierno.
Fue tan eficaz la actuación política del rector en aquellos primeros días de agosto, que detuvo por un tiempo el

linchamiento gubernamental contra los jóvenes, operado en las páginas de la prensa, y abrió una breve tregua en la postura

antiestudiantil de los diversos medios, lo cual permitió el surgimiento de un espacio político para la organización del

movimiento.
Debido a ello, este episodio representa uno de los eslabones más importantes en la lucha por el control y la difusión de

las imágenes que tuvo lugar en el 68. La carga simbólica de las fotografías que retrataron al rector Barros Sierra

encabezando una marcha pacífica por las calles del sur de la ciudad hizo saltar a la rebelión estudiantil de los límites

estrechos de la nota roja al primer plano de la agenda nacional.
Incluso la cobertura fotográfica de diarios tan conservadores como El Heraldo de México se detuvo en consignar en sus pies

de foto detalles tan significativos como la carretada de aplausos con que los habitantes del multifamiliar Miguel Alemán,

en Félix Cuevas, saludaron el paso de la marcha desde los balcones de sus departamentos.
Otros medios con similar orientación ideológica enfatizaron la dignidad de Barros Sierra y el transcurso pacífico y

civilizado de los estudiantes cobijados bajo su liderazgo.
Tal es el caso de La Prensa, que dejó a un lado, por una ocasión, los boletines oficiales para insistir en primera plana en

que “millares de estudiantes y maestros, encabezados por el rector, efectuaron ayer una de las manifestaciones más grandes,

pacíficas y ordenadas de que se tenga memoria”. Toda una deferencia hacia los estudiantes que no se volvería a repetir en

las siguientes semanas.
Paradójicamente, la excepción de la jornada no provino de los grupos empresariales, tradicionalmente alineados con el

gobierno, sino de algunos sectores de la izquierda, representados en la revistas Sucesos y Por qué?
Esta última propuso una cobertura gráfica de la marcha que denostaba la figura del rector y en la que denunciaba en los

pies de foto el “oportunismo” de Barros Sierra, reflejado –supuestamente– en la decisión del funcionario de no prolongar la

manifestación hasta el Zócalo y doblar por la avenida Félix Cuevas de regreso a Ciudad Universitaria.
Con base en la reiteración de estas coincidencias entre esa revista y la postura de las autoridades, algunos líderes del

movimiento estudiantil han sugerido la existencia de un vínculo entre su director y la Secretaría de Gobernación.
En lo personal, y ateniéndome a la edición fotográfica, me parece que más allá de la supuesta injerencia gubernamental en

las páginas de Por qué? lo realmente importante es subrayar la similitud de las posturas de los sectores más radicales del

movimiento con el discurso oficial.
Una coincidencia inquietante que se mantuvo a lo largo de las siguientes semanas. Tal es la lectura posible que se

desprende del manejo editorial de algunas de las fotografías publicadas en la revista dirigida por Mario Menéndez.
Por su parte, María García –una de las pocas fotógrafas del 68– realizó una interesante cobertura del episodio,

sobreponiéndose a la hostilidad de algunos de sus compañeros de gremio, no habituados a la competencia femenina. La

secuencia de sus imágenes fue publicada en La cultura en México, con el contexto crítico de la crónica de Carlos Monsiváis,

que las potenció editorialmente como parte de la iconografía del 68 en los años posteriores.
Finalmente, Rodrigo Moya, quien a mediados del 68 comenzaba una nueva aventura como editor de una revista, se incorporó a

la marcha en calidad de ciudadano y obtuvo vistas diversas de la manifestación que tuvieron como destino su archivo, lugar

en el que hibernarían durante cuatro largas décadas.
He puesto mi opinión y he dejado que esta entrega, que el periódico "La Jornada" hizo en 2008 complemente informaciones,

por lo que sigo mostrando estos apuntes, que nos han enriquecido la información y han permitido una opinión de los hechos a

partir de un periódico creado por la universidad.
El 4 de agosto de 1968, el Partido Comunista Mexicano, mediante un desplegado publicado en el periódico El Día, rechazó las

acusaciones gubernamentales de ser el causante del conflicto estudiantil, y explicó “que siendo un partido de oposición al

régimen, que lucha por una sociedad socialista, jamás ha incitado a nadie a utilizar medios anárquicos”.
Asimismo denunció que “la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (era la responsable) de difundir documentos

apócrifos, como el titulado ‘¡La juventud al poder!’”, que se distribuía con la supuesta autoría de la Juventud Comunista.

Esa fue la primera ocasión en que se puso en evidencia la participación de la agencia de espionaje estadunidense en los

sucesos de 1968.
Años después se descubriría por documentos desclasificados del gobierno estadunidense y el libro Our man in México: Winston

Scott and the hiddson history, de Jefferson Morley, que Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, así como

otros funcionarios, por ejemplo Fernando Gutiérrez Barrios, fueron cooptados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA,

por su siglas en inglés) desde 1966, durante la llamada Operación Litempo.
Ese 4 de agosto, profesores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) manifestaban, en un desplegado publicado en El Día, su

apoyo a los estudiantes, al igual que lo hicieron los académicos de Chapingo y la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas, en

el número 12 de la revista Historia y sociedad.
La participación del MURO
En contraparte, según reportes de la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (DGIPS) de la Secretaría de

Gobernación, los integrantes del Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), de filiación ultraderechista,

“distribuyen volantes con la leyenda Autonomía sí, comunismo no, agregan que el MURO se pronuncia por la defensa de la

autonomía universitaria y hacen un llamado a los verdaderos estudiantes para repudiar a los culpables de la violación: los

agitadores comunistas”.
Otro informe de la DGIPS, éste fechado el 3 de agosto a las 21:15 horas, refiere que los miembros del MURO aseguran “que

grupos apátridas, dirigidos desde el extranjero por expertos motineros de Rusia y Cuba”, promueven la rebelión estudiantil.
A su vez, el Partido Popular Socialista (PPS), la llamada “izquierda leal” al gobierno, afirmó en un desplegado el 5 de

agosto, también en el periódico El Día, que “en los últimos sucesos está la mano de los enemigos de la marcha democrática

de México (…) la CIA, a través de sus voceros extranjeros o nacionales a su servicio; es una de las fuerzas instigadoras

del movimiento estudiantil. Imaginar que dejara de actuar en México sería vivir fuera de la realidad.
“Junto a la CIA, la acción de grupos de extrema derecha como el llamado MURO han actuado y siguen actuando impunemente como

agentes provocadores, cuyos propósitos, aunados a los de otras fuerzas negativas, es producir una división entre los

sectores del pueblo y el gobierno (…) y derivar todo ello en una acción represiva anticomunista en gran escala”, concluía

el PPS
Ramón Ramírez señala en su libro El movimiento estudiantil de México que el conflicto fue un problema que, por su alcance,

conmovió “justamente a todo el país e inquietó al gobierno, a los grupos políticos, a las organizaciones sindicales y, en

general, a los más representativos exponentes de la intelectualidad”.
Y Ramírez agrega una caracterización mucho más apegada a la realidad que las vertidas por los difusores de la conjura

extranjera, al decir que se trataba de “un movimiento de carácter democrático-popular” que pretendía “el cumplimiento de la

Constitución y, en consecuencia, el respeto a las garantías individuales y colectivas; el derecho de libre asociación y de

expresión del pensamiento; el derecho de manifestación y protesta; la derogación de algunos artículos del Código Penal, que

desvirtúan y atentan contra el propio espíritu de la Constitución, así como la libertad de los presos políticos.
“Se trata, reiteramos, de un movimiento en el que se sintetiza un conjunto de reivindicaciones progresistas y democráticas

amparadas por los preceptos constitucionales”.
A principios de agosto, los estudiantes habían logrado ya el apoyo de alumnos de instituciones privadas de educación

superior, como las universidades Iberoamericana y La Salle, en el Distrito Federal, así como de las universidades públicas

de Veracruz, Sinaloa, Puebla, Tabasco, Michoacán, Jalisco, Nuevo León y Morelos.
En los siguientes cinco días se conformaría el Consejo Nacional de Huelga (CNH), integrado por tres representantes de cada

escuela. La dirección del movimiento se integró con 210 estudiantes, era colectiva y ampliamente respetada.
El CNH tenía como órgano máximo la Asamblea Plenaria, con soberanía y poder de decisión, pero quienes la integraban eran

representantes de los comités de Lucha o de Huelga de cada escuela o facultad, los cuales tenían comisiones de propaganda,

finanzas e información, y delegaban funciones en las brigadas políticas, de asuntos jurídicos y de relaciones con el resto

de la República.
En las comisiones participaban dos alumnos representantes de la UNAM, dos del IPN, uno de Chapingo y otro de las escuelas

normales.
Además, en los planteles había asambleas permanentes de alumnos y los comités estaban estructurados de manera muy similar

al CNH.
De manera paralela se creó la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior pro Libertades Democráticas, integrada

por dos representantes de cada escuela o facultad. “Desde su constitución, quedó bien manifiesto que su propósito no era

suplantar ninguna de las funciones de dirección del movimiento estudiantil –el CNH–, sino coordinar esfuerzos con los

estudiantes; se trata, por tanto, de una organización (…) cuya función no ha sido otra que fortalecer (el movimiento) ante

la opinión pública y en el seno del propio profesorado”, señala Ramón Ramírez en su libro.
Así, se daría a conocer el pliego petitorio del movimiento, cuyo contenido fue:
“Los estudiantes exigimos a las autoridades correspondientes la solución inmediata de los siguientes puntos:
“1. Libertad a presos políticos.
“2. Destitución de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, así como también del teniente coronel Armando Frías.
“3. Extinción del Cuerpo de Granaderos, instrumento directo en la represión, y la no creación de cuerpos semejantes.
“4. Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal (delito de disolución social), instrumentos

jurídicos de la agresión.
“5. Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos que fueron víctimas de la agresión desde el viernes 26 de

julio en adelante.
“6. Deslindamiento de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo por parte de las autoridades a través de la

policía, granaderos y Ejército.”
El llamado Libro blanco del 68, elaborado por la Procuraduría General de la República, asegura que luego de que la

Federación Nacional de Estudiantes Técnicos “perdió la poca fuerza que le quedaba entre el alumnado del IPN”, el 5 de

agosto “comenzó entonces la guerra de panfletos y volantes”, y “se atribuyó la promoción del conflicto a los ultras de

izquierda y a la labor de la CIA”.
Recordemos que el Estado Mayor Precidencial (EMP) reportó que tras los sucesos de la preparatoria 1, detuvieron a un

supuesto ajente sobiético, prueba de la ayuda de los comunistas en el movimiento...
La columna de la marcha que el 13 de agosto avanzaba del Casco de Santo Tomás hacia el Zócalo “tenía una extensión de

varios kilómetros”, y se requería de “una hora con 20 minutos para ver de la vanguardia a la retaguardia”, según reportó El

Universal.
A los estudiantes se habían sumado maestros y pequeños grupos de electricistas, ferrocarrileros y sindicatos magisteriales.

