2191. TophBeifong,
Hola gente, ¿qué tal?
Acá les dejo una pregunta para debatir.
¿Están de acuerdo con la prohibición de que los menores de diecisiete no puedan hacer magia fuera de Hogwarts?
Justifique su respuesta.
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Hola gente, ¿qué tal?
Acá les dejo una pregunta para debatir.
¿Están de acuerdo con la prohibición de que los menores de diecisiete no puedan hacer magia fuera de Hogwarts?
Justifique su respuesta.
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Ajajajajajajaaj, me recordastes las preguntas de los exámenes en la escuela xd.
En mi caso, yo pienso que esta prohibición viene dada por la responsabilidad que implica el realizar magia. Si bien puede ser utilizada para facilitar muchas cosas, al emplearse de manera indebida las complicaciones pueden ser graves y perjudiciales, hasta para el propio niño o niña que pone en práctica el hechizo. No es algo a tomar a juego, al ser un mago tienes que tener un cierto grado de responsabilidad hacia cómo la empleas y para qué la empleas, responsabilidad que desde luego los niños menores de 17 muchas veces desdeñan, ya sea por rebeldía, por temeridad, por alevosía, por curiosidad, muchas razones que los llevan a ser imprudentes.
Ahora bien, en la saga se da a entender que en realidad esta prohibición recae en los padres, tutores legales de estos niños, que son los encargados de velar por el adecuado empleo de la magia, y el desarrollo de las habilidades de sus hijos en un entorno seguro y sin riesgos. Se da por entendido que en una casa donde habitan magos adultos, estos son los que limitarán la magia de sus descendientes, y esa prohibición no va enfocada presisamente a estos entornos. Sobre todo esta regla es pensada más para los hijos nacidos de muggles, que además de todo el peligro que conlleva dejarlos hacer magia sin control, está el tema del estatuto mágico de confidencialidad, y la ocultación de los magos ante el mundo muggle; responsabilidad que recae sobre los jóvenes magos con esta condición, y sobre sus familiares. Pero dudo mucho que los niños que se criaran en casas de magos cumplieran estas restricciones mágicas, supongo que estarían en concordancia con el nivel de permisibilidad de sus padres.
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Lo que dijo @Ronald_Weasley :V.
No lo sé, me parece completamente razonable, agregando que no la prohiven totalmente, se puede usar en casos de emergencia (como un dementor en Little Whinging cof cof cof)
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gente tal bes me llamen extraño pero tengo que decir esto
es raro que alos menores de 17 años no les permitan aser magia en casa osea fuera de Hogwarts ,pero aquí va mi duda , en Harry Potter 2 en el libro a Harry le dicen que el ministerio solo detecta el lugar que seis o la magia pero no de que persona la rrealiso ,entonces ,porque un menor de 17 años en casa noasemajia cuando sus padres son magos?
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en un canal de teorías de harri,vi ke eso era una laguna y no entiendo eso de el detector ke te pone el chingado ministerio si se supone vamos aponerlo en el caso de harri ke era un mestiso o Hermione ke era hija de mutgles cuando harri,abrío la jaula de la serpiente sin kerer con majia axidental
el ministerio no lo estuvo fregando por aver echo eso pero eso sii cuando dobi (elfo ) tiró el pudín de tía petunia responsavilisavan a harri hay sii verdad no es injusto
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Ya les dije. Lo de la magia cuando eres criado en un entorno mágico no es tan relevante. Las autoridades delegan en los tutores legales el tema de la permisibilidad de la magia. Dudo mucho que los niños con familia mágica se esperen a tener 11 años para hacer magia, o que en sus vacaciones no la hicieran, yo creo que esta norma si sus padres estaban de acuerdo se la pasaban por el forro. Y también creo que iba más enfocaba a la protección de los hijos nacidos muggles, y al tema de la protección del mundo mágico y el estatuto del secreto internacional. También, la magia accidental está fuera de esta prohibición, porque como su nombre lo indica, es accidental, fuera del control del mago que la realiza, así que no entra dentro de la prohibición.
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Exacto, cuando Harry abrió la jaula de la serpiente fue magia axidental, así como las muchas veces que le creció el cabello, el Jersey de Dudley que misteriosamente se encogió, cuando infló a la tía Marge, etc.
Y bueno, cuando Dobby hizo lo que hizo, el único que hacía magia en la casa era Harry, por lo tanto, esta regla se aplica al vivir con muggles.
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y entonces complementando a la pregunta echa por @tof por ke si se supone ke el detector desaparece a los 17 por qé no desapareció el de harri,y lo pudieron encontrar en la ccafetería?
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Te recuerdo Asuma que en la cafetería no fueron encontrados por el hechizo ese, si no por el hechizo tabú que había colocado sobre el nombre de Voldemort, nombre que ellos utilizaban sin miramientos igual que la orden del fénix, y que inteligentemente Tom Riddle utilizó como forma de localizar a la gente que se le oponía a él, hasta que estos se dieron cuenta.
Además, recuerda que el ministerio acababa de caer bajo el poder de Voldemort, así que no hubiera sido difícil para él poner a funcionar todas las medidas de localización mágica para hayarlos.
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pero yo creo, que cuando creció el cabello Harry podría aver sido un metamor fo mago
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yo no creo, pues simplemente le creció, no le cambió de color ni nada por el estilo como a Toncs, sólo pasó, pienso yo, porque estaba bastante asustado por la reacción de la gente en la escuela.
Y nuestro querido pipipote hacía magia involuntaria cuando se asustaba o se molestaba.
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parece que en el mundo de Harry Potter noai muchos meta-morfo magos
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claro, no recuerdan las palabras de tons? no existen muchos metamorfomagos en el mundo, y no se hacen, si no que nacen. las demás personas tienen que recurrir a pociones y a la varita para cambiar su aspecto.
en cuanto a la magia accidental, el ministerio puede controlarlo, pero con más precisión si es un mago entre muggles que entre familia de magos.
como dijo Dumbledore, el ministerio confía en que los padres vijilen a sus hijos cuando estos no han alcanzado la mayoría de edad. y cuando estos alcanzan la edad escolar, es ahí cuando el ministerio pone más atención a todo lo que sea referente a la magia que este aga. puesto que se considera magia accidental desde que esto se hace visible en la niñés, y no saben controlarla hasta que entran en Howarts.
y como también dijo Dumbledore, el ministerio de magia puede detectar la presensia de magia en un lugar, pero no a quien la realiza. y como ejemplo, pone a dovi en la casa de los tíos de Harry, y así se entiende que tom ridel halla matado a su padre y abuelos, ya que el ministerio tenía constancia de que cerca del pueblo vivía un mago.
y como ron dijo, no pueden colocarte el rastreador siendo mayor de edad, y se necesita que alguien del ministerio esté cerca de uno para hacerlo.
otra cosa que sale en contradicción, es en la peli 7. cuando modi le dice a Harry, si estornudas, el ministerio sabe quien te suena la naríz. haciendo referencia, al rastreador.
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En efecto, no hay muchos metamorfomagos, sería genial ser uno.
Por cierto, ¿alguien quiere afiliarse a la Plataforma Élfica de defensa de los derechos obreros (PEDDO)? :V.
No sé ustedes, pero yo a veces me pregunto qué vio el sombrero seleccionador en la mente de la hilarante Luna Lovegood, y qué le diría.
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qe bueno ke tedi lupin no fue un licántropo y mejor fuera metamorfomago y pues con lo de luna le a de ver dicho qe tenía un pensamiento creativo y qe veía mas ayá por eso la a de ver colocado en ravenclau
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¡Saludos amigos!
Con ustedes aquí, el capítulo número cinco de James Potter, un hermoso bastardo. Espero que sea de su agrado.
Capítulo 5:
Lily Evans y el San Valentín del 75
Musicalización del Capítulo: KC and Sunshine Band - Down Tonight (1975)
—Parece que no has dormido bien, —comentó Marlene durante la mañana del san Valentín del 75.
Ese día cargaba con dos feas y grandes ojeras. De haber tenido la oportunidad, le habría pedido a Lily un poco de su pócima revitalizante, pero como aquella prefería compartir el desayuno con Severus Snape, no me quedó de otra que ir por la escuela modelando mis manchas negras bajo los ojos.
—Me he quedado estudiando en la biblioteca hasta tarde, —mentí mientras me llevaba una cucharada de avena dulce a la boca.
En realidad, me avergonzaba confesarle que James me había hecho remendar los uniformes del equipo Gryffindor, tarea que me había obligado a dormir hasta las dos de la mañana. Seguro me sometería a un sermón que abriría con un molesto "Te lo dije".
—Ya era hora, —manifestó, dando vuelta a su edición matutina del profeta.
Marlene era esa estudiante del tipo amigable y metódica. Nunca se metía en problemas y siempre estaba dispuesta ayudar, no por nada era asesora de Peter Pettigrew. A menudo me preguntaba cómo era posible que el pequeño Peter, quién era amigo de tres de las mentes más brillantes de la generación, tuviese que acudir a Marlene como apoyo para estar al día con las asignaturas.
Podría comprenderlo si prefería pasar de James. Pero Sirius y Remus parecían mejor opción para él, ya que compartían el mismo dormitorio. ¿Sería que sus amigos no tenían la madera, ni el tiempo para ejercer de asesores? O tal vez (y creo que esta teoría sería la más cercana a la realidad) Marlene era el único vínculo que tenía Peter con alguna mujer.
—Hola Marlene, —saludó el pequeño Peter, que se unía a su círculo en Gryffindor para desayunar.
—Buenos días "Pit", —respondió aquella. Atisbé un dejo de alegría cuando Marlene volvió a bajar la mirada hacia su lectura.
—¿"Pit”? —reí mediante un susurro—. ¿Hay algo qué no me hayas contado entre "Pit" y tú? —enarqué una ceja, expectante de detalles.
Marlene giró sus pupilas.
—oh, Por favor Mary, no te inventes novelas, —comentó sonrojada-. Lo que ocurre es que me recuerda a mi hermanito.
—Pero si tu hermano tiene diez años… —dije sin comprender. Insistía en que mi teoría entre Peter y Marlene fuera acertada. Luego me di cuenta que el hermanito de Marlene y Pettigrew podrían compartir evidentes similitudes, sobre todo con la voz, la cabellera rubia y la baja estatura.
Peter, a diferencia de sus compañeros, aún no había atravesado por la pubertad. Su voz seguía siendo chillona e infantil, como la de un niño, y su altura se comparaba con la de los alumnos de primer ingreso. Eso aunado a la postura maternal que había adoptado Marlene con aquél, podía entender que, para mi amiga, "Pit" era su excusa para ejercer de hermana mayor.
