contaré una anécdota, que realmente es una vergüenza pero de esas vergüenzas, de esas que de solo recordarlas hacen que uno sienta ese deseo de decir, hermosa tierra, querida tierra, estimadísima tiera, adorada tierra, linda tierra trágame, trágame pero ya, has que me desmaterialice en el aire, o lo que sea!
se que sonará algo surrealista, pero nel eso fue lo que me pasó.
Un día stábamos unos amigos y yo normal, tomándonos unas politas, chelas, o como les digan en su país a las cerbezas.
Total que yo ya andaba medio prendo, no tanto como para decirse que estaba en una de esas que son francamente orrorosas, pero si estaba tomado, y vastante para ser honesto.
Ese día al intentar salir del bar, ues nos paramos de las sillas, y yo con una mano me puse a tantear buscando mi bastón que había dejado apoyado contra la pared, cuando en medio de esas, voy y zas... le pongo la mano (y no es broma) en todas las joyas de la familia a uno de mis amigos.
Créanme, la vergüenza ese día fue monumental, las burlas no se hicieron esperar ya que eran compas de la universidad, y ustedes saven que la gente que ve tiende a exagerar mucho este tipo de situaciones, y a burlarse de uno por ello a cada rato. Ahora si es así con un chico que toca a una chica, imagínense como fueron no ya los días, ni las semanas siguientes, sino los meses que quedaban para terminar semestre, en los cuales los apodos, motes o sobrenombres no se hicieron esperar, tales como laisa, loca, ETC ETC ETC.
Eso sinceramente me dejó bien marcado, porque esque esa es una de las cosas que no se olvidan en la universidad, y cuando nos ponemos a recochar entre amigos, siempre sale ese tema a colación, no falta el que por cualquier cosa lo mencione, y de hecho ubo un momento en que se pasó de la raya, de burla a bromas pesadas, y de ahí a un auténtico acoso, que por fortuna, con el tiempo fue decreciendo.