Además, “durante todo el trayecto recibieron innumerables muestras de simpatía por parte del pueblo”, refiere Ramón Ramírez

sobre esa movilización en su libro El movimiento estudiantil de México, editado por Era en 1969.
A diferencia de otras manifestaciones, en las que la policía mantuvo fuerte presencia en el centro de la ciudad y los

comercios cerraban, “todos los establecimientos comerciales continuaron abiertos en la confianza de que, según se

observaba, no intervendría la policía”, agrega el libro de Ramón Ramírez.
Así comenzó la apropiación “tanto de las aulas, los auditorios y las explanadas escolares, como de las calles, plazas,

mercados, cines, cafés, camiones urbanos y, en general, de todo aquel espacio público donde éstos (los estudiantes)

pudieran difundir las demandas, consignas y utopías de protesta”, como describe el avance del movimiento José René Rivas

Ontiveros en su libro La izquierda estudiantil en la UNAM, editado por Porrúa en 2007.
“La insurgencia estudiantil no fue más una clásica movilización universitaria o politécnica circunscrita sólo a los ámbitos

geográficos de los recintos escolares, sino que se convirtió en la más importante rebelión urbana del México

posrevolucionario, que hizo de la capital mexicana su principal centro de operaciones”, afirma en su obra Rivas Ontiveros.
Diarios como El Universal, El Sol de México y El Día coincidieron en reportar que aquel día no hubo violencia, y Ramón

Ramírez señala que en esa movilización “no hubo agravio contra ninguna autoridad, aunque fueron muy enérgicas las protestas

en contra de Corona del Rosal, de los jefes policiacos y de los granaderos”.
Algunas leyendas en las pancartas eran: “Respeto a la Constitución, Luchamos contra un régimen de injusticia y pobreza, No

más bayonetas, Los verdaderos agitadores son: el hambre, la ignorancia y la injusticia”, añade Ramírez.
En las mantas se pedía: libertad de los presos políticos, entre ellos Demetrio Vallejo y Valentín Campa, líderes

ferrocarrileros encarcelados en 1959, y de los estudiantes detenidos desde el inicio del movimiento, así como la abrogación

de “los anticonstitucionales artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal”.
Sin embargo, el Libro Blanco del 68, elaborado por la Procuraduría General de la República (PGR), señala equivocadamente el

punto de partida y destino de los manifestantes aquel día: “El 13 de agosto se realiza una manifestación en la que

participan conjuntamente la UNAM y el IPN, y que va desde el Museo Nacional de Antropología hasta el Zócalo”.
Según el volumen de la PGR: “aunque los manifestantes no realizan actos violentos a su paso, ejercen una extrema violencia

verbal y escrita. Las mantas y pancartas que llevan contienen lemas y pronunciamientos injuriosos, como lo son también los

gritos, porras y canciones que vierten a lo largo de todo el trayecto.
“Enormes retratos de Ernesto Che Guevara presiden la manifestación, que entre sus pancartas lleva (sic) varias en contra de

las olimpiadas, pidiendo que no se celebren.
“Prominentes directivos del Partido Comunista Mexicano, del Movimiento de Liberación Nacional y de los grupos extremistas

estudiantiles encabezan la manifestación, en la que participan también muchos maestros, así como personas ajenas por

completo a los centros de educación superior.
“Entre los gritos más frecuentes se encontraban (sic) el de ‘únete pueblo’ y el de ‘prensa vendida’.
“Aunque la manifestación fue injuriosa para las autoridades desde el principio hasta el fin, pudo ser realizada con la

mayor libertad, y sin interferencia alguna de la fuerza pública. No cabe duda que la fuerza circunstancial, aunque

irreflexiva, que tienen los actos de masas, propició una exacerbación de los ánimos de los manifestantes que empezaron

sentirse ‘dueños de la calle’.”
Un volante elaborado por los comités de diversas escuelas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del

Instituto Politécnico Nacional (IPN), del que dieron cuenta agentes de la Dirección General de Investigaciones Políticas y

Sociales (DGIPS), señalaba que para los estudiantes la manifestación del 13 de agosto “hizo que el movimiento estudiantil

alcanzara un verdadero triunfo (…) rebasando el marco en que las autoridades y las deformaciones noticiosas habían querido

encerrarlo.
“El carácter popular, democrático y revolucionario del contenido de nuestras demandas se fortaleció (…) y se hizo patente

con la magnitud del contingente, que alcanzó las cien mil personas, aproximadamente.”
Y también el Libro Blanco del 68 ofrece el siguiente panorama que el gobierno tenía en ese momento: “entre los grupos

extremistas” había varios, “pequeños pero muy activos, como la Juventud Comunista, la Central Nacional de Estudiantes

Democráticos, la Liga Obrero-Estudiantil, la Liga Comunista Espartaco y el Partido Obrero Revolucionario Trotskista”, que

buscaban, según la visión de la PGR, sumar a estudiantes y obreros de otras entidades para que la rebelión se convirtiera

“en un problema nacional: la ansiada huelga general (…) para lograr la caída de un gobierno democrático”.
Por ello, ante la creciente adhesión y simpatía que generaba el movimiento estudiantil, la DGIPS y la Dirección Federal de

Seguridad intervinieron líneas telefónicas para conocer las conversaciones que sostenían autoridades universitarias; de

ello dan cuenta documentos encontrados en la caja 2912 del Archivo General de la Nación, titulados “resumen”, fechados el

martes 30 de julio:
“02:04 José informa a su hermano, el licenciado Enrique González Pedrero, director de la Facultad de Ciencias Políticas,

que ya el Ejército abrió a bazukazos la preparatoria y se metió; que tiene a cargo la ciudad, incluso la policía no tiene

nada qué hacer, es un estado de sitio. Agrega que parece que el Ejército va a la CU y que el señor rector iba a hablar con

el secretario de la Defensa, para ver si para esto.
“02:43 El licenciado Enrique González Pedrero se pone en contacto con el profesor Julio González Tejeda, de la Dirección de

Servicios Sociales de la Ciudad Universitaria, este último informa que sucedió todo lo peor que se pueda imaginar, que

entró el Ejército en Justo Sierra y detuvo a los muchachos y ‘no sabemos si viene para la la CU, … tal vez sí… tal vez no…

no saben los altos funcionarios… no están enterados de nada… sólo el Ejército’… Agrega que está ocupándose ampliamente de

todos los muchachos que estaban en la escuela de Pedrero para que salieran de los recintos universitarios… ‘había muchos’.

Pedrero pregunta que cómo han reaccionado. Julio dice que hasta ahora han salido para protegerse.
“03:00 Enrique González Pedrero pregunta a Henrique González Casanova que si ya está enterado de las cosas y qué le

parecen. González Casanova dice que hace un momento fue enterado por Julio, y opina que son hechos muy graves, ‘no nos

equivocábamos al juzgar que estábamos en una situación muy delicada’. González Pedrero expresa que Julio dijo que habían

hablado con altos funcionarios del gobierno y que nadie estaba enterado de nada. González Casanova se sorprende y comenta

que en este caso, las cosas pueden ser más graves de lo que se supone.
“08:00 (…) Pedrero piensa redactar una protesta; además le propuso a Fernando Solana una reunión con el rector, porque hay

la obligación de protestar ‘frente al vandalismo del Estado’, como universitarios no pueden permitir esta violación de la

autonomía; si aceptan esto están perdidos frente a la historia, frente a los muchachos y frente a todo el mundo. (…)

Continúa Pedrero comentando que es muy clara la provocación que ha hecho el Estado; que ni en Francia hubo que echar mano

del Ejército en una huelga general de 10 millones de obreros, cómo es posible que aquí unos preparatorianos van a poner en

peligro la existencia del Estado, al grado de que tenga que intervenir el Ejército.
“A propósito de esto, Pedrero comenta con Horacio Flores de la Peña que ‘nuestro glorioso Ejército Nacional ha ganado una

batalla más, y mi general Corona también ha ganado y ahora no sólo contra el sufragio como antes’, agrega que cuando le

preguntaron a Corona cuánto iba a durar la ocupación, respondió que tanto cuanto sea necesario y hasta que el orden sea

aceptado.”
En esos días, según el Libro Blanco del 68, de la PGR, la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos “empezó a perder (…)

la poca fuerza que le quedaba entre el alumnado del IPN”, lo cual hizo evidente su escaso poder de convocatoria para

organizar una manifestación de Zacatenco al Casco de Santo Tomás el día 5 de agosto, la cual fue muy poco concurrida, a

pesar de que, como se había anunciado, en el mitin final intervino el director del instituto, Guillermo Massieu.
Desde el 1º de agosto y hasta después del día 20 del mismo mes, ni el presidente Gustavo Díaz Ordaz ni el secretario de

Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, emitieron declaración alguna; en cambio, el general Alfonso Corona del Rosal, jefe

del Departamento del Distrito Federal, llenaba espacios en los diarios.
Nuestra bandera
También en aquellos días, José Revueltas, uno de los más destacados intelectuales de izquierda, en su escrito titulado

Nuestra bandera, hacía el siguiente análisis: “una infracción a los reglamentos de policía (una reyerta de poca monta entre

dos escuelas) que atrajo en su contra la más desproporcionada, injustificada y bestial de las represiones, tuvo la virtud

de desnudar de un solo golpe lo que constituye la esencia verdadera del poder real que domina en la sociedad mexicana: el

odio y el miedo a la juventud, el miedo a que las conciencias jóvenes e independientes de México, receptivas y alertas por

cuanto a lo que en el mundo ocurre, entraran a la zona de impugnación, de ajuste de cuentas con los gobernantes y

estructuras caducos, que se niegan a aceptar y son incapaces de comprender la necesidad de cambios profundos y radicales.
“Nuestro movimiento, por ello, no es una algarada más, esto deben comprenderlo muy bien las viejas generaciones, cuyas

mentes se obstinan en querer ajustar las nuevas realidades a los viejos esquemas obsoletos de su ‘revolución mexicana’, de

su ‘régimen constitucional’, de su ‘sistema de garantías’ y otros conceptos vacíos, engañosos, de contenido opuesto a lo

que expresan, y destinados a mantener y perfeccionar la enajenación de la conciencia colectiva de México a la hipocresía

social y a la mentira que caracterizan al régimen imperante.”
El 22 de agosto, la prensa informaba de la entrada del ejército ruso al territorio checoslobaco. Eso significaba el

aplastamiento de la primavera de praga. Ese mismo día, la secretaría de gobernación declaró: "El gobierno está listo para

hablar con los estudiantes y llegar a un acuerdo sobre su problemática".
así mismo, el CNH combocó a una marcha que iría del Museo de Antropología, a la plaza de la constitución.
Reproducimos esta crónica:
El 27 de agosto de 1968, miles de personas participaron en la marcha convocada por el Consejo Nacional de Huelga (CNH), del

Museo Nacional de Antropología al Zócalo. Se cumplía un mes del inicio del movimiento.
El gobierno federal movilizó batallones de fuerzas aerotransportadas (que en aquella época eran consideradas el cuerpo de

elite del Ejército), artillería ligera e infantería. Un reporte de la Dirección General de Investigaciones Políticas y

Sociales (DGIPS), dependiente de la Secretaría de Gobernación, documentó que a las 15:40 horas “los tanques ligeros del

Ejército que en número de 12 cruzaron Reforma y el Museo de Antropología (sic), van en dirección al centro de la ciudad,

por Reforma (…) la embajada de Estados Unidos está custodiada por miembros del Ejército, granaderos y bomberos”.
Otro reporte de la misma dependencia señaló que desde el 26 de agosto los estudiantes tenían “conocimiento de que el

Departamento Central (se refiere al Departamento del Distrito Federal, DDF) (…) ha formado grupos de choque”, y también que

“el regente (en realidad, jefe del DDF, general Alfonso Corona del Rosal) ha preparado a gran cantidad de barrenderos de la

oficina de Limpia y Transportes para que (…) insulten a los manifestantes, diciéndose que irán armados para agredir a los

estudiantes”.
A las cinco de la tarde con 20 minutos se inició la marcha. La DGIPS reportó: “la cabeza de la manifestación llega a la