—¿Cómo va la asesoría con "Pit"? —pregunté entonces burlona, llevándome otra cucharada de avena a la boca.
—Progresando, —Respondió. Noté sus ojos fulminantes detrás del periódico-. ¿Cómo va tu entrenamiento en Quidditch? —Contraatacó.
Alcé las cejas y desvié la mirada.
—Progresando, —volví a mentir.
Reflexioné sobre mi triste situación de un San Valentín a los catorce años. Mientras Lily era la amiga inseparable de Snape y Marlene la hermana protectora de Peter, yo era la elfina doméstica de James. No tenía perspectiva de citas y lo único que se me ocurría hacer después de clase era dormir hasta reponer todas las horas de desvelo.
Escuché en coro unos gritos ahogados femeninos contiguos a nosotros. Provenía de la mesa de a lado, Marlene también interrumpió la lectura del profeta para atender la situación.
Las chicas de quinto grado de Griffindor, Hufflepuff y Ravenclaw escuchaban atentamente a Bertha Jorkins. Quién era conocida por ser la chica más cotilla del castillo. Parecía que la historia que contaba, cual fuera que sea esta vez, era especialmente escandalosa.
—Si… le vi el jueves besándose con Florence, -decía con un aire sensacionalista.
—¿Pero que acaso Caradoc Dearborn no estaba saliendo con Emma Vanity? —preguntó Tina Bruckley
—¡Y Florence está saliendo con Aubrey Bertram! —Añadió Jorkins.
—¡Que escándalo! —Exclamó entre risas agudas una de las chicas.
Hasta Caradoc tenía más suerte en el amor que yo. Ese si era un golpe bajo.
—¿Vamos a clase? —Propuse determinada a no escuchar más de los chismes de Bertha Jorkins
Marlene, que ya había terminado su desayuno desde hacía unos minutos, se incorporó con morral en mano.
Nos dirigimos a cuidado de criaturas mágicas con el profesor Kettleburn. Aquella clase la compartíamos con la casa de Hufflepuff, lo que admitía me levantaba el ánimo. El grupo de tejonas albergaba a un sexteto de chicas enérgicas y agradables con las cuales me gustaba compartir la clase.
Al llegar al establo, dónde tomaríamos la lección del día, observé algo distinto. Mientras los varones de corbata amarilla se hallaban alimentando a la familia de Hipogrifos que estrenaba un potrillo, las chicas, quienes deberían ser las más entusiastas con el nuevo miembro de la familia de aquellas Equi-aves, se encontraban amontonadas en círculo. Leían un pergamino de colores brillantes.
— Fiesta de San Valentín "Boogie", —leía Christy Abott —… "The Disco Snidgets" se presentarán.
— Ho, chicas tenemos que asistir, —manifestó otra con entusiasmo-. No podemos dejarlo pasar… ¿Creen que sea como las discotecas muggles? Ya saben con una de esas bolas de cristal y luces de colores…
—¡Mary! —Saludó una de las Hufflepuff cuando alzó la mirada y me pilló entrando, como si ansiara mi presencia desde hacía un rato—. Tu eres la adecuada para explicarnos ¿Cómo bailan los muggles esa "música Disco”.
— ¿Bailar? —Exclamé pestañeando con un par de ojos muy redondos. Había cumplido los catorce hacía apenas un par de meses, con suerte solo había asistido a fiestas de cumpleaños—. Si, claro… música Disco. Yo les puedo mostrar lo que sé, —mentí. Ese día debería de tener la nariz dos veces más grande de lo usual, pero era agradable cuando los magos se sentían interesados en el mundo muggle-. Existen un par de pasos muy populares.
—He visto que muchos bailan con patines, —comentó Abott—. ¿Es obligatorio llevarlos?
—Solo si deseas hacerte un par de moretones en plena pista, —respondí. Las chicas rieron.
—¿Podrías mostrarnos algo de esos pasos antes de que Kettleburn o los chicos lleguen? —Pidió Diane Smith emocionada. Se incorporó y se colocó junto a mí.
Un poco nerviosa por no poder sostener por mucho tiempo mi mentira, me volvía hacia la entrada del establo, dónde reconocí a una oportuna cabellera roja cruzando por la puerta.
—Lily puede mostrarte, es mejor "hija de muggles" que yo, —Dije en tono bromista, pero confiaba que fuera lo suficientemente efectiva para esquivar el trago malo de bailar.
—¿Qué yo que? —Dijo Lily inadvertida. Confundida se aferró a su ejemplar de Criaturas mágicas.
Solté un par de carcajadas tras ver el gesto de Evans.
—Las chicas asistirán a su primera "fiesta disco", —expliqué a la pelirroja.
—¡Lo que faltaba!, —exclamó aquella—. La fiebre disco ha invadido Hogwarts, —Rio con buen humor.
—Aterrador, ¿no lo crees? —Opiné.
—¡Oh! —Insistió Diane—. Lo que pasa es que ese tipo de fiestas… y esa música… no existen cuando se vive entre magos. Y Mola tanto. ¿No acudirán? —Preguntó.
Las Gryffindor nos miramos entre nosotras. Era seguro que ni Marlene, ni yo teníamos planes de asistir, pues no contábamos con pareja. Pero Evans…
Lo que había entre Snape y Lily era de hecho un pequeño enigma para mí.
Pasaban mucho tiempo juntos, incluso diría que ella prefería socializar con él antes que con nosotras. Pero no había indicios de romance. Lily casi nunca nos hablaba sobre él, aunque debería de reconocer que Lily tampoco nos hablara gran cosa de nada. A pesar de compartir habitación, pasaba más tiempo en el club de Slughorn o incluso, en el club de pociones, el cual era su indiscutible talento.
—Podrías pedirle a Snape que te acompañe, —Propuso Marlene.
Creo que era la pregunta clave para descubrir, de una vez por todas, que había entre la pelirroja y el Slytherin.
—¿Snape? —Espetó la pelirroja partiéndose de risa—. Primero se congelaría el infierno antes de que Snape ponga un pie en un evento social de esta índole, —Aseguró.
—¿Qué me dices de Potter? —Se aventuró a proponer Abott-. Todos sabemos que le gustas.
De pronto notamos que Lily se había incomodado lo suficiente como para bajar la mirada. Permaneció en silencio y se limitó a negar con el rostro fingiendo una mueca. Lily era una mujer algo introvertida pero siempre reflejaba sus pensamientos a través de sus gestos.
—¡Anda… ya! No hace falta que lleven a alguien, —dijo Diane queriendo disolver la amargura que había sembrado la pregunta—. Nosotras iremos en grupo, sin chicos.
—¡Si! —Abott se apresuró a secundar—. Pueden venir con nosotras. Será una noche de amigas.
—Yo me apunto, —dijo Marlene—, y apuesto que Mary igual, después de todo ella es la instructora de baile.
Tragué un poco de saliva, pero asentí afirmativamente.
—No, me temo que Mary no va a poder acudir, —habló James, que había llegado sin que le notáramos-. Mañana tenemos partido de Quidditch y alguien tiene que asegurarse de que las escobas estén limpias y en condición de volar.
Estaba en una posición difícil. En cualquier otra circunstancia le podía haber dicho que estaba abusando con ese juego de tratarme como esclava del equipo. Pero sabía que bastaba una excusa para que éste me expulsara del equipo ahí mismo.
—Venga ya, Potter, —rogó Christy Abott-. Ella es jugadora de reserva; ni siquiera le has permitido que debute en el campo.
—No se sientan solas chicas, les puedo prestar a Peter, —Ofreció el de lentes señalando al muchacho regordete y bajito que tan poca gracia les hacía a las mujeres—. Es un gran bailarín. -Añadió guiñando un ojo, pero yo pude olerme aquello como una guirnalda a la broma.
—muy gracioso, Cornamenta, —Musitó Peter algo avergonzado, mientras sacaba su edición de Criaturas Mágicas.
— ¿También vas a darle permiso a Black y a Lupin de salir esta noche? —Regañó Marlene sin que aquello le diera gota de gracia.
—Lamento decepcionarte Marlene, —respondió irónico-, pero este par y un servidor tenemos planes para esta noche, —Dijo rodeando los hombros de Sirius Black y Remus Lupin.
—Una velada a la luz de la luna llena, —sonrió Sirius, mientras cruzaba los brazos.
—¡Oh, en serio! —Exclamó curiosa Diane—. ¿Quiénes son las afortunadas?
James pensó un momento antes de contestar.
—Sólo puedo decir que son un trio bestial.
Remus Lupin, que era el más alto de los tres, se llevó los dedos al puente de la nariz y cerró los ojos en evidente viso negativo.
—Espero que no te moleste, Evans, —James desplegó la mejor y más atractiva de sus sonrisas—. Estaré disponible el resto del año sólo para ti.
Lily cerró los ojos con fuerza y exhalo profundamente, parecía contenerse para no decir algo desagradable. Creo que después de pasar tiempo con James como capitán de Quidditch podía comprenderla mejor que cualquiera de los presentes. Su arrogancia era abrumadoramente molesta, y por primera vez llegué a entender la pesadilla que podría significar tener a James Potter insistiendo, reiteradamente, en que le prestes atención.
Después de clase me apresuré a correr hacia la carpa de Griffindor localizada a un costado de la cancha de Quidditch. Pensaba que, si lograba acabar antes con esas malditas escobas, tendría oportunidad de llegar a la fiesta con Marlene y las chicas. Ya me las arreglaría para inventar algunos pasos de baile. No perdería la oportunidad de pasar un San Valentín divertido a lado de Marlene y la pandilla de tejonas. ¿Qué tanto tiempo podría llevarme conjurar un "fregotego" para limpiarlas?
Saqué del armario, una a una, aquellas escobas voladoras. No dejaba de pensar en lo magnificas y hermosas que eran. Mi barredora era de segunda mano y no volaba ni la mitad de rápido que cualquiera de aquellas. Saqué mi varita y la agité.
— "Fregotego", —conjuré.
Pero nada pasó. Lo volví a intentar, una, dos y hasta tres veces, pero aquel conjuro no surdía ningún efecto. Suspiré con desanimo. Tendría que cepillar las cerdas y quitar las manchas de pasto de manera manual.
Con muy mal humor tomé la primera escoba, un cepillo y me senté sobre una banca. Comencé a tallar.
No pasó más de media hora cuando fui presa de los primeros bostezos, seguidos de unos ojos pesados que persistían en cerrarse contra toda mi voluntad. Al poco rato quedé profunda y rotundamente dormida.
Debieron pasar demasiadas horas cuando desperté. La luna llena estaba en su cenit y la brisa nocturna de aquel febrero me escoció hasta los huesos.
Me encogí sobre mi asiento. Soplé aire caliente sobre mis manos y pensaba en lo tonta que había sido al ceder al sueño tan lejos del castillo.
