11851. luzbel,
me expreso de nuevo. fñaskd.
—¿Quién eres?
—Ya lo sabes, Carzo.
—Quiero oírtelo decir.
Un concierto de rugidos respondió al exorcista, que se había quedado petrificado. Los alaridos de los posesos de Camano, que, atados a su cama, gritaban su nombre para atraerlo hacia ellos. En medio de ese mar de gritos, el exorcista captó voces que pronunciaban en latín, en hebreo y en árabe los nombres de los demonios de las tres religiones del Libro. Acto seguido, los viejos exorcistas dormidos en los bancos del parque levantaron la cabeza y otras voces que Carzo conocía perfectamente salieron de sus labios inmóviles:
—Mi nombre es Ganesh.
—Yo soy el Viajero.
—Loki, Mastema, Abrahel y Alrinach.
—Yo soy Adramelech, gran canciller de los Infiernos.
—Adag narod abaddon! ¡Yo soy el Destructor!
—Yo soy Astaroth, ¿te acuerdas de mí, Carzo?
—Belial, yo soy Belial.
—Mi nombre es Legión.
—Nosotros somos Alu, Mutu y Humtaba.
—Y nosotros somos Set, Lucifer, Mammon, Belcebú y Leviatán.
—Azazel, Asmoug, Ahrimán, Durga, Tiamat y Kingu. Estamos aquí. Todos estamos aquí.
Después de bajar la barbilla hacia el pecho, pareció que los ancianos sacerdotes se dormían de nuevo. Entonces sonó un «clic» en la línea. Carzo se disponía a colgar cuando observó que el cielo se cubría de extrañas nubes negras y que las palomas a las que había estado dando de comer hacía unos minutos eran ahora cientos, diseminadas sobre la hierba y los árboles del parque. Un ejército de aves silenciosas que soltaban excrementos y batían furiosamente las alas, rodeándolo poco a poco.
~msgScore~: +0