Fuente de la Diana Cazadora. A la vanguardia llevan una camioneta de sonido de la UNAM (…) Atrás van las madres de los

estudiantes heridos y llevan una manta con el siguiente texto: madres de los estudiantes heridos, libertad a los presos

políticos”.
La retaguardia de la movilización tardó poco más de tres horas en salir del Museo Nacional de Antropología. El periódico El

Día informó que fueron 400 mil las personas que marcharon.
En el Zócalo ya esperaban a la marcha “unas 15 mil personas”, señalaban los informes de Gobernación. A las 18:50 horas,

“las campanas de la Catedral fueron lanzadas a vuelo, ignorándose los motivos”, informaron los agentes de la DGIPS, pero

una nota del diario Excélsior afirmó que el sacerdote Jesús Pérez dio permiso a los estudiantes para que entraran al templo

y subieran a tocar las campanas. Después (el religioso) “encendió las luces del templo a petición de los estudiantes”.
A las 19:20 horas, cuando la retaguardia aún no salía del Museo Nacional de Antropología, un grupo de jóvenes izó “una

bandera rojinegra en el asta-bandera (sic)”. El informe de la Femospp señala que tanto ese hecho como la irrupción en la

Catedral fueron actos de provocación. En la explanada, la multitud demandaba la libertad de los presos políticos (los

líderes ferrocarrileros presos desde 1959 y más de 80 estudiantes confinados en Lecumberri).
El mitin dio inicio con la lectura de un poema de Isaías Rojas, uno de los estudiantes presos en Lecumberri. Luego se

sucedieron discursos en los que los oradores “lanzaron censuras al gobierno y a los legisladores que rechazaron el diálogo

con el Consejo Nacional de Huelga”, refiere Ramón Ramírez en su libro El movimiento estudiantil de México.
Esos reclamos tenían el antecedente de que se había invitado a los diputados de todos los partidos a sostener un diálogo

público con la representación estudiantil el 18 de agosto en Ciudad Universitaria, a lo cual se negaron, a pesar de que las

autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) habían expresado su acuerdo en establecer mesas de

negociación para poner fin al conflicto.
Sin embargo, el silencio de las autoridades terminó el 22 de agosto, cuando Luis Echeverría Álvarez, secretario de

Gobernación, declaró: “el gobierno de la República expresa su mejor disposición de recibir a los representantes de los

maestros y estudiantes de la UNAM y del IPN y de otros centros educativos vinculados al problema existente, para cambiar

impresiones con ellos y conocer en forma directa las demandas que formulen y las sugerencias que hagan, a fin de resolver

el conflicto que ha vivido nuestra capital en las últimas semanas, y que han afectado en realidad, en mayor o menor grado,

a todos sus habitantes”.
No obstante, para el 27 de agosto el diálogo no se había concretado; inclusive, en un intento por afectar la unidad

estudiantil, Corona del Rosal continuaba apoyando su idea de conformar una comisión investigadora y mantenía sus vínculos

con la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos, a pesar de que ésta había sido desconocida como organización

representativa del movimiento estudiantil.
Aquel 27 de agosto, casi al finalizar el mitin, “Sócrates Campos Lemus hace a la multitud que vote porque el diálogo sea

realizado el 1º de septiembre durante el informe presidencial y la custodia del zócalo quede en manos de brigadas que

permanecieran asentadas en él, hasta la realización del diálogo público”, menciona la tarjeta 11-4-68 L 34 H 328-353,

elaborada por agentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS).
Informes de la DGIPS señalaron que a las 21:20 horas, “los estudiantes están colocando tiendas de campaña en el Zócalo y

frente a la puerta central de Catedral (…) sobre la acera de Monte de Piedad y Madero (…) continúa llegando gente”.

Simultáneamente, aseveran esos reportes, un grupo realiza pintas y coloca pancartas en las paredes de Palacio Nacional,

pero estudiantes, agregaban los reportes de Gobernación, “han estado separando a todos los que pintaron leyendas,

diciéndoles que la manifestación no era en la acera de Palacio, sino dentro de los límites del Zócalo”.
A las 21:35 horas, un grupo de 700 estudiantes se separa del mitin y se dirige a Lecumberri para exigir la liberación de

los presos políticos
Cerca de las 10 de la noche, según informaban los agentes de la DGIPS, los estudiantes “cantan el himno nacional con todo

respeto”, luego “incendian (sic) antorchas, queman los palos y pancartas que tienen en la mano y se empiezan a dispersar

por las calles adyacentes” al Zócalo.
Amenaza militar
Un dato relevante en los informes de la DGIPS es el siguiente: los estudiantes “izan la enseña patria (no se refiere ese

informe a la bandera rojinegra) en la Plaza de la Constitución, informando a los que les toca la guardia que cada seis

horas serán remplazados”. Había concluido el mitin, y entonces vendría la represión contra los “3 mil 500 estudiantes

dispersados (sic) en pequeños grupos”.
Hacia las 23:00 horas, “un grupo de 200 estudiantes llegó al frente de la penitenciaría de Lecumberri” y 20 minutos después

se retiraron, reportó la DGIPS, y agregó que a las “23:55 tanques y carros ligeros del Ejército circulan alrededor de las

calles circunvecinas al Zócalo”
A la 1:05 horas: “el sonido de la Presidencia sigue exhortando a los presentes a retirarse ordenadamente debido a que están

violando el artículo 9 de la Constitución.
“En ese momento va entrando el Ejército por las calles de Pino Suárez y Moneda, están frente a Palacio pie a tierra, los

tanques ligeros vienen entrando por Seminario y Moneda, viene un cordón replegando a los estudiantes sobre la pizarra

(sic), vienen también algunos tanques ligeros y por el sonido local se llama a la cordura.
“El Ejército va con bayoneta calada y los carros blindados destruyen los campamentos (levantados con cartones de pancarta y

mantas) que habían levantado los estudiantes.
“La primera fila es de soldados y detrás de ellos siguen granaderos, cuatro carros de bomberos y patrullas; los carros

ligeros desalojan a la gente (…) Todo el Zócalo está lleno de patrullas formando un cordón.
“Los estudiantes gritan: ¡México, libertad!, ¡México, libertad!, retirándose por Madero siendo aproximadamente mil 500

personas”, otros trataron inútilmente de detener la marcha de los tanques ligeros tirándose a su paso o subiéndose a ellos.

Al final todos fueron desalojados del Zócalo.
A la 1:15 horas: “un militar con magnavoz grita vivan los estudiantes, pero con la razón”, reportaron los agentes de

Gobernación. El informe de la Femospp señala que “participaron el 43o. y el 44o. Batallones de Infantería y 1º de Fusileros

Paracaidistas, al mando del general Benjamín Reyes García; así como 12 carros blindados de la guardia presidencial, cuatro

carros de bomberos, alrededor de 200 patrullas de la policía preventiva, cuatro batallones de tránsito y unos diez

motociclistas de la Dirección General de Tránsito”.
El mismo documento agrega que “los estudiantes no sólo fueron desalojados, sino perseguidos a lo largo de las calles del

centro histórico hasta la Torre Latinoamericana, donde el Ejército corta cartucho. En El Caballito, en las inmediaciones de

Bucareli y Reforma, arremete a culatazos contra los estudiantes”.
A pesar de que a las diez de la noche los estudiantes habían retirado la bandera rojinegra, un informe de la DGIPS señalaba

que a la 1:35 horas del 28 de agosto: “en el astabandera continúa izadala bandera rojinegra.
Para las diez de la mañana del 28 de agosto, “la bandera que amaneció (…) izada en el asta monumental (del Zócalo) era una

rojinegra de seda de tamaño enorme y no pintada, sino fabricada con tela de color rojo y negro”, revela el informe

histórico de la Femospp.
Acto de “desagravio”
El mismo documento describe así lo que sucedió después: el gobierno “realizó un acto en el Zócalo para desagraviar a la

bandera, que terminó siendo un acto de repudio hacia el gobierno y de apoyo al movimiento (estudiantil). Burócratas del DDF

(que) habían sido acarreados (…) al acto de desagravio, ante lo ominoso del evento, empezaron a corear ‘¡somos borregos!’,

‘¡somos acarreados!’. El acto terminó con la intervención policiaca y del Ejército, con una nueva persecución por las

calles del Centro Histórico.
“Desde los edificios (…) la gente lanza a los soldados botellas, macetas y otros objetos. La tropa responde con descargas

de fusilería y ametralladoras ligeras. El Hotel Majestic recibe varios impactos de bala.”
El CNH reiteró, mediante declaraciones, su disposición al diálogo. Manifestó “que crearía las mejores condiciones para la

realización del mismo y se comprometió a no realizar movilizaciones durante el cuarto Informe de gobierno de Gustavo Díaz

Ordaz”.
A partir de ese día, la represión a las brigadas estudiantiles, los actos de provocación y las declaraciones a la prensa

contra el movimiento se incrementaron sustancialmente.
Mientras diarios como La Prensa privilegiaron la difusión de imágenes sobre el desalojo del Zócalo, revistas como Life en

español (la fotografía de arriba corresponde a la edición de esos días) y el suplemento “La cultura en México”, de

Siempre!, dieron espacios preferenciales a fotografías de la multitudinaria marcha del 27 de agosto
La espectacular marcha del 27 de agosto marca el punto más alto en la capacidad organizativa del movimiento estudiantil.

También exhibe, de manera dramática, sus límites y fisuras, los primeros errores en la conducción del Consejo Nacional de

Huelga (CNH), la sombra de los servicios de inteligencia gubernamentales y la estrategia mediática de las autoridades, que

optaron por el control cada vez más directo de las coberturas fotográficas cotidianas y permitieron la existencia de

espacios alternos marginales mediante la publicación de algunas imágenes en algunas revistas ilustradas semanales de

alcances limitados.
La última semana de agosto parecía propicia para la negociación entre el gobierno y el CNH. Un representante de Gobernación

se había comunicado telefónicamente el 22 de aquel mes con algún representante del consejo para manifestar su disposición a

discutir algunos de los puntos del pliego petitorio.
La respuesta del CNH fue convocar a una segunda marcha multitudinaria el día 27 y exigir la realización de diálogo público

entre los representantes gubernamentales y una comisión de 36 representantes del consejo, seis por cada uno de los puntos

del pliego petitorio, con una cobertura informativa del episodio.
La expectativa del encuentro se mantuvo durante varios días y se esfumó en la madrugada del día 28, con la intervención de

las fuerzas armadas para dispersar la guardia que los estudiantes montaron en el Zócalo para exigir el diálogo público con