Pronto un aullido, profundo y lúgubre, resonó en el aire. Paré en seco. Debía de estar escuchando algo inusual, se decía que en el bosque prohibido había hombres lobo y era, como se lo había mencionado a Lupin, una curiosidad aun no saciada en mi vida como bruja. Pese a las advertencias de la clase de defensa contra las artes obscuras, algo en mi me rogaba que no dejara pasar la oportunidad de mirar uno, aunque sea de lejos.
Convoqué un "lumus" y con varita en alto subí a los palcos de las gradas más altas. Desde ahí podría vislumbrar el horizonte. Por un lado, el castillo de Hogwarts, de dónde se alcanzaban a escuchar, aunque prestando mucha atención, los vestigios de una fiesta acompañada de coloridas y animadas luces. Por el otro lado, la cabaña del guarda bosques, Hagrid, seguida del infinito bosque prohibido.
¿Habría sido un hombre lobo? Quizá, pero probablemente ya se habría marchado, ya que la espesura de la noche no rebelaba nada fuera de lo normal.
Bajé. Sentí que lo mejor sería regresar al castillo. Aun no decidía si a unirme a la fiesta o sencillamente dormir. Por el frío que se sentía, prefería lo segundo.
Camino a la entrada, escuché unos galopes. ¿Sería uno de los animales del castillo?, ¿Un Hipogrifo, quizá? Miré por el rabillo del ojo. Y en efecto, había una criatura a una decena de metros. Un majestuoso ciervo, grande de astas prominentes y mirada astuta, como salido de un sueño febril. Estuve por un momento mirándole, temiendo que algún lobo, en la búsqueda de la cena, le empujara a salir del bosque y posteriormente resguardarse en los terrenos de Hogwarts.
Quise acercarme a él. Tenía la tentación de acariciarlo, pero apenas di un paso este apuntó sus astas hacia mí. Desistí con miedo, y respeto. Di media vuelta y me apresuré hacia el castillo.
Hasta aquí llega el capítulo, y entre el cuatro y este ha pasado algún tiempo. Ahora la historia marcha por 1975, y les adelanto que acabará en 1977, al concluír el sexto año de los merodiadores en Hogwarts.
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Последнее изменение Ronald-Weasley, 04.03.2023 12:20:22
buena historia,la verdad kien imajinaría ke si esto fuera canon,ke marlen mc kinon sería asesinada por voldi y posiblemente teorizando un poquitín entregada por alguien ke ella lo consideraba su hermano pequeño si fuera así ke maldito azco de colagusano
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Uuuy Asuma, no te adelantes, déjame decirte que en esta historia, en este fics podrás acercarte un poco a cómo ocurrió todo eso, el fic termina con unos epílogos muy interesantes que recrean algunos eventos posteriores al final de la trama principal. Así que ya lo verás en este James Potter, un hermoso bastardo.
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ok me sigo picando con el fik pero me aserke y lo malo es ke por ejemplo teorizando de nuevo marlen mcqinon nunca supo kien la entregó a voldi ke mal su hermano ke no era de sangre,pero ella lo consideraba así yegué a la conclusión,por ke ambos trabajavan para la orden y como en el caso de los poter,colagusano savía los movimientos de marlen
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wuj: tengo que admitir que el fic que pasa Ronald por aquí ese de james no es´ta mál, aunque yo sigo siendo tan cerrada y no me gusta nada de lo que no es cánon, hay una pregunta que me yamó la tención. sam, pregunta que si que bió el sombrero en luna para haverla puesto en ravenclaw, bueno, que luna tiene una personalidad bastante extraña es innegable, pero eso no quiere decir que no sea inteligente, y bueno la inteligencia no es el único atributo que ravenclaw valora, los atributos que ravenclaw valora son el aprendizaje, el intelecto, el ingenio, y la sabiduría, luna no es que tuviera cerebro de troll, lo mismo podría yo preguntarme, que bió el sombrero para poner a Hermione en gryfindor? que a primera vista no tiene ninguna de las características que valoran en gryffindor, que valora gryffindor, el valor, la audacia, y todas esas chorradas. y aún así está en gryffindor cuando obviamente tendría que ser ravenclaw, en cierta ocasión incluso Hermione afirma que el sombrero estubo dispuesto a colocarla en ravenclaw, pero cambió de opinión al último minuto. luego yo leí un artículo, no se si fue en pottermore, pero era algo así como un pensamiento de Hermione o algo por el estilo, no recuerdo bién,pero ddecía algo así como que, el sombrero la había puesto en gryffindor porque había previsto que Harry y ron no llegarían muy lejos sin ella, pero volviendo a luna, luna fue si no de las pocas de las 2 estudiantes que había conseguido hacer contacto con elena, y bueno, eso, ella fue quien le dio la pista a Harry no?
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Comparto todo lo dicho sobre Luna anteriormente, no todos los tipos de inteligencias van enfocados ahcia los mismos objetivos. Ahora eso sí, Hermione, te recuerdo que lo de que Luna le dijo a Harry que buscara a Elena fue algo introducido en las películas, para sustituír el tren de pensamientos que siguió Harry hasta llegar a esa conclusión, pero que originalmente él solo, dándole a la pensadora por una vez en la vida, llegó ala conclusión de que la dama gris era su mejor posibilidad de encontrar la diadema. Claro, que en eso fue muy importante la información que le dieron Luna, Terry, y Cho Cham. Recordemos cómo fue ese momento de Harry.
Sintió que muchos ojos le seguían cuando de nuevo salió corriendo del Gran Comedor, hacia el vestíbulo de entrada todavía lleno de estudiantes que estaban siendo evacuados. Se dejó arrastrar con ellos subiendo la escalera de mármol, pero al llegar arriba se apresuró por un pasillo vacío. Miedo y pánico nublaban sus procesos mentales. Intentó calmarse, concentrarse en encontrar el Horrocrux, pero sus pensamientos zumbaban tan frenéticos e infructuosos como avispas atrapadas bajo un cristal. Sin Ron y Hermione para ayudarle, no parecía ser capaz de ordenar sus ideas. Empezó a avanzar más despacio, deteniéndose a mitad de un pasillo. Se sentó en el pedestal de una estatua que se había ido y sacó el Mapa del Merodeador de la bolsita que llevaba colgada al cuello. No pudo ver por ninguna parte el nombre de Ron o el de Hermione, aunque pensó que la densidad de la multitud de puntos que ahora se dirigían a la Sala de los Menesteres podría estar ocultándolos. Apartó el mapa, se apretó las manos contra la cara y cerró los ojos, intentando concentrarse.
Voldemort creyó que iría a la torre de Ravenclaw.
Ahí estaba, un hecho sólido, un lugar por donde empezar. Voldemort había colocado a Alecto Carrow en la sala común de Ravenclaw, y sólo podía haber una explicación: Voldemort temía que Harry ya supiese que su Horrocrux estaba conectado a esa Casa.
Pero el único objeto que alguien parecía asociar con Ravenclaw era la diadema perdida… ¿y cómo podía ser el Horrocrux la diadema? ¿Cómo era posible que Voldemort, un Slytherin, hubiera encontrado la diadema que había esquivado a generaciones de Ravenclaws? ¿Quién le habría dicho dónde mirar, cuando nadie que hubiese visto la diadema estaba vivo para contarlo?
Nadie estaba vivo para contarlo,...
Bajo sus dedos, los ojos de Harry se abrieron de golpe. Saltó del pedestal y se apresuró por donde había venido, ahora en persecución de su última esperanza. El sonido de cientos de personas avanzando hacia la Sala de los Menesteres fue haciéndose más elevado mientras regresaba hacia las escaleras de mármol. Los prefectos estaban gritando instrucciones, intentando llevar la cuenta de los estudiantes de sus propias casas; había muchos empujones y gritos. Harry vio a Zacharias Smith derribando a estudiantes de primer año para llegar al principio de la cola. Aquí y allá estudiantes más jóvenes estaban llorando, mientras los mayores llamaban desesperados a amigos o hermanos.
Harry avistó una figura de un blanco perlado deslizándose por el vestíbulo de entrada hacia abajo, y gritó tan fuerte como pudo por encima del clamor.
-¡Nick! ¡NICK! ¡Necesito hablar con usted!
Se abrió paso entre la marea de estudiantes, finalmente alcanzando la base de las escaleras, donde Nick Casi Decapitado, fantasma de la torre de Gryffindor, estaba esperándole.
-¡Harry! ¡Mi querido muchacho!
Nick intentó agarrar las manos de Harry con las suyas. Harry sintió como si las hubieran metido en agua congelada. -Nick, tiene que ayudarme. ¿Quién es el fantasma de la torre de Ravenclaw?
Nick Casi Decapitado pareció sorprendido y un poco ofendido.
-La Dama Gris, por supuesto; pero si son servicios fantasmales lo que necesitas,...
-Tiene que ser ella,... ¿sabe donde está?
-Veamos…
La cabeza de Nick se tambaleó un poco en su gorguera al girar de aquí a allá, mirando por encima de las cabezas del tropel de estudiantes.
-Es esa de allí, Harry, la joven con el pelo largo.
Harry miró en la dirección que indicaba el dedo transparente de Nick y vio un fantasma alto, que pilló a Harry mirándola, levantó las cejas y se alejó por una pared sólida.
Harry corrió tras ella. Una vez en la puerta del pasillo por el que se había desaparecido, la vio llegando al final, todavía deslizándose con fluidez, alejándose.
--¡Eh,... espere,... vuelva!
Ella accedió a parar, flotando a unos centímetros del suelo. Harry notó que era hermosa, con el pelo largo hasta las caderas y capa hasta los pies, pero también parecía altiva y orgullosa. Al acercarse, la reconoció como el fantasma junto al que había pasado varias veces por los pasillos, pero con quien nunca había hablado.
Hasta aquí el fragmento. Ahora, otro tema, la casa a la que debió ir o no Hermione. Repasemos el momento en el que ella misma cuenta cómo fue su selección.
--¿Ven las numeraciones alrededor de la orilla de la moneda? -dijo Hermione sosteniendo una para examinarla al final de su cuarta reunión. Las monedas lucían grandes y amarillas a la luz de las antorchas-. En galeones reales, esta serie solo se refiere al gnomo que fundió la moneda. En estas monedas falsas, en cambio, los números cambiarán para reflejar la fecha y la hora de la próxima sesión. La moneda se pondrá caliente cuando la fecha cambie, a si que si la llevan en el bolsillo la podrán sentir. Cada quien va a tomar una, y cuando Harry decida la fecha y la hora de la próxima sesión, el va a cambiar los números de su moneda, y como he puesto un encantamiento Protean en ellas, todas cambiarán para imitar a la de él.
