Una mujer va con el doctor, pero tenía los ánimos por los suelos.
—Doctor: ¡Chingue a su madre la vida!...
—¿Qué tiene, señora Domínguez?
—Ya no quiero seguir viviendo doctor. ¿Dónde queda el corazón?
—¡De ninguna manera señora! no voy a permitir que se haga daño.
—¡No me importa doctor, yo me voy a dar un plomazo. Si usted no me dice: busco otra forma.
—Está bien señora, solo ruego a Dios que no cometa una idiotez.
El corazón se encuentra exactamente atrás del pesón del seno hizquierdo…
La señora luego luego sale corriendo, y a la mañana siguiente resive una llamada:
—¿Con quién hablo?
—Habla el señor Domínguez...
—¿Qué pasó señor? (Preguntaba el doctor todo preocupado)
—¿Qué le dijo a mi esposa? Se tiró un balazo en la rodilla izquierda.
Un mes más tarde: este doctor resive a una monja de aproximados 25 años de edad, pero tenía un hipo terrible.
—Recuéstece en la camilla por favor hermana, voy a revisarla.
—Claro doctor.
El médico revisa a la religiosa con hipo, obvio como el profesional que es, y le dice:
—¡Felicidades hermana! está envarasada, y al parecer tiene 2 semanas...
De pronto la monja sale corriendo despavorida del consultorio, y al día siguiente resive otra llamada...
—¿Con quién hablo?
—Habla la madre superiora, doc.
¿Qué pasó con la religiosa que le mandé por lo de su hipo?
—Qué bueno que pregunta madre, porque salió corriendo despavorida. ¿Se le quitó el hipo?
—Sí padre, pero no sé qué le dijo, porque a las 2 horas que llegó: encontramos al señor cura colgando del campanario.