Gustavo Díaz Ordaz y la evidente articulación de una estrategia represiva gubernamental ejecutada en las horas posteriores

al desalojo.
La marcha del 27 partió del Museo Nacional de Antropología y desembocó en el Zócalo. Reunió a unas 300 mil personas y

transcurrió pacíficamente, exhibiendo el enorme poder de convocatoria logrado por el consejo en apenas tres semanas de

existencia.
En el mitin se leyeron varios discursos y durante el transcurso del mismo se izó en el astabandera un trapo rojinegro. Al

final, uno de los líderes estudiantiles arengó a la multitud y propuso la provocadora idea de dejar una guardia de 3 mil

estudiantes para exigir el diálogo público con Díaz Ordaz en el Zócalo capitalino el día del Informe. En la madrugada

intervino el Ejército para dispersar a los estudiantes y recuperar el control de la plaza.
La prensa se alinea
La cobertura de la prensa sobre la marcha se alineó a la estrategia gubernamental y apoyó la teoría de la conjura. En esta

ocasión mostró su perfil más claro y contundente, al evidenciar vínculos más sólidos de colaboración con el gobierno.
Lo primero que llama la atención es que la mayor parte de los periódicos priorizaron el capítulo del desalojo de los

estudiantes del Zócalo, a la una de la madrugada, como nota principal, desplazando la información gráfica sobre la marcha a

las páginas interiores.
De esta manera, el gobierno capitalizó la decisión política del CNH sobre la permanencia de una guardia de estudiantes en

la plaza. Como en un operativo previo concertado entre la prensa y el Estado, se minimizó el peso político de la enorme

manifestación y se centró la atención en la provocación de los estudiantes.
Si tomamos en cuenta que el cierre de edición se realizaba en condiciones normales a las once de la noche, llama la

atención la disposición de la prensa en su conjunto a utilizar un material que registró acciones ocurridas entre la una y

las tres de la madrugada. Se trata de un hecho que sólo puede ser explicado por el dictado de lineamientos gubernamentales

a los directores y dueños de los medios.
Ofensiva mediática
El caso límite que ilustra esta confluencia de intereses es el que se refiere al episodio de la inclusión en las primeras

planas de la fotografía del mitin nocturno con el astabandera luciendo el trapo rojinegro, como parte de la línea inducida

desde la Presidencia de la República. Así lo muestra la correspondencia sostenida entre Gabriel Alarcón, director de El

Heraldo, y Díaz Ordaz, en la que el primero informa al presidente que ha comunicado a otros directores la pertinencia de

utilizar dicha imagen para contrarrestar la influencia del movimiento, según consta en una documentación abierta

recientemente a la consulta pública en el Archivo General de la Nación.
La prensa uniformó como nunca antes su cobertura de los hechos. En periódicos como El Heraldo, El Sol de México, El

Universal y La Prensa se cabeceó en los titulares la operación del desalojo y se publicaron gráficas parecidas de mantas

con la imagen del Che Guevara y carteles con el retrato de Demetrio Vallejo, como pruebas para desacreditar al movimiento,

toda vez que en los textos se insistía en la ausencia de argumentos académicos por parte de los estudiantes.
La gigantesca marcha juvenil, con todo su poder de convocatoria, quedó opacada así en la percepción pública por el énfasis

de los medios en la irracionalidad de la presencia de una guardia estudiantil permanente y la eficiencia del operativo

militar de desalojo.
Puntos de vista sobre la marcha
Un espacio alterno puede encontrarse en algunas revistas ilustradas, con modalidades ideológicas distintas. Life en español

tomó distancia de las posturas oficiales, al señalar que los gobiernos latinoamericanos descalificaban de inmediato las

movilizaciones sociales etiquetándolas de “comunistas”, y en cambio señaló que el móvil verdadero de la rebelión había que

encontrarlo en la naturaleza autoritaria de un “régimen de partido único”.
Con esta lógica la revista publicó una fotografía panorámica de la marcha a su paso por avenida Juárez, captada desde la

Torre Latinoamericana, lo cual le permitió dimensionar una protesta cívica que calculó en 200 mil personas.
Por su parte, “La cultura en México”, suplemento de la revista Siempre!, publicó una secuencia de imágenes de Héctor García

sobre la marcha, en las cuales se destacaba tanto la multitud como distintos aspectos de la manifestación, recuperando su

carácter cívico y propositivo, con una mirada documental propia.
Esta crónica visual estuvo contextualizada por la ironía de Carlos Monsiváis, quien intercaló párrafos con argumentos y

distintas opiniones sobre el movimiento, entre las que se podía encontrar la defensa servil del gobierno, a cargo del

periodista Carlos Denegri, junto a posturas lúcidas y certeras como las de Daniel Cosío Villegas, quien cuestionaba, con

enorme inteligencia, la politización y el nivel académico del estudiantado.
Así mismo, la universidad, era ya una inmensa plaza pública; se encendían fogatas, se cantaban canciones de la guerra sibil

española, y se componían canciones para describir los sucesos que el país vivía, y que gradualmente fueron metiendo al país

en un callejón sin salida.
El cuarto Informe del presidente Gustavo Díaz Ordaz fue precedido por múltiples provocaciones y agresiones armadas contra

estudiantes politécnicos y universitarios, la detención de más de 50 jóvenes y su traslado al Campo Militar número uno. El

1º de septiembre de 1968 el mandatario declaró que “todo tiene un límite” y que no permitiría que se siguiera “quebrantando

irremisiblemente el orden jurídico”.
Díaz Ordaz advirtió ante el Congreso de la Unión: “Agotados todos los medios que aconsejen el buen juicio y la experiencia,

ejerceré, siempre que sea estrictamente necesario, la facultad contenida en el artículo 89, fracción VI de la Constitución

(…) que textualmente dice: las facultades y obligaciones del Presidente de la República son (…) disponer de la totalidad de

la fuerza armada permanente o sea del Ejército terrestre, de la Marina de guerra y de la Fuerza Aérea para la seguridad

interior” de la Federación.
Para el poblano el movimiento estudiantil y sus demandas, libertad a los presos políticos, derogación de los artículos 145

y 145 bis (delito de disolución social), así como la desaparición del cuerpo de granaderos y el cese de los jefes

policiacos del Distrito Federal, eran una “absurda lucha de oscuros orígenes e incalificables propósitos”. Advirtió: “no

quisiéramos vernos en el caso de tomar medidas que no deseamos, pero que tomaremos si es necesario; lo que sea nuestro

deber hacer lo haremos; hasta donde estemos obligados a llegar llegaremos”.
Tres días antes del mensaje presidencial, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el general Marcelino

García Barragán, declaró que la inconformidad estudiantil era “absolutamente local” y que el Ejército no tenía “la

intención de ocupar las escuelas de la UNAM y el IPN”, y que su función “se limita(ba) a garantizar el orden”.
Dijo que “el edificio de la Secretaría de Educación Pública no ha sido tomado, sino que el Ejército lo utiliza para

coordinar sus actividades en la vigilancia de la ciudad”, toda vez que las principales vialidades eran patrulladas por

vehículos militares ligeros, al igual que en las zonas aledañas a Palacio Nacional.
En tanto, en el auditorio de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Consejo Nacional de

Huelga (CNH) y la Coalición de Maestros efectuaron dos conferencias de prensa. Desde la primera las representaciones

“exhortaron a estudiantes y pueblo” a no oponer “ninguna resistencia al Ejército e instaron a la suprema autoridad a

retirar las fuerzas militares y policiacas de las calles de la ciudad para que, en un ambiente de paz y sin temores,

pudiera efectuarse el diálogo público entre estudiantes y gobierno”, informó el diario Excélsior el 30 de agosto.
El CNH condenó “abiertamente la violencia” y asentó: “el movimiento no tiene relación con la próxima olimpiada que se

llevará a cabo en esta capital, por lo que de ninguna manera desea entorpecer una actividad internacional en la cual todos

los mexicanos tenemos la responsabilidad de la representación de nuestro país, tanto en lo deportivo, social y cultural”.
Pero los actos de represión y provocación gubernamental estaban en marcha. Heberto Castillo integrante de la Coalición de

Maestros de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas, “fue agredido (la madrugada del 28 de agosto) por

agentes del Servicio Secreto”, y recibió una golpiza, informó La Gaceta, boletín informativo del CNH.
Un grupo de 23 estudiantes que pretendían realizar un mitin relámpago en las inmediaciones de la Refinería de Azcapotzalco

fueron detenidos y enviados al Campo Militar número uno.
Casi a las 4 de la mañana del 29 de agosto, “unos 60 individuos enmascarados, que portaban cascos blancos, hicieron durante

cerca de 10 minutos disparos contra el edificio de la Vocacional número 7. Al parecer usaron metralletas, rifles M-1,

máusers y pistolas. Los atacantes secuestraron a uno de los estudiantes que hacían guardia en el plantel e hirieron a otros

dos”, refiere el texto de Ramón Ramírez El movimiento estudiantil de México.
Los agresores llegaron gritando “¡Arriba el Muro (Movimiento Universitario de Renovada Orientación, de extrema derecha)! y

Arriba la FNET (Federación Nacional de Estudiantes Técnicos, de filiación priísta)!”, agrega Ramírez.
El despliegue militar y policiaco no sólo abarcó el centro de la ciudad de México, sino que a las 3 de la tarde del 29 de

agosto, cuando habitantes de la Unidad Tlatelolco y estudiantes de la Vocacional 7 (en la misma unidad) pretendieron

manifestarse en la Plaza de las Tres Culturas, la acción debió ser suspendida a los pocos minutos porque soldados y

granaderos la impidieron.
Habían hablado dos estudiantes y una ama de casa cuando “26 tanques y 13 camiones del Ejército se situaron frente a la

Vocacional, el Ejército desalojó la escuela y dejó una guardia de granaderos”, indica Ramón Ramírez.
La detención y dispersión de estudiantes ocurrieron en San Ángel, Zacatenco, el Zócalo, además de otras zonas, en momentos

en que los jóvenes pretendían realizar mítines relámpago.
Según el Libro blanco del 68, elaborado por la Procuraduría General de la República, “en vísperas del Informe aparece una

nueva táctica de lucha: voces estudiantiles se dedican a comunicarse directamente con todos los suscriptores de la guía

telefónica diciéndoles que está pronta a estallar la revolución armada y que deben hacer acopio de viandas y comestibles.
“También hacen correr la voz, por conducto del teléfono, de que la Refinería de Azcapotzalco ha sido tomada por estudiantes

y que no queda más combustible que el de los depósitos de las gasolinerías.
“Como consecuencia de estos rumores, velozmente esparcidos, se producen compras de pánico. Las amas de casa se aglomeran en

los mercados y tiendas y prácticamente saquean varias, y los propietarios de autos y camiones forman largas colas en los

expendios de gasolina, muchos de los cuales ven agotado su combustible ante la demanda excesiva.”
Testimonios señalan que se trató en realidad de una estrategia gubernamental para provocar que se generara lo que el Libro

blanco del 68 refiere como “indignación popular”, al considerar que “en el fondo se trata de lograr, por todos los medios,

la desintegración social y el socavamiento de las instituciones del gobierno”.
De acuerdo con la extinta Fiscalía para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), en un “virtual estado de

sitio de importantes sectores de la ciudad, se realizaría el cuarto Informe de Díaz Ordaz”.
Fidel Velázquez, líder de la Confederación de Trabajadores de México, declaró: “Cualquier medida que tomen las autoridades

para reprimir la actual situación estará plenamente justificada y será respaldada por el pueblo; creo que ha llegado la

hora de tomarla”.
Tras el Informe presidencial, refiere la Femospp, “continúan las detenciones y el clima de hostigamiento se incrementa”.
El presidente Gustavo Díaz Ordaz consideró, el mismo día en que rindió su cuarto Informe de gobierno, que “México no se

enfrentaba a un movimiento juvenil idealista, sino a una corriente subversiva, hábil en los procedimientos de sabotaje y

terrorismo, que buscaba socavar la vida nacional”, según refiere el libro blanco del 68 elaborado por la Procuraduría

General de la República (PGR), debido a que supuestamente se había descubierto un artefacto explosivo colocado en la base

de una torre de conducción de energía eléctrica en el kilómetro 29.5 de la carretera a Pachuca.
Por otra parte, documentos dados a conocer en Cuba por el diario Granma en septiembre de 1969 y reproducidos en el número