Un gran silencio siguió a las palabras de Hermione. Ella miró a su alrededor y vio que todas las caras estaban fijas hacia ella, un poco desconcertadas.
--Bueno,... pensé que sería una buena idea -dijo Hermione vacilante-. Digo, aunque Umbridge nos dijera que le demos la vuelta a nuestros bolsillos, no hay nada sospechoso en llevar un galeón en el bolsillo ¿o si? Pero,... bueno, si no quieren usarlos,...
-¿Puedes hacer un encantamiento Protean ? -dijo Terry Boot.
--Sí -dijo Hermione.
--Pero eso,...esos son ejercicios de EXTASIS -dijo débilmente.
-OH -dijo Hermione tratando de parecer modesta-. OH,...sí,...eso supongo.
--¿Cómo es que no estás en Ravenclaw? -él le dijo a Hermione, con algo parecido al asombro-. ¿Con un cerebro como el tuyo?
--Oh, el Sombrero Seleccionador consideró seriamente en enviarme a Ravenclaw durante mi selección -dijo Hermione alegremente- pero yo decidí al final estar en Gryffindor. Entonces ¿Vamos a usar los galeones?
Hubo un murmullo de aceptación y todos fueron a tomar uno de la canasta. Harry vio hacia los lados de Hermione.
Y ya está. No hay más. No hay que buscar conspiraciones, artículos, teorías y nada más, la única explicación es que Hermione decidió tomar otro camino, decidió no ir a la casa del estudio y del saber, quizás uyéndole al estigma que sufrió una vez en su escuela primaria, y buscando otro tipo de experiencias, otro tipo de destino para ella.
No culpemos al sombrero seleccionador. Pruebas de sobras tenemos que es un majete el viejito, y si tú le dices mándame a tal casa, y se lo dices de verdad, suele darle preferencia a tus deseos. Algo debió ver en Hermione, quizás esa tenasidad, quizás esa fuerza, quizás esa lucidés que la caracterizaba en momentos complicados, que lo hizo pensar que efectivamente su camino estaría en la casa de los leones.
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¡Saludos amigos!
Luego de los recordatorios del mensaje anterior, aquí les traemos el capítulo 6 de James Potter, un hermoso bastardo. Tenemos el foco centralizado en un partido de quidditch, nuestro amado deporte mágico, y vamos a ver cómo fue la final de la copa de quidditch de las casas del curso 1974-1975, según esta historia. Disfrútenlo.
Capítulo 6:
Regulus Black, el arma secreta de Slytherin
Musicalización del capítulo: Fleetwood Mac - The Chain (1975)
Me ajusté unos protectores sobre los pantalones, unos guantes de cuero en las manos, y me anudé una coleta alta, más ajustada de lo normal, ningún pelo fuera de su sitio debería estorbarme.
Me miré frente al espejo. Ese día mi rostro reflejaba excitación y nerviosismo en porciones equitativas. Era la esperada final de Quidditch del curso escolar. Y aunque era jugadora de reserva, era parte de ese gran equipo que competía por la copa de 1975.
Y como no podía ser de otra manera, en esa final se cernía sobre la población, tanto docente como estudiantil, la expectación de un glorioso juego entre los titanes del colegio; El clásico más viejo que el tiempo mismo, Gryffindor vs Slytherins, los fieros Leones dorados contra las astutas Serpientes esmeraldas.
Este juego se bañaba de algo más que una rivalidad entre casas. Gryffindor tenía de su lado al habilidoso león acróbata del colegio, el "héroe" sobre la escoba, James Potter. Sin embargo, Slytherin, unos catedráticos de la estrategia, planeaba atacar sin piedad con su arma secreta, o al menos así lo había anunciado Emma Vanity, la capitana de los capas verdes, una golpeadora estrella. Así que el partido se había convertido en el "gran evento" donde dos leyendas disputarían la victoria del Quidditch. Era imposible perdérselo.
Las gradas se llenaban de aficionados entusiastas. Las banderas rojas colmaban la mitad de la circunferencia del campo. En la otra mitad, y contando con un escandaloso grupo de animadores, podíamos ver las caras pintadas de verde. Los palcos eran ocupados por miembros del profesorado y personal de todo tipo. Si mi vista no me fallaba hasta podía ver a invitados externos al castillo, como los remilgados padres de Sirius Black.
Podía observar en cámara lenta, casi al ritmo de los tambores de las gradas, a los miembros del equipo de Slytherins que caminaban rumbo al campo con tal elegancia que era difícil perder detalle. Cada uno cargaba con relucientes escobas en las manos, encabezados por la despampanante Emma Vanity, hermosa, esbelta, de mirada felina y portadora de un bate profesional tallado por duendes. Era seguida por Régulus Black, el hermano de Sirius, el debutante de ese año, en cuyo cuello colgaba un par de googles de cuero de dragón. Se decía que era el mejor buscador del equipo desde hacía dos décadas.
Gryffindor caminó hacia el campo con el mismo protocolo, encabezados por James Potter. Cuyo paso confiado, cabeza en alto y su Cometa Platinum profesional no dejaban indiferente a nadie. Entre los miembros del equipo rojo, robustos y de formidable condición, yo era la discordante. Pequeña, piernas de pajilla y con una barredora de segunda mano.
Los asistentes estallaron en aplausos.
— "Que sea un juego limpio" —Dijo el árbitro, Jonathan Wood, el instructor de vuelo. Emma y James se dieron un ceremonioso apretón de manos.
—Tranquila Emma, te dejaré contemplar la copa después de que bebamos en ella, —dijo Potter, haciendo gala de su característica arrogancia.
—Guárdate tu caridad, Potter… nosotros no la tendremos para cuando barramos con ustedes, —contestó aquella con una autoconfianza desbordada.
La rubia y el de anteojos dieron media vuelta. Cada cual se dirigió a su respectivo equipo.
—La estrategia de Vanity es derribar de sus escobas a los jugadores en los primeros minutos, —explicó Potter-. Confío en que no lo permitan. No dejen que esas Bludgers los toquen. No jugaremos a su modo, jugaremos al nuestro. Mantendremos la Quaffle en nuestras manos. Somos mucho mejor equipo, tenemos el talento a favor.
Sus palabras estaban llenas de convencimiento, y parecían surtir un extraño efecto de autoconfianza que nos contaminaba a todos. Después de todo lo decía James Potter. Con él a la cabeza podíamos apostar que teníamos el juego ganado.
—Brennan, —Llamó al debutante—…necesito que seas un muro en la portería. —Se dirigió al par de muchachos con extremidades de yunques—. Ustedes los bates, brazos de acero; Blummer, Spinnet, —se dirigió a otro par de chicos de espaldas titánicas—, ustedes en la cacería junto a mí; Bonnes, ojo con esa Snitch. Régulus es rápido pero tu visión es única. Si no encuentras la Snitch solo intenta despistarlo mientras nosotros aventajaremos los 150 puntos.
Nuestro buscador se ajustó los cordones de cuero y acomodó los googles frente a sus ojos. Alzó el pulgar en muestra de afirmación.
—Mcdonald, —me llamó—, procura tener ajustadas y listas las escobas de repuesto. —Asentí con firmeza.
A esa altura ya había asumido bien mi papel como jugadora de reserva, y me había dedicado a ser una eficiente asistente del equipo. Incluso tenía preparada una buena cantidad de sumo de calabaza para saciar la sed de los jugadores sí lo requerían.
Colocamos nuestras manos al centro de un círculo.
—Este juego es nuestro, —Prometió James—. Sólo salgamos a divertirnos. —Alzó las cejas, como si no hubiera más que añadir. Enseguida enarcó una sonrisa con ánimo-. ¡A Ganar! —Rugió.
—A GANAR. —El resto de chicos coreamos. Alzamos las manos al cielo.
Mis compañeros tomaron sus respectivas escobas y a continuación se dirigieron a sus posiciones en el campo. Los de Slytherin ya estaban en sus puestos. Wood hizo sonar su silbato. Las escobas y sus jinetes se elevaron diez metros del suelo. Los aplausos y el barullo en la tribuna cesaron por completo.
El árbitro abrió un baúl que se estremecía y temblaba. Esas bludgers estaban inquietas por salir, Wood las liberó agitando su varita, ambas pelotas rojas se elevaron en el aire. Luego salió disparada la Snitch dorada que se perdió en la profundidad del cielo. Los dos buscadores intercambiaron un gesto retador. Era asombrosa la similitud que se podía encontrar en la intensidad de la mirada de Regulus con la de su hermano Sirius.
Y por fin Wood alzó la cuaffle a lo alto con mucha fuerza. El silbato sonó.
El juego comenzaba. Las gradas explotaron en un solo grito entusiasta y las banderas flamearon a lo largo de las gradas. Los buscadores sobrevolaron las alturas a una gran velocidad, pronto eran apenas un par de manchas surcando los cielos. Cada jugador se apresuró a ir por su respectivo objetivo, James fue el primero en dispararse con su cometa hacia la Quaffle, zigzaguear para evadir a sus oponentes y finalmente asestar el primer gol.
—DIES PUNTOS PARA GRIFFINDOR—Narró Xenophilus Lovegood desde el megáfono.
Noté cómo mi capitán le cerraba el ojo con cinismo a la estrella de Slytherin. Los partidarios de los leones aplaudieron y vitorearon golpeando las tribunas y los tambores. James hizo una reverencia que animó a más aplausos. Vi desde mi sitio que la mueca de Lily reflejaba un íntegro desagrado ante esto.
Me dirigí a las carpas para atornillar los pedales de las escobas. Escuchaba el retumbo ahogado de las gradas y con la suficiente claridad el megáfono de Lovegood.
—Casi lo tenían Slytherin, pero James está imparable hoy. Va para su segunda anotación… ¡HA! CUIDADO CON ESA BLUDGER... Y logra esquivarla con elegancia. Se acerca a los aros y ¡Otros diez puntos se suman a los leones!
Reí, siempre que James tenía la Quaffle era punto seguro. Y con una gran sonrisa en mis labios seguí puliendo el pedal de la escoba de la que estaba intentando sacar brillo.
—Emma, ¡Qué manera de golpear ese balón!, ha derribado a uno de los golpeadores de Griffindor. ¡Auch! Esperemos que Madam Pomfrey logre bajar ese chichón.
Alertada ante lo que escuché solté la escoba y salí corriendo asomarme al campo. Los Slytherins celebraban como si aquello hubiese sumado un punto. Vi a mi compañero desplomado sobre el campo.
— "Accio camilla", —Vocalicé. Y salí al terreno de la cancha con una camilla siguiéndome para ocuparme de él.
Una vez lo resguardé en la carpa de Gríffindor noté el moretón que le había provocado la caída. Aún no sabía conjurar el hechizo apropiado para crear hielos, así que (Como buena asistente) ya los había traído conmigo. Se los monté sobre la cabeza.
—¡Griffindor anota su trigésimo punto! —Gritó el megáfono-. ¿Pero ¿qué ocurre ahí? —Preguntó Lovegood con excitación—. Ema no se da por vencida con su bate de oro, ¡Dio de lleno en el brazo de Spinned! ¡Otro miembro menos para el equipo Gryffindor!
La señora Pomfrey entró intrusivamente a la carpa por medio de la vista hacia el castillo.
—Déjame ver ese golpe, —Me pidió con apuro. Quité el hielo de su cabeza-. Niña, debes usar Díctamo, —explicó casi ofendida de mis inefectivos métodos muggles. Se sacó de su mandil un pequeño pomo marrón que derramó sobre la piel. Reconocí la sustancia porque una vez intentó curar mi herida con el mismo remedio.
Nuevamente las cortinas de la carpa se agitaron, esta vez por la salida hacia el campo. Spinned entraba descompuesto, a punto de caer sin fuerzas. Su brazo estaba completamente desfigurado, como si se les hubiesen partido los huesos en varios trozos.
—¡Válgame el cielo! —Exclamó Pomfrey. Agitó su varita e hizo materializarse en el aire un entablillado alrededor de su amorfo brazo. El chico soltó un bramido. —Vamos niña, —Me dijo—, ayúdale a acostarse en una camilla.
Corrí por una segunda cama. Tal cual me pidió le ayude a recostarse y sostener su brazo roto. El gryffindoriano no pudo ahogar sus gritos de dolor y comenzó retorcerse hasta conseguir una pose fetal.
—Vamos, hay que llevarlos a la enfermería, —Manifestó la enfermera.
Estuve a punto de negarme, aún tenía que dejar listas esas escobas, tal como el capitán lo había ordenado. Pero el sentido común me dictaba abandonar mí puesto como sirvienta de James y ayudar a los heridos.
Acompañé a Madame Pomfrey hasta el castillo. Con mi varita guiaba una de las camillas mientras ella se hacía cargo de la otra. El lugar estaba desierto, todos atendían el partido, así que por primera vez experimenté la comodidad de pasear por esos pasillos vacíos. Recuerdo que Pomfrey me había guiado por un muy útil atajo para saltar las escaleras que cambiaban de lugar y llegar sin mucho contratiempo a la enfermería. Debió tomarnos cerca de quince minutos el trayecto desde la carpa de Gryffindor.
Una vez los dejé en las expertas manos de la asistente médica, salí disparada a toda velocidad devuelta al campo de Quidditch rogando no haberme perdido de mucho.
Para cuando llegué vi que el marcador estaba ciento treinta a diez, a favor de Gríffindor. El plan de ventaja de James por sumar 150 puntos, es decir 15 goles, antes de que Vanity derribe a los Leones de sus escobas parecía ir muy bien.
Vi cómo Brennam, nuestro guardián (o como le llamaríamos en el mundo muggle "Portero"), Había parado una peligrosa Quaffe que se perfilaba para una anotación a favor de Slytherin.
—¡Que parada!, señores, ¡Que parada! El guardián de Gryffindor le deja más claro que nunca a Slytherin "Con mis aros no te metas".
Miré a Emma volando en lo alto, con su formidable bate en mano, no parecía muy afectada por la ventaja que tenía Gryffindor. Mi mirada estaba inerte hacia Régulus que parecía que estaba dando unas indicaciones por medio de señas. Miraba hacia un punto y enseguida regresaba la mirada hacia el Joven Black y asentaba el rostro. Seguro una jugada planificada. Régulus enarcó una peligrosa risa de medio lado, la misma que portaba Sirius apunto de hacer una mala broma a Snape. ¿Qué estaba tramando?
No quise apartar la mirada de él. Miré cómo se elevó a las nubes y enseguida bajó en picada, ¿Qué estaba por hacer? Observé la reacción de nuestro buscador. Regulus fingía perseguir la Snitch. Una actuación digna de un galardón por que incluso Loveggod había caído en la trampa.
—Gryffindor puede ser dueño del balón, pero sin lugar a dudas Slytherin lo es de la Snitch….
Bonnes, nuestro buscador no le quedó más remedio que impedir que Regulus atrape esa Snitch fantasma, volaba a toda velocidad hacia… ¿Hacia dónde curiosamente había apuntado la mirada felina y astuta de Vanity?.
Lo pillé por completo.
—¡No! ¡BONNES, ES UNA TRAMPA! —Grité. Él no me escuchó y dudo que alguien lo haya hecho.
Vanity sonrió maquiavélicamente, puso en la mira una Bludger y golpeó con su formidable bate sin margen de error. Vi surcar aquella Bludger con una precisión exacta, casi trazada a gusto de la capitana, directo a la cabeza del inadvertido Bonnes, que, en su ensimismamiento, aun pensaba que Regulus iba tras la Snitch.
La Bludger pegó de lleno en su cabeza, más precisamente en su oído. El golpe había obligado al chico a ladearse, perder el equilibrio y caer de la escoba sin más alternativa, como un costal de patatas. Pronto cayó como un muñeco completamente noqueado.
La tribuna coreó un grito ahogado. Todos se llevaron sus manos a la cabeza y soltaron grititos histéricos de "¡No!"
—¡EL BUSCADOR DE GRYFFINDOR ESTA FUERA!, QUE GIRO DAMAS Y CABALLEROS. ¡BONNES ESTÁ FUERA! —Rugió Lovegood desde la tribuna-. ¡LO QUE SIGNIFICA QUE SLYTHERIN TIENE YA ESOS 150 PUNTOS EN SU BOLCILLO! BLACK, LA SNITCH ES TODA TUYA.
Los Slytherins hicieron sonar sus tambores a un ritmó unísono: "BLACK","BLACK","BLACK".
Vi a James gesticular una insólita expresión de verdadera preocupación. No estaba acostumbrado a que le atropellen abruptamente los planes, y esos ojos, más consternados que nunca, lo reconocían. Miraba el cuerpo inconsciente de Bonnes como si los alemanes hubiesen derribado la flota aérea inglesa. Vanity le lanzó un beso y le guiño un ojo con mucho descaro.
Pero el de gafas estaba determinado a no dejarse vencer. Se aferró al palo de la escoba, y a toda potencia fue tras la Quaffle que estaba en manos de un jugador Slytherin. Más agresivo de lo que se le había visto nunca, le arrebató el balón al cazador verde. Dio media vuelta a su escoba, casi como un frenó seco a plena avenida, se sacudió para virar rumbo a la portería de Slytherin.
—No pierdas el control Potter, —Sugirió el megáfono—. ¡Nada esta candado, nada está escrito, el juego aún no termina y Gryffindor va a la cabeza con 140 puntos!.
James se acercaba al a portería decidido a anotar otro punto, pero pronto dos cazadores lo embistieron, cercándolo sin posibilidad de girar o hacer alguna maniobra.
El juego ya estaba cantado. Lo único que debía hacer Slytherin era bloquear insistentemente a Potter hasta que Regulus atrapara la Snitch, algo que pasaría en cualquier instante.
El árbitro hizo sonar su silbato.
—¡Falta de Slytherin! — Gritó. —¡Prohibido tocar la escoba de otro jugador!
Uno de los cazadores verdes intentaba detener a James por medio del cepillo de su Cometa Platinum.
—Parece que el capitán de Gryffindor pide tiempo fuera, el instructor de vuelo, Wood, se lo concede. Potter tiene que revaluar su estrategia, tiene sólo cuatro jugadores mientras Slytherin sigue completo.
James desmontó de su escoba. Le siguieron el golpeador que le quedaba al equipo; el guardián, Brennam y el segundo cazador. Todos se unieron hacia mí.
—Tenemos una sola oportunidad, —Declaró James. Tenía las ropas manchadas de barro y el cabello más despeinado que nunca, aun cuando tenía la mala costumbre de alborotárselo él mismo-. La estrategia a la que apela Vanity es que todos sus elementos estén bloqueándome, y pendientes sólo de mí. Por eso vamos a despistarlos. ¡MCDONALD! —Me llamó—. Toma una de las escobas de repuesto, la más veloz… y te unirás.
Sus palabras fueron tan repentinas que por un momento pensé haber escuchado mal. ¿En verdad jugaría?, ¿EN PLENA FINAL?... No sabía si estaba preparada. Avanzó hacia mí, me tomó de los hombros con mucha firmeza.
—Confío en ti. ¿De acuerdo?, si te mantienes en el aire como lo hiciste en tu audición, esto será pan comido. Vas a salir y dar tu máximo. —Me dijo con firmeza. Por primera vez notaba que disponía su confianza en mí. No podía fallarle.
—Lo haré, —dije, contagiada por su confianza.
—Solo vuela debajo de mí —Ordenó.
¿Volar debajo de él?, ¿Qué diantres tramaba?, ¿Que diantres iba a yo poder hacer si volaba debajo de él?.
El silbato del árbitro chilló a lo lejos. Era hora de acomodarnos a nuestras posiciones.
—Parece que Potter por fin usará a su jugadora de Repuesto, ¡Bienvenida al campo Mcdonald! —Escuché decir desde el megáfono—. Será mejor que Gryffindor usé bien este tiempo, porque es su última oportunidad.
Desde las alturas podía tener una mejor perspectiva de la dimensión del partido. Era rodeada de los vítores de Griffindor y los abucheos de Slytherin. De pronto las piernas me temblaron y me di cuenta que las manos me sudaban a mares. Los ojos altivos y burlones de Vanity se cernieron sobre mí. James se giró para encontrar mi mirada. Me asentó el rostro con un gesto de confianza. Trague aire.
— Slytherin es dueño de la Quaffle, lo pasan de mano en mano y tiran… ¡HAY! BRENNAM QUE BUENA PATADA, —Opinó el megáfono. Los asistentes se sacudieron el sudor de sus frentes. —¡Momento, MOMENTO! —Bramó de emoción Lovegood—. ¡BLACK TIENE EN LA MIRA LA SNITCH, esta vez es la auténtica! CUIDADO LEONES ¡EL PARTIDO ESTA POR ACABAR!
Los asistentes giraron súbitamente el cuello. Black iba en picada desde el cielo. El destello dorado tintineaba. Un sentimiento pesimista me invadió el cuerpo.
—PERO POTTER NO LO DEJA FÁCIL, ALCANZA LA QUAFFLE.
James sujetaba la Quaffle con decisión, se aferraba a su escoba, sabía que el blanco de todo Slytherin sería él. Me apresuré a seguir sus pasos firmemente a unos metros bajo mi capitán. Vi cómo esquivó una peligrosa Bludger con una habilidosa voltereta que desafiaba a las leyes de la física. Volaba, como torpedo, hacia los aros de Slytherin.