69 de la revista mexicana Por qué?, pusieron al descubierto que Humberto Carrillo Colón, consejero y agregado de prensa en

la embajada de México en la isla, era en realidad un integrante de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas

en inglés) del gobierno de Estados Unidos y enviaba, desde abril de 1968, “informes sobre los sucesos estudiantiles en

México y de la política interior”, en los que inclusive llegó a mencionar que “el presidente (Díaz Ordaz) tenía la certeza

de que intervendría EEUU (en nuestro país) so pretexto de que él no podía combatir el comunismo”.
En ese contexto, después del Informe de Díaz Ordaz, mediante un manifiesto a la nación, el Consejo Nacional de Huelga (CNH)

declaró: “El Presidente sólo dejó una disyuntiva a quienes, desde el Zócalo, hemos exigido una respuesta a las demandas con

concentraciones populares: o aceptamos sus ‘soluciones’ sin seguir presionando, o se reprime, ahora en definitiva, este

movimiento popular apelando al Ejército, la Marina y la aviación”.
El régimen, “sordo y mudo”
La representación del movimiento estudiantil negó la existencia de “presiones ilegítimas hacia el gobierno” y señaló que

“la falta de respuesta a una demanda lleva necesariamente a la acción popular: única vía que queda abierta ante un régimen

sordo y mudo”, por lo cual consideró que “la disyuntiva que se nos plantea está entre aceptar sus soluciones o esperar la

represión total (…) Hasta hoy no hemos recibido otra respuesta que el aumento de la represión, las amenazas y las calumnias

que pretenden cambiar la opinión pública para volverla desfavorable a nosotros”. El documento del CNH está citado en el

informe histórico de la extinta Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), del cual La

Jornada tiene una copia.
Sin embargo, el 6 de septiembre, la Secretaría de Gobernación, cuyo titular era Luis Echeverría Álvarez, contestó a la

representación estudiantil que “el planeamiento por escrito permite serenidad y acucioso estudio en beneficio de una mejor

exposición”, y determinó que “el gobierno estaba dispuesto al diálogo, como lo había propuesto desde el mes anterior, pero

no a participar en un acto exhibicionista como el que se exigía (en referencia al diálogo público), y que en la

Constitución estaba prevista precisamente la forma escrita para las comunicaciones entre gobernantes y gobernados”, señala

el libro blanco del 68.
En tanto, el informe de la Femospp hace alusión a la repercusión internacional que ya había alcanzado el movimiento y

refiere que “del videocasete titulado Historia de un documento, traducido al español de la versión en francés (…) se

desprende que (…) El movimiento estudiantil, así como la represión, alcanzan dimensiones nacionales, pero las autoridades

siguen rehusándose a escuchar las reivindicaciones y a buscar una solución pacífica al conflicto.
“La prisión preventiva de la ciudad de México se satura de estudiantes; el CNH y la Coalición de Profesores exigen la

liberación de los prisioneros políticos; estudiantes y docentes deben afrontar la campaña de difamación de la prensa, a las

órdenes del gobierno. Millares de grupos de información se organizan, mítines relámpago se verifican en toda la ciudad y

todo el país. Los estudiantes cantan su protesta, hacen teatro político en las calles, analizan la situación y utilizan

todos los medios para difundirla.”
A partir del 27 de agosto “la tensión general empeora y el país vive de cierta manera un estado de sitio, aunque las

garantías constitucionales no hayan sido suspendidas”, señala el informe de la Femospp.
En ese contexto es importante mencionar que el director de la estación de la CIA en México, Winston Scott, había iniciado,

a partir de 1958, “la operación Litempo, una red de agentes pagados y colaboradores” que “incluía a Adolfo López Mateos,

Luis Echeverría, Fernando Gutiérrez Barrios y Díaz Ordaz”, según se narra en el libro Our Man In México, de Jefferson

Morley publicado en Estados Unidos.
El autor señala que “la CIA promovió la carrera política de estos hombres”, y que, según le reveló Scott, “la agencia había

intervenido teléfonos de políticos rivales, como Lázaro Cárdenas y Vicente Lombardo Toledano”.
Según Anne Goodpasture, asistente de Winston Scott en aquellos años, el jefe de estación de la agencia de espionaje

estadunidense en el país brindó, “por motivos políticos, su apoyo a la extrema derecha en México”, y que el funcionario

consideraba “claramente justificado el apoyo a las dictaduras militares, con el fin de impedir que la izquierda accediera

al poder”.
Respecto de la infiltración que la CIA había logrado en el gobierno mexicano, el 15 de septiembre de 1969 el diario Granma,

órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, reveló que Humberto Carrillo Colón, designado por Díaz

Ordaz como consejero de prensa en la embajada de México en la isla, utilizó su inmunidad diplomática para servir como espía

de Estados Unidos.
Según la publicación que hizo la revista Por qué? de lo aparecido en el diario Granma, se menciona “cómo entre marzo y

noviembre de 1968 Humberto Carrillo Colón no tenía todavía el equipo de radiotransmisión que la CIA le suministró después,

cuando viajó al exterior para recibir entrenamiento (por lo cual) el agregado de prensa de la embajada de México en Cuba

enviaba sus informes a través de las valijas diplomáticas.
“Sin embargo, en vista de que sus cartas no llegaban a su debido tiempo a los intermediarios de la CIA en México, Carrillo

Colón sugirió a la CIA que la Oficina de la Presidencia de la República de México dictase las instrucciones pertinentes a

la Secretaría de Relaciones Exteriores para que toda la correspondencia, y si fuere posible la misma valija, fuese

entregada nada menos que al licenciado Joaquín Cisneros Molina, al fin de que el secretario particular del presidente

Gustavo Díaz Ordaz las abriese y las revisase, porque de lo contrario, según estimaba Humberto Carrillo Colón, su labor

como agente de la CIA en Cuba no podía ser eficiente.”
Notifican espionaje
Las actividades de Carrillo Colón fueron notificadas al gobierno mexicano el 3 de septiembre de 1969 mediante una nota

diplomática dirigida al secretario de Relaciones Exteriores, Antonio Carrillo Flores (el mismo que solicitó en marzo de

1971 la colaboración de Estados Unidos para entrenar a 11 personas que formarían parte del grupo conocido en junio de ese

mismo año como halcones, responsable de la masacre del jueves de Corpus en la ciudad de México).
En ese entonces, el embajador de Estados Unidos en México era Fulton Freeman. Al respecto, el general Luis Gutiérrez

Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial en aquellas fechas, señaló en su libro La realidad de los acontecimientos de

1968 que Freeman “organizó una conjura con la mira de derrocar al presidente Díaz Ordaz con la asesoría de la CIA, buscando

adeptos entre militares mexicanos”. Para ello, según el autor, alentó a grupos de supuestos estudiantes a realizar actos

contra el gobierno.
El ya fallecido general Alberto Quintanar declaró a La Jornada, en octubre de 2003, antes de ser citado por la Femospp en

calidad de indiciado en torno al papel de la CIA en el movimiento de 1968, que los militares mexicanos demostraron su

lealtad al Presidente, pese a que Washington “ofreció la conducción del país al entonces titular de la Defensa Nacional,

Marcelino García Barragán, quien rechazó la propuesta”.
Sobre esta admósfera, el CNH consideró coerente responder a todo lo dicho por el primer mandatario a nivel nacional,

combocando a una marcha a la cual asistieron cerca de 3000 personas. La misma fue denominada "La marcha de las antorchas",

y se leyó la respuesta al informe precidencial, así como se pidió que se detuvieran las bejaciones hacia todos los miembros

del CNH.

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103. bebita.princesa ,

Hola. en días pasados me di la tarea de leer este aporte. la verdad cada vez se me está haciendo más interesante y creo que como aporte como este se puede entender un poco más lo que se está viviendo hoy en la actualidad.
En días pasados me encontré el siguiente librito. no sé si ya lo hayas leido. y los datos son estos.
Julio Sherer Garcia - Parte de Guerra. Tlatelolco 1968
si lo deseas podría compartirtelo. ya que también este libro habla de este periodo de la historia
me voy y nuevavente gracias por tu aporte
este hilo si que no debería de morirse

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104. Sweet_bright_princesstraviesa ,

si es muy interesante, saber la historia de algo muy importante

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105. El_Rey_Del_Camino ,

Revivo este hilito, a ver si la compañera nube pudiera terminar sus entregas, que le han ido quedando excepcionales.

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106. venustiano-carranza ,

aca en mi estado D Sinaloa en México nos comemos el garbanso tatmado, en huevo, y en sopa y ecarne, lo cosinamos en muchas cosas en su temporada.

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107. tu_princesita_guerrera ,

una preguntita, ¿puedo hablar sobre la historia de mi país?
como casi nadie sabe nada de portugal...

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108. El_Rey_Del_Camino ,

Claro que si, claro que se puede, supongo que esto es para eso incluso...
porcierto que no lo que dice leon sería mas bien tradición, no historia?

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109. hispanista-argelino,

¡Hola, chicos!
Pues, nada, yo también intentaré armar un pequeño resumen acerca de la Historia de mi país, sus tradiciones, cultura e idiosincrasia. Lo dicho, en cuando lo tenga preparadísimo, lo publicaré por aquí.

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110. tu_princesita_guerrera ,

hola!...
pues como he dicho que quería publicar algo sobre mi país... aquii estamos para eso...
publicaré vários textos con vários temas. Espero que les guste, sino lo siento...

Etimología
El nombre de Portugal deriva del nombre romano Portus Cale. Cale era el nombre de un asentamiento primitivo localizado en la desembocadura del Duero, que fluye hacia el Océano Atlántico en el norte del actual país. Durante la segunda guerra púnica (final del siglo III a. C.) los Romanos intervienen en la Península Ibérica en contra de los cartagineses. En ese conflicto conquistaron la localidad de Cale (puerto de origen celta cercano al actual Oporto) pasando a denominarla Portus Cale. Durante la Edad Media, la región circundante a Cale pasó a ser denominada por los Visigodos Portucale. Ese nombre derivaría en Portugale durante los siglos VII y VIII. El término fue usado para referirse a la región entre el Duero y el Miño, que se convirtió en la frontera entre Portugal y España.
Algunos historiadores creen que la palabra Cale deriva del griego Kalles ("bonito"), refiriéndose a la belleza del valle del Duero, donde los griegos decidieron establecerse. La palabra sería transformada por los fenicios en Cale, pasando así a los Romanos. Otros autores piensan que Cale deriva de los pueblos Galaicos que habitaban en la zona.
Portu viene de la palabra Puerto, nombre que también recibe la ciudad que se encuentra actualmente en el lugar, Oporto. La ubicación de la antigua Cale es la actual Gaia (Vila Nova de Gaia), una ciudad al otro lado del río. Muchos piensan que ambas ciudades deben unirse, debido a su cercanía y a sus enlaces históricos.

estoy escribiendo un texto, esto fué una introdución...
hasta la próxima.!

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111. surama,

uaaau! no lo sabía, graacias mi niiiña!

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112. tu_princesita_guerrera ,

hola!.
aquí estoy nuevamente para contar más un poco sobre la historia de mi país.