"¡POTTER, POTTER, POTTER, POTTER!" Los tambores y voces se unieron en un canto.
Le seguía desde abajo. El aire me golpeaba la cara y me costaba respirar, me guiaba por medio de su sombra proyectada en la hierba, podía ver la mía seguirle. Luego a aquella sombra se les unió otras dos, una de cada lado. Eran dos Slytherins bloqueándolo, impidiéndole, girar, tirar o hacer nada. Estábamos a mitad de la cancha. James se incorporó, como un jinete que suelta las riendas de su caballo para apuntar con la flecha y el arco, tomó la Quaffle con ambas manos y apuntó a los Aros
—¡No lo hagas Potter. Estás muy lejos de la portería, no llegará! —Gritó el del megáfono. McGonagall se mordió un dedo. Sirius Black apretó los puños. Snape sonrió ilusionado por ver a James fallar.
El guardián de Slytherin se relamió los labios pendientes al moreno de anteojos
Lo que hizo a continuación James dejó perplejo y asombrado al público, así como al locutor a los Slytherins y a mí. James Potter no tiró la Quaffle a la portería, la lanzó hacia abajo, dónde me encontraba yo.
La tomé en pleno aire, intuí su plan cómo si de telepatía se tratara. Todos estaban pendientes de Potter, nadie de mí.
Subí en picada como una flecha directa a los aros, mi escoba ya apuntaba hacia la portería. Tomé la Quaffle con ambas manos. Giré mi torso, y como si de un lanzamiento de Jabalina se tratara, apunté directo al aro de Slytherin menos protegido. Y con cada gramo de fuerza en mis manos, e impulsada por la velocidad de la escoba, lancé el balón sin temor a fracturarme el brazo. Para cuando los Slytherins se dieron cuenta el balón giraba en pleno aire…
Pronto mi cuerpo fue golpeado por algo pesado que me empujó cruelmente fuera de la escoba. Me invadió un intenso dolor que me impidió respirar y me di cuenta que estaba cayendo boca arriba desde las alturas. La velocidad de mi caída disminulló cuando el árbitró aplicó el hechizo correspondiente, y seguramente me salvó la vida.
Sentí mi cuerpo estrellarse sobre el suelo rebotando un metro antes de encallar inerte sobre la arena. Perdí la movilidad de los miembros y desde mis adentros escuchaba mi respiración y los latidos de mi corazón.
Logré meter la Quaffle por el aro, porque la vi cruzando el umbral del círculo. Articule con pocas fuerzas una sonrisa. Pero, al volver la vista hacia el otro lado, a media cancha, Regulus Black alzaba la Snitch triunfal.
Escuché el eco del pitido del silbato dando fin al juego. Un segundo después perdí la conciencia.
…………..
Hasta aquí llega el capítulo 6, el último que hace referencia a este curso. Así que ya saben, desde el capítulo siete los chicos estarán en su quinto año.
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se está poniendo buenísimo el fik y porfín salió un personaje ke para mi es un misterio total hablo de regulus blak
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Y mejor que se va a poner xd. Capítulo 7 de James Potter, un hermoso bastardo. Aquí estamos ya en el año siguiente, el quinto año de los chicos en Hogwarts, y el vínculo entre la protagonista y el personaje que da nombre al libro se hará mucho más cercano. Ya lo veremos. Por lo pronto les adelanto que este capítulo es bastante gracioso xd.
Capítulo 7:
Pettigrew y el misterioso pergamino
Musicalización, Captain & Tennille - Love Will Keep Us Together (1975)
Primero de septiembre, 1975. Abordé el expreso Hogwarts en la estación King´s Cross, lista para comenzar el quinto año escolar.
Mi Madre, mi abuela squib, y mis hermanos mayores, que habían viajado desde Toronto, me despedían desde el andén. Entre togas, sombreros puntiagudos, baúles, escobas, lechuzas y gatos, mi familia no podía ser más muggle, o bueno eso si no se prestaba mucha atención a los Evans, que eran otros descolocados "no mágicos" despidiendo a mi compañera, Lily. Tenía que reconocer que, a diferencia de Lily Evans, mis hermanos me despedían con una auténtica calidez fraternal. Su hermana, que parecía estar ahí a regañadientes, no se esforzaba ni en disimular una sonrisa cuando Lily abordó el tren.
El silbato del expreso sonó, la maquina se puso en marcha, yo me apresuré a buscar a Marlene. ¿Dónde se había escondido aquella rubia?.
Me asomé de vagón en vagón. No la encontraba por ningún compartimiento. Era extraño, me preguntaba si no habría llegado a tiempo. Pero con su alto sentido de la responsabilidad me di cuenta que eso solo pasaría en un universo alterno, en este, jamás. Cuando me asomé al séptimo compartimento me topé con unas caras familiares.
—Sirius, James, Peter, —saludé.
Parecía que había entrado de una manera imprevista. Todos estaban apretujados admirando una especie de pergamino. Por la manera en que lo admiraban me recordó un tanto a las chicas Hufflepuff con el folleto de la fiesta de san Valentín. Pero a diferencia de ellas, cuando los muchachos notaron mi presencia escondieron el papiro rápidamente. Por sus risitas cómplices intuía que tramaban algo.
—Mary, —saludó Potter sobre animado—. ¿Qué tal tu verano "lanzadora"? —Preguntó en tono jovial y entusiasta.
A partir de la final de Quidditch hacía unos meses, me había creado cierta fama en el castillo. De ser una anónima, o bien, una sangre sucia sin nombre, de pronto era "La lanzadora" de Gryffindor.
—Estupendo, —respondí-. ¿Y qué tal el de ustedes?.
—"No me quejo", "mejor de lo que esperaba", "meh"…—Contestaron desordenadamente. No dejé pasar el detalle de sus voces, eran mucho más roncas y varoniles, incluso la de Peter que había abandonado el color infantil.
Era notorio que tramaban algo. Intentaban inútilmente actuar con "naturalidad", pero sinceramente me interesaba poco lo que tuvieran entre manos.
—No quiero quitarles el tiempo chicos, —me apresuré a decir. Sabía que mi presencia no era bienvenida-. Sólo quería preguntar si habían visto a Marlene por algún lado.
—Debe estar con Remus ¿No? —Dijo James, como si fuese algo lógico.
En ese momento reparé en algo. Le faltaba el cuarto elemento a la "tribu" Gryffindor.
—¿Por qué debería estar con Lupin? —Quise saber.
—Porque Marlene y Remus fueron seleccionados prefectos, —respondió Peter—. ¿Acaso no te lo dijo? —Me preguntó como si aquello fuera un dato de dominio público.
No tenía ni idea de eso, y me sentí profundamente dolida de que Marlene no me lo hiciera saber, pero por alguna razón sí que lo sabía Peter.
—No, no me lo comentó. —Respondí distante. Luego fingí una sonrisa, quizá por temor a que aquellos sintieran que aquello me había dolido—. Nos veremos llegando a la estación. -Me despedí sin decir más. Me descolocaba que Marlene me guardara aquello a mí, su mejor amiga en el castillo.
Vi cómo los chicos se relajaron al momento que salí de su compartimiento. Apenas puse un pie fuera, pude ver que se volvieron amontonar para examinar aquél misterioso pergamino que tenían escondido.
Me vi en la humillante tarea de buscar un lugar disponible dónde poder sentarme, o bien, buscar algún círculo social que me hiciera un espacio sin que me dijeran "Ese asiento ya está reservado". Las tejonas Hufflepuff, mi primera opción, llenaban todo un compartimiento tan solo entre ellas, y Lily seguramente se sentaría junto a Snape. Yo no quería toparme con Snape ni por coincidencia. Así que opté por acomodarme en el "vagón comedor", que, si bien era poco íntimo, tenía asientos dobles y mesitas que resultaban de lo más cómodas para leer, tomar café y practicar encantamientos simples. Una buena forma de pasar aquellas 9 horas de viaje hasta Hogsmeade.
Apenas di con aquel vagón, una flamante cabellera roja atrapó mi pupila.
—¿Lily? —Pregunté con sorpresa
Evans se encontraba leyendo un manual sobre calderos. Estaba completamente sola y en uno de los asientos más aislados.
—Mary, —Saludó.
—Es raro no verte junto a Snape, —Observé.
Evans bajó el rostro y negó sutilmente. Guardó por breves momentos silencio. Creo que mi observación había sido inoportuna.
—Verás… Sus compañeros opinan que soy demasiado "muggle”. —Confesó con un mohín.
Tomé aire y exhalé. Ahora era yo quien guardaba por unos segundos ese silencio tenso, meditando en lo que debería decirle ante la franqueza de Lily. Era obvio que necesitaba hablar con alguien y el tema de pureza era algo que podía entender mejor que nadie. Me senté frente a ella.
—Todos sabemos a qué aspiran esos Slytherins, —le recordé—. Pero… ¿Snape también cree que eres demasiado muggle?
—Francamente, —suspiró,— ya no lo sé. —Desvió la mirada hacia la ventana.
—Bueno, —miré también hacia el cristal. Observaba como el paisaje era claro, soleado y de un verde intenso—. De sangre sucia a sangre sucia, —le dije en un tono un poco más irónico,— deberías preguntárselo directamente. —Propuse cómo si la situación fuera una simpleza. Pero sabía que no lo era. La amistad entre estos iba a estar permanentemente atacada por los círculos sociales a los que el chico, al ser Slytherin, frecuentaba-. Snape vive rodeado de alumnos con ideologías elitistas. Sin embargo, ustedes siempre han sido buenos amigos, no creo que aquellos granujas le hagan cambiar de parecer respecto a ti. Creo que, en dado caso, se ha de sentir presionado por adaptarse.
—Ha estado presionado por encajar desde primer año, —Me explicó como si aquello fuera un cuento viejo y bien digerido-. No se trata de cómo me vea a mí. Se trata de cómo nos ve a nosotras.
Su vista permaneció melancólica y distante, fija en el paisaje. Yo la escruté intentando decodificar lo que significaba aquello.
—Hey ¡Mary! —Llamó Marlene desde la entrada al vagón. —¡Aquí estas! —Exclamó como si hubiese recorrido de lado a lado el expreso-. ¿Cómo ha estado tu verano?... Ho ¡Lily!, que sorpresa verte aquí.
Presiento que aquel gesto que le lancé fue de lo más frío.
—Así que… Eres prefecta, —Reprendí—, y decidiste contárselo a Peter antes que a mí.
—¿Ya te has enterado? —Pujó golpeándose los muslos con desilusión—. Iba a ser una sorpresa. Te quería pillar desprevenida y luego reprenderte y mostrarte mi placa. —Comenzó a explicar—. HAG", ya no importa—Dijo frustrada —Quería sorprenderte, jugar con esto. Tenía todo un guion preparado.
—Se lo dijiste a Peter, —repetí. Esta vez con picardía. Enarqué la misma ceja hambrienta de detalles
—Pit estaba presente cuando me llegó la carta, —Explicó ella, de una manera muy casual.
—¿Pasaste el verano con "Pit”? —Pregunté. Más argumentos se sumaban a mi novela "Marpetter".
—¡Claro que no! —Se apresuró a negar como si aquello le ofendiera—. Le asesoré con transformaciones.
—¿En pleno verano… en tu casa? —Canturreé incrédula.
—Si. —Afirmó—. Mi padre es un obseso de las transformaciones. Tiene toda una enciclopedia de Metamorfomagos, Animagos, metamorfosis encantada…Le dije a Peter que podía darse una vuelta cuando quisiera, si es que deseaba aprender más… y, —se encogió de hombros—, me ha tomado la palabra.
—Apropósito Marlene, —Habló Lily, que dejó su ensimismamiento por un momento, pues nosotras habíamos logrado arrancarle una sonrisa con la plática que teníamos Marlene y yo-, felicidades por tu asignación como Prefecta.
—Gracias Lily, —contestó esta con orgullo.
Vi que el carrito de dulces se aproximaba a nosotras.
—Saben, esto hay que celebrarlo. Pidan algo del carrito, yo invito, —les ofrecí a las chicas.
Me sentí como si hubiese regresado a segundo año. Con muchos caramelos y ranas de chocolate. Bromeando con los cromos de brujos famosos y contando las aventuras de "mugglelandia" a Marlene. En esto, pasaron, quizás, unas dos horas, cuando súbitamente escuchamos algo inusual.
"Shhht, shhht".
Alguien nos hablaba, casi cómo un incógnito. Las tres nos giramos hacia el asiento trasero. Se trataba de Bertha Jorkins, la chica cotilla del colegio.
—Ustedes aparecen en la lista, saben, —dijo en un quedo susurro.
Las Gryffindors intercambiamos miradas. Era evidente que ninguna de las tres teníamos idea de lo que hablaba.
—¿Qué lista? —Fui la primera en preguntar.
Jorkins rio.
—¿No se han enterado de "la lista"? —Se extrañó. Las tres negamos con el rostro-. Los chicos de cuarto, quinto y sexto curso, han hecho una lista calificando a las mujeres de sus cursos.
—¿Qué? —Graznó indignada Marlene.
—La tengo aquí mismo, si quieren echarle un vistazo, —nos tentó con un matiz pecaminoso. Tenía un pergamino enrollado entre las manos.
Nuevamente nos miramos entre las tres. ¿Deberíamos hacerlo?. Nos aguardaban muchas horas de viaje, y la curiosidad pudo con nosotras, más precisamente conmigo. Recordé que momentos antes Sirius, James y Peter se habían comportado muy sospechosos entorno un papiro. Deduje que muy seguramente se trataba de esta lista. ¿Por qué otra razón tratarían a toda costa de esconderlo de mí?... ¿Y cómo diantres habría llegado a manos de Jorkins?.
—Supongo que es una bobada, —opiné en voz alta, mientras tomaba el pergamino.
Lo desenvolví para ver su contenido, y me llevé una sorpresa al no ver nada escrito. ¿Era una broma?.
—Deben decir sus nombres, —volvió a explicar Bertha-. Así es como se activa.
—Lily Evans, —Dije. Enarcando una ceja.
—Oye, no, mi nombre no, —Rogó la pelirroja.
Al decir ese nombre confiaba en que no hubiera modo de encontrar algo negativo. Sobre el pergamino aparecieron varias manchas de tinta que tomaban forma de letreros.
"La cabellera más sexy" opinó Aubrey Bertram. "Los ojos más hipnóticos" opinó Stebbins". El culo más perfecto" firmaba James Potter.
A Lily, indignada hasta la médula, se le fue la quijada al suelo.
— ¡Ese Bastardo! —Exclamó tan sonrojada como asqueada.
Al ver la incomodidad de Evans, me apresuré a cambiar el nombre.
—Mary Mcdonald, — dije con apremio.
Las letras se evaporaron, y a continuación se formó un solo letrero a mitad del pergamino: "¿Quién?", firmado por Stebbins.
Rodé los ojos.
—"La Lanzadora", —Corregí en voz alta. Y las manchas volvieron a modificarse. Esta vez dos letreros se materializaron.
"Encantadora con uniforme de Quidditch", firmaba un anónimo. Reconozco que aquello me había alagado. ¿Por qué no habrá puesto nombre?.
"Le faltan tetas", firmaba James Potter.
Quedé en blanco. Indignada, ofendida, avergonzada y tan asqueada como lo estaba Evans.
—¡ESE BASTARDO! —La palabra salió de mi boca sin que me diera cuenta.
—Marlene McKinnon,— habló mi amiga, de seguro muy curiosa de saber qué habrían puesto sobre ella.
La mancha de tinta difuminó lo que estaba escrito y pronto apareció un solo letrero...
"Tiene mal Aliento" firmado por Petter Pettigrew.
Marlene alzó las cejas. No dijo nada, pero presiento que estaba herida, aunque procuró no reflejarlo y lo tomó con bastante madurez.
—Ya vez, —Habló tranquilamente—. Te lo he dicho. Entre "Peter" y yo no hay nada. -Levantó el pómulo-. Ah… Bertha, —dijo con un aire disciplinario-, tendré que confiscarte este pergamino. —Habló en su mejor papel de prefecta.
Hasta aquí ha llegado el capítulo. Cómo me he reído con ese pergamino y las cosas que decía xd.
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ese pergamino me apuesto ke es el onorable,mapita de el merodeador!
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¡Holi!
Aquí comentando, que cuando leí el texto que pondré a continuación, me sentí demasiado identificada, oséa, la primera vez que lo leí.
—Obligaré a Goyle a copiar y copiar; eso le fastidiará mucho porque no soporta escribir —aseguró Ron muy contento. Luego bajó la voz imitando los gruñidos de Goyle y, poniendo una mueca de dolorosa concentración, hizo como si escribiera en el aire—: «No... debo... parecerme... al culo... de un... babuino.»
Todos rieron, pero nadie más fuerte que Luna Lovegood, quien soltó una sonora carcajada que hizo que Hedwig despertara y agitara las alas con indignación, y que Crookshanks saltara a la rejilla portaequipajes bufando. Luna rio tan fuerte que la revista salió despedida de sus manos, resbaló por sus piernas y fue a parar al suelo.
—¡Qué gracioso!
Sus saltones ojos se llenaron de lágrimas mientras intentaba recobrar el aliento, mirando fijamente a Ron. Este, perplejo, observó a los demás, que en ese momento se reían de la expresión del rostro de su amigo y de la risa ridículamente prolongada de Luna Lovegood, que se mecía adelante y atrás sujetándose los costados.
En serio, alguien puede decir algo que da risa, pero yo muchas veces duro ciglos riéndome de lo mismo jajajaja.
Nada, sólo eso.
¡Saludos1?
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No exactamente, ese pergamino no era el Mapa del merodiador. Pero si lo que querías era saber de ese mapa, este es el capítulo indicado. Capítulo 8 de James Potter, un hermoso bastardo.
Capítulo 8:
El odioso James Potter y el Mapa del Merodeador
Musicalización, Boston - More Than a Feeling (1976)
El nuevo curso trajo consigo más de un cambio a la rutina cotidiana del colegio. Las cosas se tornaban distintas, no por eso peores, de hecho, era todo lo contrario. Lily Evans ahora pasaba más tiempo con nosotras que con Severus Snape, lo cual era agradable, me ayudó enormemente a mejorar en Pociones.
— Aplasta las bayas para extraer el jugo, — me susurró durante la elaboración del antídoto de venenos en la clase del profesor Slughorn.
—Evans, —Exclamó entusiasmado Horace cuando echó un vistazo al caldero de Lily—. Magnífico, hasta me atrevería a decir que luce mejor que la que guarda en su boticario Madame Pomfrey.
Los cuatro chicos de Gryffindor se comportaban más extraños que nunca.
—McDonald, Evans, McKinnon, buenas noches, —reprendió el profesor de Astronomía cuando acudimos hasta la torre más alta del castillo—. Cinco puntos menos para Gryffindor por llegar tarde.
—Lo siento profesor, —se apresuró a hablar Marlene con el aliento agitado-. Teníamos clase de Criaturas, tuvimos que cruzar medio castillo.
—Ese no es pretexto señorita McKinnon, —reprobó el profesor—, sus compañeros han llegado a tiempo.
Miramos cómo Sirius, James, Peter y Lupin ya estaban acomodados en uno de los telescopios y tenían aventajados sus apuntes. Era incomprensible, porque las tres procuramos encaminarnos apenas terminó la lección con los Thestrals, mientras que aquellos todavía se habían quedado a alimentar a los Hipogrifos.
—¿Cómo han llegado tan rápido? —Me aventuré a preguntarles.
Los chicos, quienes siempre eran los últimos en llegar a las respectivas aulas, ahora eran los primeros en presentarse.
—No hemos llegado rápido, ustedes son las que van a paso de tortuga, —replicó Sirius, y sus tres compañeros rieron.
Podía intuir que los chicos ya se sabían algunos atajos. Sin embargo, aun llegando antes que nadie a todas las clases, no parecían ni mínimamente interesados en ellas.
—¡Señor Potter! —Habló la profesora McGonagall en clase de Transformaciones-. Hasta aquí se escuchan sus ronquidos. Como sigan llegando desvelados a mi clase les obligaré a ir a la cama a las seis de la tarde.
Durante la primera salida a Hogsmeade acordamos ir a pasar una tarde a las Tres Escobas con el grupo de tejonas.
—¡Lily! —Llamó Snape cuando íbamos de salida—. Estaba por ir a ver los nuevos calderos. ¿Te gustaría acompañarme para elegir uno nuevo?.
—Lo siento Sev, —respondió aquella—. Ya he quedado con las chicas para ir por unas cervezas de mantequilla.
Cuando nos marchamos no pude evitar sentir algo de pena por Snape. Ya era algo triste verle trabajar en solitario durante pociones, ahora también debía acostumbrarse a pasear solo a Hogsmeade.
Pero Lily no era la única que se volvía distante con un amigo.
El pequeño Peter había avanzado mucho en transformaciones, lo que sea que haya aprendido en verano con Marlene rindió sus frutos, sin embargo, seguía siendo un desastre en otras materias. Cuando se acercó a ella en la biblioteca para pedir ayuda en herbología, aquella le respondió con una frialdad inusual.