La región en la que se encuentra el actual Portugal estuvo habitada al menos hace quinientos mil años, primero por los Neanderthales y más tarde por los hombres modernos.
Los primeros contactos con griegos y fenicios (finales del II milenio a. C.) significaron el surgimiento de pequeños puestos comerciales costeros semipermanentes. La parte atlántica de la península tuvo menos contactos por lo que está menos documentada que la parte mediterránea. Esa época coincidió con la formación de la primera entidad política conocida, el mítico reino de Tartessos, en el suroeste peninsular. En el I milenio a. C. la Península Ibérica estaba habitada por los denominados historiográficamente pueblos prerromanos. Recibieron el nombre colectivo de Iberos los de la franja mediterránea y valles del Ebro y Guadalquivir, mientras que los del interior se asociaban a la influencia cultural celta. Debe evitarse considerar tales denominaciones como reflejo de una unidad étnica o cultural que estuvo muy lejos de producirse. En la zona del actual Portugal las fuentes romanas localizan a pueblos que denominan Lusitanos, Galaicos o Gallaeci y los Conios. Otras tribus menos significativas fueron los Brácaros, Célticos, Coelernos, Equesos, Grovios, Interamici, Leunos, Luancos, Límicos, Narbasos, Nemetatos, Pésures, Quaquernos, Seurbos, Tamagani, Taporos, Zoelas o Túrdulos.
La península ibérica fue, junto con el norte de Italia el escenario principal de la segunda guerra púnica entre Cartago y el Imperio romano. Fue durante esta guerra cuando arribaron a las costas peninsulares tropas romanas por primera vez. Tras la conquista de Cartago por parte de Roma, los cartagineses tuvieron que renunciar a la península a favor de los romanos (en el 206 antes de Cristo). Este resultado, tras el final de la segunda guerra púnica, se desarrolló a partir del 202 a. C. En el 197 a. C. los romanos crearon dos provincias bajo las cuales quedaba dividida la península: la Hispania Citerior (Norte de Hispania) y la Hispania Ulterior (Sur de Hispania).
Los pueblos celtas que habitaban la zona no estaban dispuestos a someterse a los romanos sin luchar. Esta resistencia comenzó prácticamente desde el momento en que los romanos pisaron el territorio. De esta forma, en el 197 a. C. comenzaron las guerras celtíberas entre los pueblos oriundos de Iberia y las tropas romanas. Tras un acuerdo de paz, en 179 a. C., ideado por Tiberio Sempronio Graco, los pueblos lusos se sometieron a la que entonces era la República Romana.
Con esta victoria romana no se trajo paz a las provincias, sino que los Lusitanos, otro pueblo celtíbero, terminarían por levantarse contra los romanos. El conflicto se fue agrandando cada vez más.
En 154 a. C. dio comienzo lo que se conoce como Guerra Hispánica, un levantamiento de los pueblos celtíberos. Cuatro años más tarde, los romanos consiguieron vencer al jefe lusitano y terminar con la revuelta. Viriato, uno de los pocos supervivientes, se convirtió en jefe de los Lusitanos, continuando con las luchas contra los romanos y convirtiéndose en el héroe de su pueblo. Cuando fue asesinado en manos romanas, mientras se encontraba junto con su pueblo en la localidad de Viseu en 139 a. C., comenzó de nuevo una revuelta. A partir del 138 a. C. los romanos comenzaron a fortificar la zona en la que se encuentra la actual Lisboa. Julio César arribó a Lisboa en el 60 a. C., y terminó con el último foco de resistencia lusitano. Roma mantuvo el poder en el territorio durante casi cuatro siglos. En 27 a. C. tiene lugar una reforma administrativa bajo el gobierno de César Augusto, en la cual se divide la Península Ibérica en tres provincias: Bética, Hispania Citerior o Tarraconense y Lusitania (con capital en Emérita Augusta, la actual Mérida). La provincia de la Lusitania se dividió en tres conventos jurídicos: Pacensis (con capital en Pax Iulia, la actual Beja), Scallabitanus (con capital en Scallabis, la actual Santarém) y Emeritensis (con capital en Emérita Augusta, la actual Mérida). Lusitania se componía de la mayor parte del territorio portugués actual (lo que encontramos al sur del Duero) así como las provincias españolas de Salamanca , Cáceres , gran parte de Ávila, zonas de Zamora , el oriente de Toledo , así como una buena parte de Badajoz . Durante la Antigüedad tardía, Diocleciano dividiría la Tarraconense en 3 provincias surgiendo la Hispania Cartaginense y Callaecia o Gallaecia. La Gallaecia se componía de los territorios del actual Portugal que se encontraban al norte del Duero.
Los celtíberos eran paganos, practicando el Sacrificio humano, lo que fue certificado por Apiano durante las exequias de Viriato. En el siglo IV comenzó la cristianización de todos los territorios, creándose cuatro diócesis ( Braga, Ossónoba, Évora y Lisboa), de las cuales Braga era la más antigua.

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113. La_Nube_Cargada ,

hola chicos! oye amiguita, es genial lo que estás haciendo! yo ya completaré lo del 68 y el halconazo, así como la época actual. hay aún mucho que compartir. gracias por toda esa info amiguita!

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114. surama,

En mi ciudad (Granada) hay tres pueblos que tienen el nombre de Huétor, y aquí va el significado de ello:
Son tres pueblos muy conocidos en Granada y hasta quienes no son de la provincia conocen de su existencia. Uno porque está junto a la capital, otro porque
pertenece a una de las sierras más bonitas de la tierra y otro porque es uno de los pueblos más grandes con los que te encuentras si viajas en dirección
Málaga o Sevilla por la A-92.
Pero al estar ahí, ser tan cercanos a nosotros, hemos asumido que se llaman así. Y la verdad es que si uno decide ponerse a pensar sobre ello, cae en la
cuenta que la palabra “Huétor” no es en absoluto normal en nuestro idioma. Que no hay ninguna otra expresión o frase que la use. ¿De dónde procede?

Hay dos teorías muy aceptadas y que en ambos casos podrían explicar su origen. La primera de ellas es que “Huétor” procede de la raíz árabe ‘Wat-‘ porque
por ejemplo, Huétor Vega en esta lengua se llamaba “al-Watá”. ¿Y qué significa esta raíz? Pues según expertos del lenguaje, su traducción vendría a ser
algo así como “pueblo en la colina”. Una característica que cumplen tanto Huétor Vega como Huétor Santillán pero que presenta más dudas en el caso de Huétor
Tajar que está en una zona llana.

Por eso aquí damos con el segundo significado que se le da. Procedente también del árabe, filólogos aseguran que la palabra “Huétor” en dicho idioma significa
o río o valle. Una explicación que sí encajaría perfectamente con Huétor Tajar y que explicaría que los tres “Huétor” de Granada se llaman así porque son
o pueblos en la colina o lugares de valle.
De estos mi pueblo es Huétor Vega y aquí un poco de historia:
Huétor Vega es una localidad y
municipio
español,
perteneciente a la
provincia de Granada,
en la
comunidad autónoma
de
Andalucía.
Situado en la parte central de la
Vega de Granada,
a unos 4
km
del centro de la
capital granadina
y colindando con esta por su parte sureste. Limita con los municipios de
Granada,
Cenes de la Vega,
Monachil,
Cájar
y
La Zubia.

La localidad se asienta desde las orillas del
río Monachil
hasta la
capital granadina,
en las faldas de
Sierra Nevada,
y su actividad económica es la
hostelería,
con afamados restaurantes de carnes, la
agricultura,
principalmente vinícola, y la
ganadería.
Sirve como segunda
residencia
a los habitantes de la capital provincial o como ciudad dormitorio por su cercanía y accesibilidad gracias a la
Ronda Sur de Granada.

Entre sus productos gastronómicos más codiciados destacan el famoso
vino
de Huétor, las
habas verdes
con
jamón
y la
morcilla,
que pueden degustarse en los numerosos restaurantes existentes en todo el municipio
4

Sus
fiestas patronales
se celebran el día
16 de agosto,
en honor a su patrón
San Roque.
En cualquier caso, desde inicios del verano es habitual disfrutar de diferentes actividades organizadas por el ayuntamiento, como carreras de bicicletas,
viajes, excursiones, bailes, cursos, cine, ginkanas, teatro como El secreto de la orden templaria (2005), Las nueve cruces (2006), El escondite del zombie
(2007) y Misterio en una noche de verano (2008).
Cuenta según el padrón municipal para 2014 del
INE
con 11 844 habitantes.
El CD Huétor Vega es el club de fútbol del municipio, del cual son aficionados un amplio sector de la población. La proxima campaña jugaran en 3º division
española.
El próximo día seguiré con información de la capital, es decir, Granada.

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115. tu_princesita_guerrera ,

hola!.
jejej gracias amiguita, pero tu escribes mejor que yo jiiijiiijii
y sandri eso es verdad... esqe la historia de portugal y españa están conectadas entre si. hay cosas parecidas.
aquí dejo mmás un poco...