—"Lo siento Peter, estaré ocupada seleccionando una colonia que ayude a perfumarme los dientes".
Aunque no lo quería admitir, la "famosa lista" que había confiscado a Jorkins le había afectado. Se ensañó en cepillarse más de lo debido sus dientes. Y también comenzó a utilizar maquillaje.
A Los cuatro Gryffindors siempre se les veía con aquel pergamino que celosamente guardaban entre ellos, reían cada vez que lo examinaban y siempre procuraban que nadie pillara su contenido. Debía ser demasiado revelador.
—Seguro otra nueva lista, —propuso Marlene-. Es denigrante.
—No le des importancia, —aconsejó Lily-. ¿Qué más da lo que escriban en ella?. Son niñerías.
Pero Marlene no podía evitarlo. Era prefecta, como Remus. Y sabía que estos traían algo con aquel papiro. Algo que Remus, en su rol de Prefecto sólo ayudaba a ocultar.
Pero de todos los cambios que había traído consigo el quinto curso, fue el de Quidditch el que realmente había marcado el punto de inflexión.
James dio unos toques a la pizarra que estaba colgada en la carpa de Gryffindor. Los capas rojas se sentaron en las bancas que estaban frente a la misma, miraban a James como un profesor a punto de dictar la lección. Estaban expectantes de saber cuál sería la nueva estrategia para ir por la copa este año. Yo, sin embargo, aún asignada a remendar los protectores del uniforme, me encontraba en la parte más alejada de la carpa con una pila de espinilleras y coderas aguardando su turno de ser reparadas.
—Cómo sabrán, —dijo el de gafas—, este año tendremos que cambiar nuestras tácticas, y sobre todo mejorar el esquivo de bludgers. No puede repetirse lo que ocurrió en la copa anterior. Antes de hablar de alguna nueva estrategia, quiero que todos afinemos nuestros reflejos. Considero que nos debemos dedicar en este día de práctica solo a ello. Tomen sus escobas y un puñado de balones, vamos a salir al campo a practicar.
Los chicos tomaron sus escobas voladoras, y Brennan nuestro guardián, cargó con un costal de pelotas que arrastró hasta el otro lado de la cortina. Pronto la carpa se vació. Pero como ya era habitual, no me molesté en seguirles. Sabía que mi lugar estaba junto al cepillo, la aguja y los protectores.
—Mary, —llamó James—, quisiera hablar contigo un minuto.
Dejé el cepillo a un lado, pero mantuve la aguja y el hilo flotando, ya que aún reparaban una espinillera.
—James, —Me incorporé de mi asiento, y a continuación me acerqué unos pasos hacia él. Nos sentamos en la banca más próxima.
—No había tenido oportunidad de felicitarte por ese tiro durante el último partido,—me dijo.
—Vaya. ¿Me felicitas?, no lo esperaba, —dije, completamente desconcertada.
—Fue un gran tiro, —reafirmó—. Tienes puntería.
—Gracias, —Respondí.
—Sin embargo, —Añadió—, sabes que algunos de nuestros jugadores se graduaron, y tendré que hacer audiciones.
—Si. —Le escuchaba. En mi cabeza intuía lo que quería decirme y lo que yo, ilusionada, ansiaba escuchar: Por fin, ese ascenso en el equipo.
—En verdad aprecio todo lo que haz echo, sé que en una ocasión te quedaste hasta noche terminando de limpiar las escobas… pero…
Tras aquél "Pero" mi gesto se descompuso y palidecí.
—Tendré que remplazarte, —sentenció.
Quedé muda unos instantes. ¿Había entendido correctamente?
—Espero que no haya resentimientos…
—¿Por qué?, —cuestioné-. ¿Por qué me echas?.
—No tienes el perfil que requieren los Leones Dorados, —se limitó a explicar.
Potter y yo compartíamos curso. Aunque no éramos propiamente amigos íntimos, teníamos un trato cordial. Reía de sus chistes, él en alguna ocasión de los míos. Podía confiar en mí si necesitaba ayuda. Marlene era muy estirada para él, Lily sencillamente lo repelía. Yo era la chica de su grado con la que podía congeniar, mimetizaba con su sentido del humor. Él me había defendido de los Slytherins.
—James… pensaba que… bueno pensaba que éramos amigos. Yo estuve una semana en la enfermería, por llevar a cabo tu jugada.
—No te lo tomes así…
—¿Es porque soy mujer? —Adiviné hablando en un tono duro que no podía controlar-. ¿O por qué "me faltan tetas"?.
—¿Qué? ¿PERO QUE DEMONIOS? …
—Si, Potter, leí la estúpida lista que tú y tus amigos hicieron, —rebelé
El chico, desconcertado, intentó tragar saliva, parecía que aquello no debía haber llegado a manos de ninguna de las eludidas de la lista. Abrió la boca apunto de decir algo, pero no se lo permití.
— Eres un capitán horrible, ¿sabes? —Reproché con fiereza-. Tus pruebas son estúpidas, podrías estar descartando talento valioso. ¿Y a cambio de qué? ¿Unas cuantas risas humillando a tus novatos?. —Hablaba al punto de la histeria-. Y si no lo recuerdas, aun así, las pasé. ¿Ahora me echas sin haberme dado la oportunidad de entrenar?. Si he soportado tu trato humillante es porque sabía que tarde o temprano tendría la posibilidad de demostrar que podía ser una cazadora con buen tino y que tendrías las neuronas de aprovecharlo a favor del equipo; Pero supongo que, en tu consideración, el talento, la disposición y la lealtad es lo de menos si no se mide dos metros. ¿Verdad?
En medio de mi cólera, por fin detonaba el resentimiento que me guardaba tras las horas de desvelo que había pasado limpiando escobas o arreglando los uniformes. Ahora no había cabida para la misericordia, y estaba dispuesta a vomitar todo lo que pensaba.
—Tu estrategia con Slytherin fue RIDÍCULA, POR ESO PERDIMOS LA COPA. —Le acusé. Mi dedo índice golpeó su pecho con una brusquedad intencional—. Ahora puedo ver con total claridad el por qué Lily te desprecia. —Finalicé con crueldad. Sabía que el asunto "Lily" le dolería más que cualquier palabra que hubiera dicho anteriormente.
El capitán apretó ambas cejas. Parecía que algo de mis palabras habían calado en él, James en su estado dolido era probablemente la careta más extraña de ver.
—No te echo por que seas mujer, te echo porque no lograste durar más de dos minutos sobre la escoba, —Aclaró exaltado-. No tienes la condición, ni las herramientas. Mira tú barredora, es obsoleta. Nadie en su sano juicio la usaría ni para barrer.
—Si. Es una Barredora de segunda mano. La única que pudo comprar mi abuela con sus ahorros. Discúlpame por no tener una familia adinerada que me obsequie Cometas Platinum, —repliqué.
—No me voy a disculpar por tener dinero, —me dijo exhibiendo el más cínico de sus gestos.
—No hace falta, todos sabemos que el arrogante Potter nunca se disculpa.
Aquél exhaló aire. Dio media vuelta para salir a entrenar al campo.
—Mary, toma tus cosas, ya puedes abandonar la carpa, —dijo fríamente mientras caminaba hacia la cortina de salida, sin siquiera voltear a verme. Fue a unirse al resto de los jugadores.
Sentí un aguijoneado nudo en la garganta que simplemente tragué, quería evitar a toda costa comenzar a llorar de rabia. No lo había hecho cuando Avery y Mulciber me hechizaron, no lo hice entonces. Miré entre los muchos objetos concernientes al Quidditch dispersos por la carpa. Había una Quaffle desgastada, aquella que usualmente utilizaban para entrenar.
Me quité la capa roja con el león dorado del equipo, ya que era propiedad de la escuela. Tomé mi escoba, la quaffle y salí a paso decidido.
James se encontraba controlando con su varita una serie de balones que expulsaba del costal y enseguida catapultaba las pelotas hacia los miembros del equipo a fin de que aquellos las esquivaran.
Le miré desde las gradas y le grité.
—¡Potter!
Aquél volteó. Estrellé la Quaffle directo a su cara. No logró esquivarla con la habilidad que presumía. De hecho, el golpe fue tan certero que vi cómo le salieron volando las gafas y le había roto la nariz. Se tambaleó sobre sus piernas mientras de sus fosas nasales escurría la sangre. El encantamiento que hacía a las pelotas levitar cesó de pronto, todas cayeron como lluvia hacia el suelo. Los miembros del equipo se apresuraron a socorrer a James. Yo me marché.
Al día siguiente mi apodo de "lanzadora" se había escalonado a otro nivel. Había lanzado la Quaffle a James Potter y le había dado directo en su cara, algo que Emma Vanity nunca había logrado acertar, pese a los múltiples partidos de Quidditch en los que se habían enfrentado. Le había roto la nariz a James, algo que ni en sus mejores sueños, Snape había logrado. Me había enfrentado al cabecilla de Gryffindor, algo que ni Caradoc, ni Mulciber, ni Avery tenían los pantalones de llevar a cabo. Bertha Jorkins llegó a decir que había sido una venganza por la grotesca opinión que éste dejó en la lista sobre mis senos; Otros más decían que lo había hecho por petición de Lily, incluso hay quien dijo que de Snape. Rumores iban y venían. Pero algo provocó en los corbata-verdes que ese día me considerarán "un poco menos muggle".
—Es una lástima que no seas Slytherin, —me comentó Emma Vanity—. Yo jamás tendría la insensatez de sacarte de mi equipo.
—Gracias. —Le respondí a la rubia con total desconcierto.
Recibir un comentario amigable de un slytherin había sido tan reconfortante como recibir un apretón de manos de un dementor. Era bizarro, incómodo, pero a fin de cuentas "apoderaba el alma" (como decía mi abuela).
Me uní a la mesa junto a Marlene y Lily, para desayunar.
—¿Porque tienes esa cara Marlene? —Pregunté a mi amiga, que intentaba desesperadamente amortiguar una carcajada.
No pudo contenerla. Desahogó su risotada.
—¿Qué te causa tanta risa? —Preguntó Lily Evans.
—¿Adivinen qué le acabo de confiscar a Peter? —Preguntó con la más triunfal de sus muecas.
Lily y yo intercambiamos una mirada. ¿Qué podía ser?.
Ella sacó un papiro de su túnica. Y lo posó en la mesa cómo si de un trofeo se tratara.
Era nada más y nada menos que el misterioso pergamino de "Lunático, Cola gusano, Canuto y Cornamenta".
Ahora si, ahí está el mapa del merodiador. En el capítulo nueve veremos más de ese grandioso pergamino.
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valla ke es grandioso el mapita! y ke gran utilidad le encontró su real eredero por ke legítimamente es de harri y de nadie mas
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