En 409 los llamados pueblos bárbaros, Suevos, Alanos y Vándalos (Asdingos y Silingos) Todos de origen germánico, salvo los Alanos que eran pueblos iranios, se asientan en Hispania. En 411 estos pueblos se dividen entre sí el territorio: los Vándalos Asdingos ocuparon la Gallecia, los Suevos la región del norte del Duero, los Alanos las provincias de Lusitania y Cartaginense y los Vándalos silingos la Bética.
Al mismo tiempo tiene lugar la entrada de los Visigodos en la Península Ibérica al servicio del Imperio romano con el objetivo de subyugar a los invasores.
De todos estos pueblos, los Suevos y los Visigodos serían los que tuvieron una presencia más duradera en el territorio en el que actualmente se asienta Portugal. Estableciendo la capital de su reino en Braga, los Suevos expanden su territorio hacia Galicia y Lusitania. Los suevos eran originariamente paganos, habiendo sido evangelizados por Martín de Braga, aunque la variante del cristianismo a la que pertenecieron fue alternativamente católica (la de la población autóctona) o arriana (la de los visigodos). A partir de 470 crecen los problemas del Reino Suevo con el vecino Reino Visigodo de Toledo. En 585 el rey visigodo Leovigildo toma Braga y se anexiona el Reino Suevo. A partir de este momento, toda la península permanecerá bajo el reinado godo (con la excepción de algunos puntos en la costa sur del mediterráneo, que estaban controladas por los Bizantinos), hasta la invasión musulmana de 711.
Los pueblos bárbaros eran numéricamente inferiores a la población hispanorromana, por lo que su estrategia fue en primer lugar mantenerse como minoría dirigente estrictamente separada de la mayoría autóctona. A ello ayudó el mantenimiento de las diferencias idiomática y religiosa, y la prohibición legal de los matrimonios mixtos. No obstante, la consolidación del reino visigodo (y en menor medida del suevo) se consiguió justamente por políticas de integración con la población local, incluyendo la conversión religiosa, la unificación legislativa y la autorización de matrimonios mixtos, lo que produjo una progresiva identificación y mezcla étnica y cultural.
Las ciudades sufrieron una fuerte decadencia, como en toda Europa Occidental, y tanto las formas de vida urbanas como la economía sufrieron una fuerte ruralización.
En 711 la Península Ibérica fue ocupada por las tropas del Califato de Damasco (básicamente bereberes norteafricanos con algunos elementos Árabes). Durante los primeros dos siglos el Califato de Damasco luchó por mantener el control de toda la Península. Tras las primeras victorias cristianas la antigua provincia del imperio Omeya se independizó y pasó a ser el emirato de Al-Ándalus, y más tarde pasó a estar controlada por el Califato de Córdoba. En el 712 cayó Toledo, la capital Visigoda. Desde entonces fueron avanzando hacia el norte, y todas las ciudades fueron capitulando. En el 716 controlaban toda la península, aunque el control en el norte era más nominal que militar. A partir de entonces dirigieron sus esfuerzos hacia los Pirineos para tomar el reino Carolingio. En el año 718 en Asturias se produce la primera revuelta, al mando de un noble visigodo llamado Don Pelayo. En 722 tiene lugar la Batalla de Covadonga, donde Pelayo vence y funda el reino de Asturias.
Los siglos VIII y IX significarían un creciente poderío musulmán, a pesar de los núcleos cristianos del norte de la península. En el siglo X, Abderramán III convierte Al-Andalus en califato independiente.
La Reconquista terminó con la Conquista de Granada por parte de los Reyes Católicos en 1492. En esa época, el reino portugués ya existía como nación independiente, dedicándose a los descubrimientos ultramarinos con la excusa de seguir con las cruzadas para difundir el Cristianismo. Los musulmanes que no fueron expulsados o asesinados durante la reconquista tuvieron que adquirir las costumbres locales incluido el credo cristiano. No hay datos ciertos sobre la presencia de componentes bereberes en la población portuguesa actual pero algunos científicos apuntan a que la hay.
Si rápida fue la Invasión musulmana, la Reconquista de los reductos de cristianos del norte fue francamente más lenta. Este proceso gradual originó el nacimiento de pequeños reinos que se irían agrandando a medida que la Reconquista iba dando sus frutos. El primero, el Reino de Asturias, se convertiría en Reino de León con Alfonso III el Magno de León en el año 901.
Más tarde, Alfonso VI de León (autodenominado emperador) entregó, por mérito, a su yerno Enrique de Borgoña, el Condado Portucalense. De este condado, que pertenecía al Reino de León, pero que poseía gran autonomía surgiría el Reino de Portugal. Enrique gobernó para conseguir una autonomía completa en su condado y dejó una tierra portucalense mucho más libre de la que recibió. Tras su muerte (1112), le sucede la viuda de éste, Teresa de León, como regente del condado durante la minoría de edad de Afonso Henriques. El pensamiento de Teresa fue idéntico al de su marido: fortalecer la vida portucalense y conseguir la independencia del condado. Teresa comenzó en 1121 a autodenominarse reina, pero los grandes conflictos diplomáticos y la influencia de los nobles gallegos (principalmente Fernando Pérez de Traba) en la regencia de los asuntos públicos perjudicó su esfuerzo, y es derrotada por Alfonso VII Rey de León en 1128. A los catorce años de edad (1125), el joven Afonso Henriques es elevado a la condición de caballero, siguiendo las costumbres de los reyes, y convirtiéndose así en guerrero independiente. La posición de favoritismo de la reina en relación a los nobles gallegos y la indiferencia a los hidalgos y eclesiásticos portucalenses originó una revuelta de estos, bajo la dirección de su hijo.
La lucha entre Alfonso Henriques y su madre se desarrolla hasta que en 1128 tiene lugar la Batalla de San Mamede (poco después de la derrota de Teresa ante Alfonso VII y su reconocimiento de este como rey) (Guimarães) en la que Teresa es derrotada y expulsada del territorio que había gobernado durante quince años. Afonso Henriques aprovechó la ocasión para declarar al condado como principado independiente.
No obstante, continuó luchando contra las tropas de Alfonso VII de León y Castilla (no conforme con la pérdida del condado), mientras que paralelamente luchaba contra el Imperio Almorávide. En 1139, Alfonso Henriques consiguió una importante victoria en la Batalla de Ourique, habiendo declarado la independencia con el apoyo de los jefes portugueses, que le aclamaron como rey.
En esta fecha, 1139, nacía oficialmente el Reino de Portugal y su primera dinastía, con Alfonso I de Portugal como rey.
Reclamando protección pontificia para la nueva monarquía, Alfonso Henriques se dirigió al papa Inocencio II, que declaró Portugal como tributario de la Santa Sede. En 1143 es reconocida la Independencia de Portugal por el rey de León en el Tratado de Zamora, firmándose definitivamente la paz. Durante el periodo que continúa, se siguió atendiendo, siempre que era posible, a asegurar la soberanía (que no estuvo asegurada durante la Crisis dinástica), así como a ampliar el territorio hacia el sur.
Enrique de Borgoña fue el fundador de la primera casa real portuguesa, la Casa de Borgoña, que gobernó el país hasta 1383. Fernando I fue el último miembro de esta familia en gobernar Portugal. Los motivos de la caída de esta dinastía fueron las luchas contra los reinos vecinos de León y Castilla y las revueltas en tiempos de Dionisio I.
Terminada la parte portuguesa de la Reconquista en 1249, la independencia estuvo en peligro por la presencia castellana, como resultado de la crisis de 1383-1385 por la sucesión del rey Fernando I. La independencia queda garantizada en la batalla de Aljubarrota con la aniquilación total del ejército castellano y la aclamación popular de Juan I, hermano de Fernando I pero hijo ilegítimo de Pedro I, que representaba el inicio de la segunda dinastía, la de Avis, casa real que gobernaría Portugal hasta la llegada de Felipe I y la independencia con la Dinastía de Braganza. Bajo la dinastía Avís, Portugal realizó grandes avances en la técnica de navegación, y comenzó los descubrimientos en ultramar así como fue creando un Imperio comercial por África, Asia y América.

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116. mariachi_vargas_detecalitlaan ,

bastante increíble la historia de portugal....

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Última edição por mariachi_vargas_detecalitlaan , Feb 3 2017 19:05:08

117. venustiano-carranza ,

si buenicima, me encanta

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118. tu_princesita_guerrera ,

holaa! aquii estoy de nuevo...
les dejo un texto sobre algo importante para mi país.
lo siento por ser un poquito largo... jeje
saludos

Los descubrimientos Portugueses
El infante D. Henrique, «el Navegante», personifica la gesta de los descubrimientos.
Con la Reconquista concluida, el rey Dinis se interesó en el comercio exterior, organizando las exportaciones a los países europeos. El 10 de mayo de 1293 estableció un fondo de seguro marítimo para los comerciantes portugueses que vivían en el condado de Flandes, que pagaban determinadas cuantías en función del tonelaje, que revertían en su beneficio si era necesario. Vino y frutos secos del Algarve se vendieron en Flandes e Inglaterra, la sal de las regiones de Lisboa, Setúbal y Aveiro fueron rentables exportaciones hacia el norte de Europa, así como el cuero y el Kermes, un tinte escarlata. Los portugueses importaban armaduras y municiones, ropa ligera y diversos productos de Flandes e Italia.
En 1317 Dinis hizo un trato con el navegante y comerciante genovés Manuel Pessanha (Emanuele Pessagno), nombrándole primer almirante de la flota real con privilegios comerciales con su país, a cambio de veinte navíos y sus tripulaciones, con el fin de defender las costas del país de los ataques de piratería (musulmanes), sentando las bases para la marina portuguesa y para el establecimiento de una comunidad de comerciantes genoveses en Portugal. Obligados a reducir sus actividades en el mar Negro, los mercaderes de la República de Génova se habían vuelto al comercio norteafricano de trigo, aceite de oliva (también fuente de energía) y oro —navegando a los puertos de Brujas (Flandes) y de Inglaterra. Genoveses y florentinos se instalaron en Portugal, que se benefició de la iniciativa y la experiencia financiera de los rivales de la República de Venecia.
En la segunda mitad del siglo XIV, los brotes de peste bubónica provocaron un notable despoblamiento: la economía estaba muy localizado en unas pocas ciudades y la migración del campo había llevado al abandono de la agricultura y al aumento del desempleo en los pueblos. Sólo el mar ofrecía alternativas, con la mayoría de la población fijada en las zonas costeras de pesca y comercio.
Entre 1325 y 1357 Alfonso IV concedió financiación pública para fomentar una flota comercial y ordenó las primera exploraciones marítimas portuguesas a Canarias, con el apoyo de Génova, bajo el mando de Manuel Pessanha, llegando a Canarias en 1341, sin embargo 29 años antes, en 1312, el genovés Lancelotto Malocello había descubierto Canarias para la República de Génova. Su explotación fue concedida en 1338 a los comerciantes extranjeros, pero, en 1344, Castilla se las disputó, siéndoles concedidas al castellano Luis de la Cerda. Al año siguiente, Alfonso IV envió una carta al Papa Clemente VI refiriéndole los viajes portugueses a las Canarias y protestando por esa concesión a los castellanos. En las reclamaciones sobre su propiedad, sucesivamente renovadas por ambos pueblos ibéricos, prevaleció finalmente la voluntad del Rey de Castilla sobre las islas (que fue quien las conquistó, estableciendo en ella colonos castellanos).
En 1353 fue firmado un tratado comercial con Inglaterra para que los pescadores portugueses pudieran pescar en las costas inglesas, allanando el camino para el futuro Tratado de Windsor en 1386. En 1370 se estableció la Bolsa de Seguros Marítimos y en 1387 hay noticias del establecimiento de mercaderes del Algarve en Brujas. En 1395, Juan I promulgó una ley para regular el comercio de los comerciantes extranjeros.
Hay unanimidad entre los historiadores a la hora de considerar la conquista de Ceuta como el comienzo de la expansión portuguesa, por lo general referida como «Descubrimientos» (Descobrimentos). Fue una plaza conquistada con relativa facilidad, por una expedición organizada por Juan I, en 1415. La aventura ultramarina adquiriría un gran impulso gracias a la labor del infante D. Henrique reconocido internacionalmente como su principal impulsor.
Europa y en particular los reinos de la región Occidental se hallaban aislados y sin recursos por las crecientes campañas musulmanas del Imperio Otomano que intentaba tomar el mundo cristiano a través del reino de Hungría. De esta manera, las motivaciones para las empresas de descubrimientos fueron principalmente, aunque no únicamente, de carácter económico: buscar acceso directo a las fuentes de abastecimiento de trigo, oro y de esclavos y más tarde a las de especias orientales.
Además de la necesidad de alcanzar las fuentes de bienes escasos o caros en Europa, había intención política de atacar o debilitar la retaguardia del gran poderío islámico, adversario de la Cristiandad (es aquí donde se observa la estrategia militar y diplomática unida al espíritu de evangelización heredado de las Cruzadas).
Hasta el siglo VI, los portugueses practicaban una navegación de cabotaje, utilizando, para el efecto la barca y el barinel, embarcaciones pequeñas y frágiles que poseían un solo mástil con velas cuadrangulares fijas. Estos barcos no conseguían dar respuesta a las dificultades que surgían en el avance hacia el sur, como los bajíos, vientos y corrientes marinas adversos. Están asociados al preludio de los descubrimientos, los viajes a Madeira, Azores, Canarias y la exploración del litoral africano hasta por lo menos el golfo de Arguin en la actual Mauritania.
Sin embargo, el navío que marcó la primera fase de los descubrimientos portugueses, en la etapa atlántica y africana fue la carabela. Era de navegación fácil y mayor capacidad de abordaje, ya que tenía un aparejo latino. Sin embargo, su capacidad limitada de carga y la necesidad de una gran tripulación eran sus principales inconvenientes, que no obstante, nunca impidieron su éxito. Esto se debe en buena parte a la evolución técnica registrada en el siglo XV y gracias a los múltiples viajes de exploración de la costa atlántica africana, sustituyendo definitivamente a las barcas y barineles en las actividades de navegación.
Para la navegación astronómica, los portugueses, como otros europeos, recurrieron a instrumentos de navegación árabes como el astrolabio y el sextante, que aligeraban y simplificaban la navegación. Inventaron otros como la balestilla o «bengala de Jacob» (para obtener en el mar la altura del sol y otros astros), que no utiliza la graduación de un arco de circunferencia pero sí un segmento deslizante a lo largo de un asta, con el ojo del observador en línea recta al astro observado.
Pero los resultados variaban conforme el día del año, lo que obligaba a hacer correcciones de acuerdo con la inclinación del sol en función del día. Por eso en el siglo XV los portugueses confeccionaron después de 1483 tablas de inclinación del sol impresas en Venecia. Eran instrumentos muy precisos para la navegación en alta mar, habiendo recibido una gran difusión, como otras tablas que contenían las correcciones necesarias al cálculo a través de la Estrella Polar.
Cinco años después de la conquista de Ceuta en 1415, el infante Enrique el Navegante fue nombrado administrador de la Orden de Cristo. Tras el desastre de Tánger en 1437, con la derrota portuguesa, se dejó a un lado el proyecto de conquistar Marruecos.
En el reinado de Alfonso V se conquistaron las siguientes plazas: Alcazarseguir (1458), Arzila (1471) y Tánger, después de que los habitantes hubiesen huido por la caída de Arzila. Safín (1508), Mazargón (1513) y Azemmour fueron conquistadas ya en el reinado de Manuel I.
Pero la vida de los portugueses en estas ciudades fortificadas fue siempre difícil debido a los constantes ataques de los moros. Los alimentos, el agua y otros bienes necesarios para la vida cotidiana venían de Portugal o de España por mar o eran comprados a los moros que en tiempo de paz se disponían a comerciar con los portugueses.
Aún en el reinado de Juan I de Portugal y bajo las órdenes de Enrique el Navegante se descubre la isla de Porto Santo por João Gonçalves Zarco (1418) y más tarde la isla de Madeira por Tristão Vaz Teixeira. Se trata de un redescubrimiento porque ya había conocimiento de la existencia de las islas desde el siglo XIV, según revela la cartografía de la época. Se trataba de islas deshabitadas que, por su clima ofrecían posibilidades de repoblación portuguesa y reunían condiciones para la explotación agrícola.
En 1424 se inicia la colonización de Madeira, adoptando un sistema de capitanía. El infante Enrique decidió plantar en la isla caña de azúcar —rara en Europa y por ello considerada especia—, promoviendo para eso, la venida de Sicilia de la primera planta así como de los métodos para su cultivo. La cultura de la caña y la industria de producción de azúcar se desarrollaría hasta el siglo XVIII, extrayendo el jugo para luego refinarlo.
Más tarde, cerca del siglo XVII, la cultura de la caña de azúcar sería llevada a Brasil, dedicándose Madeira a la producción de vino.
En 1427 comienza el contacto con el archipiélago de Azores por Diogo de Silves. En ese año se descubre el grupo oriental, (São Miguel y Santa María). Se siguió con el descubrimiento del grupo central (Terceira, Graciosa, São Jorge, Pico y Faial). En 1452, João de Teive descubre el grupo occidental, la Flores y Corvo.
Este archipiélago, también deshabitado, reunía condiciones para la colonización. De esta forma, aquí también se aplicará el sistema de capitanías y la producción se basaba en el azúcar, vino, trigo y ganado.
En el reinado de Eduardo I, Gil Eanes dobla el cabo Bojador en 1434. A partir de aquí, Enrique el Navegante promueve, desde la Escuela de Sagres, el descubrimiento de la costa africana, por su propia iniciativa y sin intervención de la corona hasta su muerte en 1460.
En el reinado de Alfonso en 1441 Nuno Tristão llega al cabo Blanco. Junto con Antão Gonçalves hicieron incursiones en el Río de Oro, de donde fue obtenido oro en polvo. A partir de entonces se generalizó la convicción de que esa área de la costa africana, podría, independientemente de los nuevos avances, servir para el establecimiento de una actividad comercial que respondiera a las necesidades monetarias que, en Portugal, como en toda Europa se hacían sentir.
Con las visitas anuales a Guinea y Mina para recocer esclavos y oro, cambiado por tejidos y trigo adquiridos en Madeira o en el extranjero, subía el valor de la moneda portuguesa. En Lagos comenzó a funcionar un depósito de esclavos y productos de Guinea, que pasaría a ser conocido como la Casa de la Guinea y, tras su transferencia a Lisboa en 1482, por Casa de Guinea y de Mina. Esta sería la institución predecesora de la Casa de la Índia.
En 1443, Nuno Tristão llegaba a Arguin, y en 1444 a la Tierra de los Negros.
En 1444, Dinis Dias descubre las islas de Cabo Verde y en el siglo XV comienza la población de las islas. Los nuevos habitantes serían negros traídos de Guinea-Bisáu, para cultivar algodón.
En 1445, António Fernandes descubre las islas Bijagós.
En 1446 son realizadas varias expediciones por la actual Guinea-Bisáu.
En 1455, el Papa Nicolás V dicta una bula declarando que las nuevas tierras descubiertas pertenecen a los reyes de Portugal. Al año siguiente llegaba a Bristol el primer cargamento de azúcar de Madeira.
En 1458 tiene lugar la conquista de Alcazarseguir y en 1459 la capitanía de Funchal se entrega a João Gonçalves Zarco.
En 1460, Pêro de Sintra llega a Sierra Leona. En este año fallece Enrique el Navegante.
Con la muerte del infante don Enrique, en 1460, la misión es atribuida momentáneamente a su sobrino, el infante Don Fernando (hijo del Rey Eduardo). En 1469, Alfonso V entrega, por cinco años, la exclusividad del negocio con la Guinea a un mercader de Lisboa, Fernando Gomes, mediante el pago anual de un renta de doscientos mil reales.7 Según João de Barros, aquel «honrado ciudadano de Lisboa» se quedaba con la obligación de continuar con los descubrimientos pues la exclusividad fue otorgada con la «condición de que en cada uno de los cinco años, se descubrieran por la costa cien leguas de manera que al final del arrendamiento hubiese 500 leguas descubiertas».ref>Barros, João, Décadas da Ásia.</ref> Este avance terrestre, del cual no hay grandes pormenores, habría sido comenzado desde Sierra Leona, donde habían llegado Pedro Sintra y Soeiro da Costa.
En 1471, al servicio de Fernando Gomes, João de Santarém y Pêro Escobar descubren la costa septentrional del golfo de Guinea, llamándolo la «mina de ouro» de Sama (actualmente Sama Bay), la costa de Mina, la de Benín, la de Gabón y las islas de Santo Tomás y Príncipe y de Annobón. Las penúltimas serían aprovechadas para la producción de azúcar, utilizándose mano de obra de los esclavos traídos de Angola.
Tanto o más que la adquisición de oro y especias, el de esclavos, ofrecía buenas perspectivas de lucro en ese periodo la exploración mercantil de la costa occidental africana. Efectivamente, el antiguo tráfico de esclavos guanches capturados en las islas Canarias (por castellanos, franceses, italianos y portugueses) se tornaba más difícil para los lusos. Igualmente difícil era adquirir moros en Marruecos.
Se cambiaban esclavos por paños y otros artículos. Sin luchas, eran los propios mercaderes moros o negros los que vendían esclavos a los portugueses — que, luego los revendían a los europeos.
Luego llegarían otros navegantes como Soeiro da Costa (que dio nombre al río Soeiro), Fernando Poo (que descubrió la isla Formosa —en África—, que terminaría siendo conocida por el nombre de su descubridor). João Vaz Corte-Real que, en 1472, descubre la isla de Terranova, y Lopo Gonçalves (cuyo nombre se transmitió al cabo Lopo Gonçalves, ahora conocido por cabo López) pasó en 1473 el Ecuador.
En 1474, Alfonso V entrega a su hijo, Juan II, con apenas 19 años, la tarea de los descubrimientos por tierras africanas. Más tarde, en 1481 dará el monarca un nuevo título que confirma la misión del príncipe «...sabemos certo que ele dá, per si, e per seus oficiais, mui boa ordem à navegação destes trautos e os governa mui bem». Así le fue entregada la política de expansión ultramarina. D. Juan organiza el primer viaje de Diogo Cão. Este reconoce toda la costa hasta la región de San Agustín. En 1485, Diogo Cão realiza un segundo viaje llegando a la Sierra Parda.
Hay noticias de fardos de azúcar de Madeira entregados en Ruan en 1473 y Dieppe en 1479.
En 1479 se firma el Tratado de Alcáçovas, que pone fin a la Guerra de Sucesión Castellana, en la que Portugal ha tenido un papel protagonista, tanto por tierra como por mar en el Atlántico. En el tratado Portugal renuncia definitivamente a las «Islas de Canaria» pero consigue en cambio el reconocimiento de su domino sobre «Guinea, con sus minas de oro», sobre las «Islas de la Madera, Puerto Santo e Desierto», sobre las «Islas de los Azores e Islas de las Flores, y así las islas de Cabo Verde, e todas las islas que ahora están descubiertas e cualesquier otras islas que se hallaren o conquistaren, de las Islas de la Canaria para baxo contra Guinea» y en general sobre «todo lo que es hallado e se hallare, conquistase o descubriere en los dichos términos, allende de que es hallado ocupado o descubierto».
En 1482 se da la construcción de la fortaleza de São Jorge da Mina y, al año siguiente Diogo Cão llega al río Congo. Un año más tarde, Martín de Bohemia llega a Portugal. En 1486 se funda un puesto comercial en Nigeria.
En 1487, Juan II envía a Afonso de Paiva y Pêro da Covilhã en busca del Preste Juan y de informaciones sobre navegación y comercio en el Océano Índico. En ese mismo año, Bartolomeu Dias, comandando una expedición de tres carabelas llega al cabo de Buena Esperanza. Con ello se descubrió la conexión entre ambos océanos.
En 1492, Abraham Zacuto es expulsado de España por ser judío, estableciéndose en Portugal y trayendo consigo las tablas astronómicas que ayudarían a los navegadores portugueses en el mar. Tras la llegada de Cristóbal Colón a América, se promulgan tres bulas papales, que concedían al reino de España el dominio de esas tierras.
De cara a esto, Juan II consigue una renegociación, pero sólo entre los dos estados, sin intervención del papa. Así, en 1494 se firma el Tratado de Tordesillas: el mundo es dividido en dos áreas de exploración, la portuguesa y la española. El mundo sería dividido en función de un semimeridiano que debía pasar a 370 leguas de las islas de Cabo Verde.
En el reinado de Manuel I, el 8 de junio de 1497 parte de Restelo la armada dirigida por Vasco da Gama. Se trataba de una expedición que contaba con cuatro embarcaciones. Es a partir del viaje de Vasco da Gama cuando se introducen las naos. El 20 de mayo de 1498, Vasco da Gama llega a Calicut. Quedó así establecido el descubrimiento de la ruta marítima hasta la India.
En 1500, parte la segunda expedición para la India, comandada por Pedro Álvares Cabral. Era una expedición compuesta por doce embarcaciones. Pero Pedro Álvares Cabral, a la altura de Cabo Verde se desvía de la ruta y en abril de 1500 llega a una tierra, primero llamada Isla de Vera Cruz, más tarde Tierra de Santa Cruz y finalmente Brasil — debido a la abundante existencia de madera de palo de Brasil.
Pedro Álvares Cabral llega a Calicut en 1501. Ocurren algunas discordias con Samorín, con el cual Pedro Álvares Cabral acaba por romper relaciones. Así se dirige al sur y establece un puesto comercial en Cochín.
En 1501 se envía una segunda armada a Brasil. En 1514 Jorge Álvares llega a China. En 1543 Francisco Zeimoto, António Mota y António Peixoto son los primeros europeos en alcanzar Japón.

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119. Lizz,

Está súper la historia de portugal! me encanta este hilo no debe morir, aquí se aprende bastante.

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120. venustiano-carranza ,

hoy nuestro México esta de fiesta, 100 años de nuestra constitución se cumplen hoy.

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